Marina y Úrsula, las dos GT-22 de Ferrocentral, planearon salir de viaje. Todo empezó un jueves por la noche cuando ambas quedaron solas en el Patio de Retiro Mitre.
Úrsula.- ¿Qué haremos mañana Marina?
Marina.- Lo mismo de siempre: salir de viaje ¿Se te ocurre algo nuevo de distinto?
Úrsula (se queja).- Sí... mira, te confieso que estoy harta de esta gente..., no hagas esto, ojito con lo otro o... la amenaza de siempre: el soplete ¡No soy libre en ningún rincón!
Marina.- Ah, eso es común, pero a los empleados en vez de pasarlos por el soplete, les meten el palo en el culo con el cuento del despido...
Úrsula.- Precisamente por eso Marina, los tiempos de bonanzas acabaron. Ahora te castigan por no cumplir.
Marina.- Y ya que te quejas tanto Úrsula... vuelvo a la misma pregunta ¿qué se te ocurre al respecto?
Úrsula (amenaza a Marina).- Te la diré, pero si me deschavas, yo tomo el mando del soplete ¿entendiste nena?
Marina (Queda por unos minutos mirando a Úrsula).- Pensé que éramos hermanas y no enemigas... en fin, vamos.
Úrsula.- Mira, de acá hay que salir urgente antes de que salga el sol, nadie de acá debe saber que vamos a Mar del Plata... sol, playas, mar...
Cuando Úrsula y Marina calcularon que la vigilancia ya había hecho la recorrida por la instalación, aprovecharon para marcharse.
En la segunda recorrida de vigilancia, advirtieron a la empresa y a la policía la desaparición de Marina y Úrsula.
Luego de dar vueltas toda la noche, Marina y Úrsula pararon en el Patio de Plaza Constitución. Allí les hacía compañía Temperley.
Temperley (a Marina).- Opa! ¿De visita por acá?
Por detrás saltó Úrsula (amenaza a Temperley).- ¡Nos deschavas y sos un montón de fierros! ¡¿Entendiste?!
Ante la amenaza, Temperley se va a Escalada (se queja).- Ni en mi propia casa soy bienvenida (se va).
Entre tanto, la policía y los directivos de la empresa buscaban a las locomotoras. Obtuvieron un dato clave: habían estado en el Patio de Plaza Constitución y habían partido con destino a Mar del Plata. Para eso, montaron varios operativos en la vía con el objetivo de detenerlas, hasta que finalmente las identificaron en estación Escalada.
Allí, Marina y Úrsula intentaron escaparse pero lograron detenerlas.
En el interior de los talleres, Temperley escuchó el ruido exterior y salió para mediar.- Señores directivos, concedo el beneficio del perdón sin rencores a Úrsula por la grave amenaza, pero ustedes sepan darles una nueva oportunidad, porque requieren una cuotita de compañía, ternura y cariño... entiéndanlas, lo que hicieron solo fue una mera travesura.
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