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miércoles, 2 de enero de 2008

Cuentos de Alcoba 2007 IV: Solo una travesura

Marina y Úrsula, las dos GT-22 de Ferrocentral, planearon salir de viaje. Todo empezó un jueves por la noche cuando ambas quedaron solas en el Patio de Retiro Mitre.

Úrsula.- ¿Qué haremos mañana Marina?

Marina.- Lo mismo de siempre: salir de viaje ¿Se te ocurre algo nuevo de distinto?

Úrsula (se queja).- Sí... mira, te confieso que estoy harta de esta gente..., no hagas esto, ojito con lo otro o... la amenaza de siempre: el soplete ¡No soy libre en ningún rincón!

Marina.- Ah, eso es común, pero a los empleados en vez de pasarlos por el soplete, les meten el palo en el culo con el cuento del despido...

Úrsula.- Precisamente por eso Marina, los tiempos de bonanzas acabaron. Ahora te castigan por no cumplir.

Marina.- Y ya que te quejas tanto Úrsula... vuelvo a la misma pregunta ¿qué se te ocurre al respecto?

Úrsula (amenaza a Marina).- Te la diré, pero si me deschavas, yo tomo el mando del soplete ¿entendiste nena?

Marina (Queda por unos minutos mirando a Úrsula).- Pensé que éramos hermanas y no enemigas... en fin, vamos.

Úrsula.- Mira, de acá hay que salir urgente antes de que salga el sol, nadie de acá debe saber que vamos a Mar del Plata... sol, playas, mar...

Cuando Úrsula y Marina calcularon que la vigilancia ya había hecho la recorrida por la instalación, aprovecharon para marcharse.

En la segunda recorrida de vigilancia, advirtieron a la empresa y a la policía la desaparición de Marina y Úrsula.

Luego de dar vueltas toda la noche, Marina y Úrsula pararon en el Patio de Plaza Constitución. Allí les hacía compañía Temperley.

Temperley (a Marina).- Opa! ¿De visita por acá?

Por detrás saltó Úrsula (amenaza a Temperley).- ¡Nos deschavas y sos un montón de fierros! ¡¿Entendiste?!

Ante la amenaza, Temperley se va a Escalada (se queja).- Ni en mi propia casa soy bienvenida (se va).

Entre tanto, la policía y los directivos de la empresa buscaban a las locomotoras. Obtuvieron un dato clave: habían estado en el Patio de Plaza Constitución y habían partido con destino a Mar del Plata. Para eso, montaron varios operativos en la vía con el objetivo de detenerlas, hasta que finalmente las identificaron en estación Escalada.

Allí, Marina y Úrsula intentaron escaparse pero lograron detenerlas.

En el interior de los talleres, Temperley escuchó el ruido exterior y salió para mediar.- Señores directivos, concedo el beneficio del perdón sin rencores a Úrsula por la grave amenaza, pero ustedes sepan darles una nueva oportunidad, porque requieren una cuotita de compañía, ternura y cariño... entiéndanlas, lo que hicieron solo fue una mera travesura.

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