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jueves, 27 de diciembre de 2007

Avisos al público

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La autora.-

A10.Café Ferroviario X: Ajustes de fin de año

Acto I

Últimamente el tiempo está un poco descontrolado: o llueve, sale el sol, refresca y todo así... porque la vida últimamente va a ritmos muy vertiginosos, demasiado acelerados. Por eso el parate es signo de “descanso” o “mini veraneo”. Y eso le pasó a Lomas.

Menéndez llega a Kilo 4 y la ve a Lomas toda chamuscada “¿¡Qué te pasó vieja!?” – le pregunta.

Lomas la mira con cara de “gajes del oficio” y le responde “Yo estoy bien, nada más que estoy de veraneo, no te preocupes...”

Menéndez le responde “¿Bien? ¿A eso llamás tú estar bien? Si eso es estar bien, mi culo es un florero ¿Se puede saber quién cuerno te prendió fuego?” – pregunta al final.

“Fue un simple accidente, pero ya está” – responde Lomas.

Estaba también Remedios de Escalada pintando acuarelas y al oír la conversación, se le cayó el pincel de la boca y sus ojos se le desorbitaron. “Vaya graffiti ¿no?” – le dice a Lomas.

“No fue nada, solo me tosté un poquitito de más, no precisamente en la playa de MDP” – les dice Lomas.

“Tiene un pedo bien zaino...” – dice Dalceggio.

“¿Por?” – le pregunta Sierra a Dalceggio.

“Pero no te das cuenta de lo chamuscada que está y ella está tan fresca como si nada hubiera pasado” – le responde Dalceggio.

“Noooooooo, el sol te tostó un poquito, pero el foigo hizo el resto” – empieza a hacer cargadas Mardel.

“Meh, si, claro” – contesta Remedios con el pincel en la boca.

“No digan que hasta llamaron a los bomberos voluntarios del lugar por el incendio” – dice Sierra.

“Mirá, sabes que en ese momento, justito se formó una tremenda tormenta que se cayó un diluvio y apagó el fuego... ¡¡Lógico que tuvieron que venir los bomberos!!” – le dice Lomas a Sierra.

“¿Ahora te quedas a viajar por la costa atlántica?” – pregunta Remedios a Lomas.

“Después de la reparación supongo que volveré con EME, por ahora y por desgracia mía” – le responde Lomas.

“Que lástima...” – dice Menéndez.

“¿Por?” – dice Pico, después de oír la conversación.

“Que no se le devolvió la gentileza” – dice Menéndez.

“Ya, ya. ¿A EME, con qué?” – pregunta Sierra.

“Cha, tenemos a la A601, si ellos te incendiaron, lo bueno es devolverles la gentileza del ojo por ojo y diente por diente” – dice Pico.

“¿No tienen otro tema?” – dice Lomas.

“Ah, sí. Altamirano cambió su identidad” – dice Mardel.

“Renovó sus documentos...” – dice Dalceggio.

“Mi comadre que volvió a vía...” – dice Remedios mientras sigue pintando.

“¿Comadre?” – pregunta Sierra.

“Pero si Altamirano y Remedios juntas son dinamita” – le responde Menéndez a Sierra.

“¿Cómo que cambió su identidad?” – pregunta Pico.

“Ella no, pero se la cambiaron por la de Carmen de Patagones” – responde Menéndez.

“La otra vez me dijo que su nuevo la desagradaba, así que me pidió que la llamara por su apodo original: Altamirano” – acota Remedios.

“¿Si le enviamos unos humitos a Altamirano?” – propone Pico.

“Ya va a venir, cuando venga mando aviso” – dice Lomas.

Acto II

Es de noche. Llegó Altamirano de su viaje por Carmen de Patagones. Lomas por el momento sigue allí.

Son las 2 de la madrugada y por fortuna encontró un teléfono. Telefoneó a A920.

L – “Hola”

A920 – “Hi, what’re you?”

L – “Perfecto chabona, aquí de veraneo”

A920 – “Me enteré que te prendiste fuego”

L – “Si, por eso estoy de veraneo”

A920 – “Justo, porque yo me estoy agusanando de estar acá encerrada como preso e’ comesaría”

L – “¿Ves la caja boba?”

A920 – “Algo... porque tomas el perremoto y das vueltas por todo el cable para terminar muriendo en los canales de cable y en fin, boludeces y más boludeces, ninguno se saca ventaja”

L – “Acá las cosas andan bastante moviditas: a mi compañera Altamirano le cambiaron el nombre por Carmen de Patagones, yo con la novedad del incendio, viajes de aquí y de allá... paros y retrasos por el otro...”

A920 – “¿Carmen de Patagones? ¿Al confín de la PBA?”

L – “Exacto. Ni siquiera he podido hablar con ella para comentarios y pormenores de viaje ni nada. Me enteré que estuvo Anamá Ferreira”

A920 – “¿Qué hacía esa ahí? ¿Cholulismo?”

L – “Mmmmm..., tal vez. Que se yo. Sé que en materia institucional hay una baranda espantosa”

A920 – “Metropolitano ¡Adiviné!”

L – “Esos ya son como la grasa y el chicharrón. Me refiero a otras instituciones, como el Ferroclub y la FIAF”

A920 – “Aaaaahhhhhh! Ni enterada boluda. ¿Por qué baranda?”

L – “Uno por Casagrande y el otro por un abogado chorro llamado Noms”

A920 – “Una especie de Montoto e Iglesias, ni un hilito los corta a los dos”

L – “Es que entre gitanos no se adivinan la suerte”

Altamirano se ríe, al igual que A920 del otro lado de la línea.

A920 – “Un brujo”

L – “Maturano: cualquier día le adivina la suerte a los ferroviarios”

A920 – “Te dejo Lomas, el movimiento se está poniendo pesado. ¿Está en silencio allá por 4?”

L – “Si”

A920 – “Que suerte. Adios”

L – “Chau”

“Hola Lomas. No sabía que te habías tostado de más y ahora estás en el Hospital 4” – le dice Altamirano a Lomas.

“Preguntale ese cuento a Remedios, o a cualquiera de las que pernotan las 24 horas aquí” – le contesta Lomas.

“Bueno, me voy a dormir, ¡no jodas con la radio!” – le dice Altamirano.

Acto III

El día despuntó. En Kilo 4 todos duermen. ¿Todos? No, Mansilla salió tempranísimo en busca del periódico para ponerse a tono.

Lomas tuvo una noche de insomnio y está con la cara larga escuchando la radio.

En el patio se juntaron. De a poco fueron llegando y empezó la hora de la lectura. Para ellas la “lectura” es ponerse al día de las noticias, excepto para Mardel que ponerse al día de las noticias es equivalente para luego hacer cargadas a las demás.

Luego de un rato prolongado, empiezan los comentarios. Para romper el hielo, lo hace Altamirano “Yo ni me acuerdo qué día me fui a Carmen de Patagones. Solo sé que estuve en Maldonado...” – relata.

“¡¡¡¡¡No me digas!!!!! Y Bolívar mandó saludos por estos pagos ¿no?” – empieza Mardel con las cargadas.

“Ni pude hablar con ella. Os cuento que es simplemente una montaña de hierros retorcidos abandonada...” – relata Altamirano.

“¿Se puede saber quién la convirtió en eso?” – pregunta Remedios.

“Eeeeehhhh... Mmmmmmm... preguntale a los chicos de la Amalita Fortabat” – responde Pico.

“Ah bueno” – concluye Remedios.

“Como decía, estuve en Maldonado y allí me pusieron cero ka eme, hasta me cambiaron mi nombre por el de Carmen de Patagones, yo no me hago drama, porque sé que entre nosotras nos entendemos, ustedes me van a seguir llamando Altamirano ¿verdad?” – prosigue su relato Altamirano.

“Claro, claro. Pero externamente te van a llamar Carmen de Patagones” – le dice Sierra.

“Esta es Carmen de Patagones porque sus patas son demasiado grandes” – continua cargándola Mardel a Altamirano.

“Que lástima que no sos un vagón, porque te pondría de nombre Patagonia” – retruca Altamirano a Mardel.

“Altamirano, no empieces la mañana enojándote por los chistes, no te das cuenta que esta no es la Tierra, es la nube de Úbeda” – sigue con los chistes Mardel.

“Si Mardel se juntara con Pergolini, juntos son dinamita” – dice Lomas.

“Vuelvo al relato. Resulta que los muchachos bonaerenses planificaron todo pero solo una parte salió bien, porque como todo acontecimiento de estos, algo siempre falla: horarios” – relata Altamirano.

“Cuando no. Es para no perder la costumbre...” – dice Dalceggio.

“Bueno, salimos 6 y pico de la mañana y llegamos a la hora cualquiera. Anduvimos haciendo paradas por todas partes...” – cuenta Altamirano.

“¿Qué quieren? Un acontecimiento de estos el público lo recibe con bombos, platillos y pañuelos de seda y papel” – dice Sierra.

“Oigan: está aburrido el relato ¿no? – comenta Menéndez – yo me estoy durmiendo”

“Ya, ya Menéndez, ahora viene lo mejor. Tras que llegamos a las perdidas, miremos los personajes que estuvieron” – dice Altamirano.

“Si, si. Políticos infaltables” – sugiere Remedios.

“Es una torta chicas: Aníbal Fernández, Haroldo no se cuanto, un tal Daniel que se dice ser interventor de la Ferrobaires... pero a este postre le falta la frutilla” – se la toma con soda Altamirano.

“Salud por eso” – dice Cañuelas mientras toma un vaso de cinzano, ya pasada un poco de revoluciones.

“Ojo que Cañuelas está pasada de revoluciones...” – advierte Dalceggio.

“¿Pa cuando la frutilla de la torta?” – pregunta Pico.

“Les doy pistas: es modelo y conductora de TV” – sugiere Altamirano.

“¡Valeria Maza!” – contesta prontamente Sierra.

“Ay Sierra... ¡¡¡¡Esa sí que vive en la nube de Úbeda!!!!” – dice Menéndez.

“Será de las típicas modelos y conductoras que tienen el cerebro tan hueco como los políticos” – acota Remedios.

“Es prestigiosa y sus iniciales son A y F” – termina Altamirano.

“Ni que fuese Alejandra Pradón, la A combina, P y F son diferentes” – dice Lomas.

“La Rímolo” – grita Sierra.

“Salud por eso” – dice Cañuelas con una curda bien zaina.

“Me voy a tomar alguna de esas pastillas Rímolo a ver si por ahí yo también no cago fuego” – dice Pico.

“Chicas: ¡qué manera de decir pelotudeces!” – exclama Altamirano.

“¡Yo todavía no tengo la bola de cristal boluda!” – le retruca Dalceggio a Altamirano.

“¿Se puede saber quién diablos es la frutilla de torta?” – pregunta impaciente Lomas.

“Anamá Ferreira” – da la respuesta Altamirano.

“Ya veo... fue el angelito de la torta. Solo que esta torta afeaba la fiesta ferroviaria, el público la embellecía” – dice Cañuelas con un pedo zaino.

“Sí, claro, como el alcohol a tí” – le dice Mardel a Cañuelas.

“Salud” – dijeron todas.

Acto IV

G601 da vueltas por Lynch. Como tiene pocas de su logia para charlar, le tira papas y piedras con mensajes a sus compinches del otro lado de la vía, a Yatay y Monte Caseros. Es que cuando se apaga la luz, es el mejor horario para salir.

Es la medianoche. G601 se escabullió por la vía tercera de la Gral. Paz y penetró en los talleres donde abundan las chatarras viejas a restaurar (Si llegan a tiempo).

“Veranito ¿no?” – dice G601.

“Si, si. ¿Piensas ir a la playa, o a las Sierras de Tandil...?” – pregunta Yatay a G601.

“¿Yo? Pienso tomarme un ligero veraneo acá en los galpones de Lynch ¿Ustedes?” – responde y pregunta G601.

“Creo que por ahora tenemos pa largo en este geriátrico” – le responde Monte Caseros.

“Geriátrico Lynch... el lugar a donde los viejitos venimos a terminar y perdurar nuestra existencia” – las carga G601.

“Pero hay otros: Escalada, Haedo, Tolosa... y un largo más” – dice Yatay.

“Si claro. Los ambulantes están toditos pintados ¿verdad?” – dice G601.

“Ojo: acá hay que tener ojos hasta en el culo, mira que aquí está la hinchada de HouseGreat” – le advierte Yatay.

“Te creo, lo sé por los comentarios de 4” – resume G601.

“Cambiando de tema, el Gran Capitán salió al ruedo, lo que no supieron es cómo siguió la novela” – dice Monte Caseros.

“¿Por?” – pregunta Yatay.

“¿Como por? Les fue bastante como el orto, sobre todo al regreso” – le responde G601 a Yatay.

“La cosa viene así: el viernes 21 debía volver a vía, pero casi más queda preso en Baires” – comienza a contar G601.

“¿Qué faltaba? No digas, los detalles de último momento” – dice Monte Caseros.

“Por supuesto, el permiso oficial por 90 días, pero lo hicieron bien rapidito, para que se note la rapidez que hay en este país en la firma de permisos y autorizaciones de corridas de trenes” – relata G601.

“Somos... somos ¡Ferraris!!!” – exclama Yatay.

“¿Fangio o Schumacher?” – acota Monte Caseros.

“Previo a esto, consiguieron por obra del milagro divino...” – continua su relato G601.

“¿Será que la Secretaría de Transporte hizo un ruego desesperado al Altísimo?” – pregunta irónicamente Monte Caseros.

“Algo de eso. Nada más que el Altísimo son Metrovías y ALL que aceptaron ser SOS ante eventualidades inoportunas” – responde G601.

“Cómo no podía ser, si TEA tiene una sola locomotora funcando” – dice Monte Caseros.

“¿Y la de repuesto?” – pregunta Yatay.

“No sé, por ahí está pronta a que se la trague la Tierra” – responde Monte Caseros.

“El día 21, como decía, salió el tren, todo perfecto, al dedillo de la letra como lo indicó ALL, aunque los descarrilos se dejaron entrever, sumado a que no habían hecho los experimentos en Posadas...” – cuenta G601.

“¿Experimentos? ¿Para qué?” – pregunta Monte Caseros.

“Qué se yo. Será para ver que todo este bien, no lo sé bien” – le responde Yatay.

“¡Pro ya tienen boletería!” – dice Monte Caseros.

“Bueno, sigo. 17.30 debía llegar pero llegó 21.30 por esos inconvenientes que se suman en el camino...” – relata G601.

“Claro, claro. Lo mismo con Altamirano y su llegada a Carmen de Patagones” – acota Yatay.

“También piensen que después de semejante tragedia sobre el Gran Capitán, esto merece ser festejado por el público” – dice Monte Caseros.

“Hasta ahí todo pipí cucú. El regreso fue trágico: su viaje finalizó en Concordia por descarrilos. Y a viajar en micro hasta Fede Lacroze” – termina de contar G601.

“Ya lo creo. El tren no tiene la culpa, son los gajes del oficio” – dice Yatay.

“Como Lomas que se tostó de más...” – concluye Monte Caseros.

Acto V

En Kilo 4 estaban practicando un deporte llamado alpedismo. Como no podía ser, Lomas toda chamuscada salió a tomar sol, Remedios a pintar acuarelas, Pico a leer el periódico, Mansilla a escuchar la radio, Karpik y Dalceggio dormían la siesta mientras Mardel escuchaba música.

Justo sonó el teléfono. Dormida lo atendió Karpik “¡¡¡Hey!!! – gritó- Phone colectivo”

“¿Quién carajo molesta a estas horas?” – pregunta dormida Dalceggio.

“¡Monte Caseros!” – gritó Karpik.

Mansilla se vino para ver de qué se trataba la cuestión, Lomas y Pico llegaron más tarde y Dalceggio siguió durmiendo la siesta.

“¿Qué cuentas de nuevo Monte?” – pregunta Karpik.

“¿Yo...? ah, el tema es el entretelón del Gran Capitán” – dice Monte Caseros.

“Che Pico... ¿qué está escuchando Mardel?” – le pregunta Remedios a Pico.

“La petisita culona, de Bersuit” – le contesta Pico.

“Suena buena la canción...” – dice Monte Caseros.

“Pues bien, aquí nos tienes Monte, cuéntanos como siguió la novela” – le dice Mansilla.

“Pues, ustedes saben que el viernes 21 salió el tren regular y sarasa sarará...” – relata Monte Caseros.

Lomas se ríe “ Ja, ja, ja!!!! Sarasa sarará... De pronto se ganó el centro de la cuestión”

“Vos déjate de reír, que nosotras aquí también nos enteramos que te chamuscastes no precisamente con el sol, sino con fuego” – le dice Monte Caseros a Lomas.

“Foigo, foigo, llamen a los bomboiros, necesito un teléfono!!!” – empieza con las cargadas Mardel.

“Lo mejor de esta cuestión es que cualquier día vamos a dir al Luna Park a ver boxeo” – relata Monte Caseros.

“¿Y quien se c... a piñas?” – pregunta Remedios con el pincel en la boca.

“TEA versus ALL. Son rivales” – contesta Monte Caseros.

“Avisá cuando haya pelea en el Luna Park” – dice Mansilla.

“Mejor aclaremos: Neandertal HouseGreat vs Pescarmona, la pelea del año” – hace burla Mardel.

“Lo mejor de todo son todas las boludeces que dijo del tren: primero era que no había habilitación de la AFIP” – relata Monte Caseros.

“AFIP... Órgano Institucional Chupasangre” – dice una tontería Karpik.

“Luego siguió por las llantas de la 7911” – sigue contando Monte Caseros.

“¿Cuál es la huevada que le sigue a las dos primeras?” – pregunta Pico.

“Desaprobación técnica de los coches” – contesta Monte Caseros.

“¿?” – se hacen todas.

“No importa... voy a usar una palabrita, que puede sonar un poco subida de tono, pero al Gran Capitán casi más gana la conchudez de ALL” – dice Mardel.

“Si solo fuese por eso...” dice Pico.

“Por fortuna estaba el Pinguinator con su rebelión aparatosa de hacer rodar a los trenes: y lo logró” – dice Monte Caseros.

“Péguenle un palo en la cabeza a ver si se endereza” – jode Mansilla.

“Claro, claro... ¿Les parece bueno si vamos a ver Apocalipsis?” – propone Monte Caseros.

“¿Cuál Apocalipsis? ¿El de la Biblia?” – pregunta Remedios.

“Remedios, este es Apocalipsis, pero nada más que a esta película la protagonizan los brasileros, son jinetes que huyen despavoridos” – le responde Lomas.

“También sugiero ver otra película” – dice Mardel.

“Ya sé La Fuga” – responde apuradamente Monte Caseros.

“Mirá Monte, en el Geriátrico Lynch vamos a ir a ver a las Baranda” – le responde Lomas.

“¡¡¡Están toditos pintados!!!” – grita Monte Caseros.

“Es otra chicas...” – dice Mardel.

“¿Otra? ¡Nosotras mismas estamos protagonizando una película!” – dice Lomas.

“¿Cómo se llama esta película?” – pregunta Monte Caseros a Lomas.

“Lo que los trenes se llevaron. Dentro de poco el escenario será astronómico” – responde Lomas.

“A lo mejor en el 3010 estaremos en un nuevo planeta llamado Ferrolandia, porque acá ya lo han vaciado” – jode Mardel.

“No la vacíen, quédense acá. Por ahora vamos al compás de esta orquesta globalizada” – dice Mansilla.

“O juremos con gloria morir” – canta Karpik.

“Salud” – dijeron todas.

Acto VI

“¿A que no saben qué piojo resucitó?” – les pregunta Vega a las demás.

“Yo tendría que aprender ese sistema. Es muy bueno” – sugiere Karpik.

“Piojo resucitado... ¿colega nuestro?” – pregunta Lomas.

“Emmm.... Piojo’s resucitioshons...” – se burla Mardel.

“Yo sé, yo sé” – se exalta Pico.

“A ver si es cierto” – le dice Cuenca.

“¡¡¡¡Junín!!!!” – lo anuncia a los cuatro vientos Pico.

“Yo pensé que el piojo resucitado podía ser Montoto... Iglesias, Cirigliano...” – dice a modo de suposición Dalceggio.

“¿Y quién podían esperar que fuera piojo resucitado?” – les pregunta Pico a las demás.

“Ya pasó la naranja para el tren sanitario” – sigue con las ironías Mardel.

“¿Cómo?” – pregunta Pico.

“Ese que dijeron que en 90 días debía volver a la vía y habían pasado 60 y la cosa por el momento era naranja” – aclara Lomas.

“No entiendo... les dieron 3 meses pa’rreglar un tren y en un mes lo hicieron. ¿cómo es el asunto?” – plantea Cuenca.

“Es que las cosas aquí acontecen a la velocidad de la luz. Superamos e hicimos pelota toditas las teorías de Einstein ¿Comprendes Cuenca?” – contesta el planteo de Cuenca con una ironía Mardel.

“Por los comentarios de Peperina, dice que el interior quedó pipí cucú, garaje pa ambulancia, farmacia, en fin, un tren-hospital rodante...” – comenta Vega.

“Por lo menos algo” – dice Lomas.

“¿Qué?” – preguntan todas.

“Al menos no le ganó la desidia” – resume Lomas.

“Y la incompetencia y otras varias cosas irreproducibles...” – concluye Dalceggio.

Acto VII

Bragado se cortó sola del tren y se apartó en la vía lindante al andén que da a la Yuta Ristoranti... “¿Con qué pago el abono? ¿Será con Cana Card...?” – piensa mientras mira cómo salir de allí.

Disimuladamente logró salir y se rajó derechito a Liniers. En un tinglado se juntaron La Chabona RSD 16 8453... Vega venía junto con Menéndez, luego de su paseíto en Retiro.

“Che ¿se acuerdan de la gasificada enjaulada en Palermo?” – les plantea a las demás Menéndez.

“Bah, seguirá enjaulada, como otras allá con la maldita eme” – responde Bragado.

“No, ni ahí. Se movió a la playa Alianza” – responde Menéndez.

“Ya veo, por medio de un SOS, uuuuuuuuuuuuuu!” – se burla Vega.

“No bolú, lo hizo sola y solita” – aclara Menéndez.

“Fue un paseo... desde Santos Lugares a Palermo, para volver a quedar encerrada” – completa el cuento La Chabona.

“Si, más o menos, es así la cuestión” – concluye Menéndez.

“¿Hay un phone?” – pregunta La Chabona.

“Si. ¿A quién vas a llamar?” – le pregunta Vega mientras La Chabona marca.

La charla telefónica...

“¿Sí? ¿Qué haces en el medio de Liniers?” – pregunta Yatay del otro lado de la línea.

“Ah... somos un par de chicas aquí, no, no, me equivoqué, dos pares” – contesta La Chabona.

“¿Qué te anda pasando Chabona?” – pregunta Monte Caseros.

“¿No aconteció nada nuevo allá, los chicos de las Baranda... o por el lado subterráneo...?” – pregunta La Chabona.

“Ah, ya, ya” – responde Monte Caseros.

“Notis... ya sé. Los chicos de Metrovías se acordaron de que era hora de reparar las vías levantadas por la extensión subterránea” – cuenta Yatay.

“Reparación de vías... ¡Qué buen tema!” – dice Vega.

“1, 1 bis y 2” – aclara Monte Caseros.

“¿Buen tema para qué Vega?” – pregunta Yatay.

“Para 4 gil” – le contesta Vega a Yatay.

“Después... han andado reparando estaciones, como Beiró and Company, para quedar bien reclucientes” – sigue relatando Monte Caseros.

“Si quedamos bien en poco, quedemos bien a lo grande” – dice una estupidez Bragado.

“Oigan – pregunta Menéndez - ¿cómo hizo Bragado para decir una tontería así?”

“¿Por?” – pregunta Monte Caseros.

“Porque siempre está depresiva” – responde Menéndez.

“A lo mejor hizo terapia con Lomas y aprendió que a la vida hay que tomársela con soda, que la vida es una jodita y hay que demostrar que somos jodones en serio” – acota Yatay.

“Y después extensiones subterráneas” – dice Monte Caseros.

“Ojo que se hunde BA” – sigue ironizando Bragado.

“Hoy se tomó la pastilla de la ironía” – carga Vega.

“¿Si le damos un psicofármaco?” – pregunta La Chabona.

“No, por favor, que siga tomando la pastilla de la ironía, así dice boludeces con sentido y no la tienes que ver deprimida” – contesta Vega.

“A vosotras no hay una que les venga bien: si estoy depresiva, porque estoy depresiva, si me burlo, porque hago cargadas. No hay una que les venga bien ¡Carajo!” – se exalta Bragado.

“Shhhh! No subas la presión Bragado” – le aconseja Yatay.

“Volviendo. Por el subte A el próximo destino de llegada será Nazca, pasando por Flores, Carabobo y Puán” – relata Monte Caseros.

“Todo muy bueno ¿Yyyy? ¿La línea Hache?” – pregunta impaciente La Chabona.

“Gracias a un acuerdo entre el GCBA y la Nación, los fondos...” – dice Monte Caseros.

“¿La línea Hache?” – interrumpe La Chabona.

“Incluye modernización del sistema de señalización, renovación de la flota...” – relata Monte Caseros.

“¿La línea Hache?” – vuelve a interrumpir La Chabona.

“Che, como jodes con esa línea hache” – le dice Menéndez a La Chabona.

“Por todas esas razones se extenderá la línea A, luego de 90 años...” – sigue diciendo Monte Caseros.

“¿La línea hache?” – vuelve a preguntar por la enésima vez La Chabona.

“¡Como rompés las pelotas con esa línea hache!” – se altera Vega.

“Hazme un favor Monte: contale a esta la línea Hache porque si no la vamos a aguantar con ese versito hasta el día del juicio final” – pide Menéndez.

“Bueno, la línea hache está en licitación para equiparla con todos los chiches” – empieza a contar Yatay.

“Contará con escaleras mecánicas, ascensores, plataformas elevadoras...” – continúa relatando Monte Caseros.

“Gracias” – agradece La Chabona.

“¡Por fin! Pensé que tenía que ponerme migas de pan en las orejas” – dice Bragado.

“Ja, ja, ja, ja!!!” – se ríen todas.

Acto IX: “Ferrolandia” un cuento de Quequén

Había una vez un planeta llamado Tierra donde entre todas las cosas que había, había trenes. En un país llamado Argentina había trenes hasta que un gran agujero negro se los tragó y sigue tragando a los trenes que no tienen utilidad alguna. Entonces se dividieron y cada cual empezó a ir por su lado y para todo, primero la guita. Fue cuando surgieron empresas e ideas de todos lados, los apodos a las locomotoras. Algunas tuvieron muy buen destino, otras se extinguieron... Encima con el cuento de la deuda concluí que más que deuda externa, era astronómica. Y me dí cuenta de que el escenario no era la Tierra, sino otro planeta, pero no el asteroide B 612, sino uno especial, ideado solamente para ferrocarriles. Yo lo llamo Ferrolandia, porque es el único planeta donde los trenes son Made in Argentina, donde el material rodante es el más avejentado de todos, las técnicas las más arcaicas y donde los responsables burócratas viven en una gigantesca nube de pedos que cada tanto trae tifones y hace todo pelota.

Aquí pude ver el inicio de una tragedia, aquella que Lomas llamara “Tragedia Metropolitana” luego de su pasito por ahí. Gran victoria la de Metropolitano y su crisis tractiva, pues de los SOS que pidieron al Roca se volvieron rotos. ¿Será que la línea San Martín está embrujada? No lo sé, pero lo que sí sé es que trae mala suerte porque todos se rompen allí. También he de decir que en este planeta, en especial en esta sección, los plantones son cosa diaria, máxime si he de decir que ni el megacanje ferroviario alcanza para el mantenimiento. También tienen un galpón poblado de locomotoras provenientes de Yanquilandia, que para que no se agusanen tanto, cada tanto las ponen el marcha para ver si alguna vez nos hacemos los giles y las sacamos para que nos salven las papas del fuego...

A esta “Tragedia Metropolitana” he de decir que también cada tanto, por ahí, se incendia la cosa cuando está demasiado recalentada. Eso le pasó a Lomas. Casi se incendia en La Plata pero en Avellaneda no lo pudo eludir.

También he de contar de un tren que corre en este planeta y lo conocen como “Tren Peregrino”. ¿Conocen la peregrinación anual a Luján? Creo que los que hacen esa peregrinación a pata van mejor que los que la hacen a San Nicolás, si tenemos en cuenta el veranito y por ende, viajar en vagones hechos torta y sin baños, pero sumado a ello el largo tiempo de espera más que peregrinación a San Nicolás es una peregrinación a la tortura. ¿Entienden ahora que no solo un viaje a Bolívar puede ser un poco torturoso?

Acto X: El megacanje ferroviario según Elisabetta

Allá en 4 mis hermanas GT’s no quieren entender que más que canje o cambio, es un gran megacanje, que a muchos no nos termina de cerrar. Hasta que un día Quequén dijo lo de la deuda astronómica y me dije que nosotras estamos haciendo la bicicleta financiera. Y sí, menos mal que apareció este pingüino aparatoso del sur, ojo, para los que se dicen ser ingenieros, no tengo apodo, pero me hice uno a base de guerrear en varios frentes, por eso soy Elisabetta, número 7928. Volviendo al tema, Quequén y yo parecemos haber salido de planetas astronómicos, no nos integramos así porque sí pero tampoco somos una logia. Quequén, mi hermana querida y preferida, me habló de un nuevo planeta llamado Ferrolandia, pues también como me dijera, en el 3010 allá nos vamos a ver todos.

Es que mi tarea consiste en su mayor parte de las veces, salvar las papas del fuego: es que por suerte no soy pulpo porque soy locomotora, algo un tanto aparatoso, mecánico, bla. Si no voy a Tandil, ando por Bolívar, también giro en 4 y creo que tuve la sensación de que me fui a Junín por desperfectos en La Chabona. Es que este megacanje es gratis, no se garpa un sope porque ahí todos son la misma cosa. Donde no es la misma cosa es atravesar corredores. Primero, como me dijera Quequén, primero la guita. Y es cierto. Para pasar hay que garpar, sino te quedas en BA. No lo entiendo, si todo es del estado, solo la administración es privada ¿porqué se ha de garpar para transitar por esas vías? Es que por ahí a estos muchachos no les alcanza con la guita recaudada con el transporte de cargas que hacen y como a cambio de ese megacanje que reciben de los pasajeros, deberían arreglar los ramales pro eso es como pedir peras al olmo. Una cosa similar Bolívar con Ferrosur y FEPSA, se tiran con la pelota y la PeBeA termina siendo la bolú que pone la ganza y arregla el ramal (Chicos... ¡sáquense la careta!). Pero lo más ilógico es que están recibiendo una guita extra del estado argentino para no sé qué, pienso que es para abultar bolsillos. Luego cuando uno se entera de este tipo de corrupciones se agarra los pelos de la cabeza pero menos mal que tenemos memoria y sentido común, otros son redondos como el orto de la olla.

Epa! Opa que me olvido también de las imposiciones. A las empresas de cargas les debemos ese invento llamado Navegador Satelital, muy bueno para integrar este megacanje pero lo malo de esto son esos asquerosos FCR, unos coche furgón que ocupan espacio con unas coloraciones que si fueran a desfilar a un carnaval marplatense se llevan todos los premios (¡Tután Kamón se vería más natural!).

Aaaaahhhhh! Y cuando no nuestros empresarios que se dicen ser ingenieros nos dan dolores de cabeza. Ya sé que no son terrícolas, provienen del Planeta de los Cínicos, así me dijo un día Quequén. Son Cínicos, prometen todo y hacen lo que se les da la gana, cumplen si se les ocurre, o cuando creen conveniente y bueno acordarse de hacerlo, con las multas limpian los baños mugrosos de la estación Constitución (No los de subte, los otros digo!), reciben guita a lo pavote y resulta que luego se la llevan a Caimán. El resultado de este megacanje no puede ser más que el berretismo. Qué extremo es este berretismo que hasta hay que canjear las locomotoras. Como le pasó a mi hermana Lomas, que no pudo huir a la tragedia metropolitana de quedar quemada de recalentada que estaba. Es, como me dijo mi hermana Quequén, las cosas se incendian cuando por ahí están recalentadas. También cómo será que hay tantos dedillos en el laterío que el leasing está trayendo dolores de cabeza. Si al berretismo hemos de sumar esa maldita mentalidad del sapito tragavueltos el resultado de esta suma son esa sarta (Tanda es poco) de chicas colegas mías y de todas nosotras encerradas por el castigo de la justicia y por esas causas que he mencionado antes. Fabuloso el megacanje ¿no?

Y bue’, que vamos a hacer, si también he de contar que he visto una nueva sección en estos trenes: la de delitos complejos, porque hay personajes que tienen por habitación una celda y al lado otra habitación que almacena su expediente, no por buena conducta, pensando todo lo opuesto... Algo similar como lo que pasó con 9039, nada más que ella tiene los baños llenos por el inmenso prontuario que arrastra, pero para andar impune solamente se necesita tener un tentáculo salvador y vivir en una nube de pedos. Luego nos tiramos de los pelos del resto del cuerpo porque las cuentas no nos cierran, pues no se olviden de los culpables.

Yo sé también que hay gente muy noble, que hace de nosotras la mejor perfección posible, pero a veces esa gente noble termina siendo tal igual o peor que los que se dicen ser ingenieros. No todas mis colegas que perduran en Escalada o en Lynch la pasan bien. Es que ya me dieron entradas para ir a ver a las Baranda, están todos pintados, hacen lo que quieren, cuando quieren y se les canta. Remedios me prestó su CD y es increíble, cede ante todo. Eso sí, como me dijera Quequén algún día “Más vale perderlos que encontrarlos”.

A9.Café Ferroviario IX: Los pensamientos de Mecánico R. Karpik

Aaahhhh! Lo que es vivir en la Argentina, más si tengo en cuenta que estamos en el siglo XXI, donde algunos colegas me cuentan de proezas, avances, y mucha tecnología, yo acabo en el pensamiento que en mi país aún no pasamos de la Edad de Piedra. Es que aún la estamos tallando y no nos hemos dado cuenta todavía (O no queremos) aprender que la piedra puede ser pulida. Mientras en otras partes a los cambios de vía los activan con control remoto, acá seguimos en la era del chabón colgado del estribo de algún tren que se larga a hacerlo manualmente. He visto que en otros países hay trenes que tienen dos pisos, mientras que los nuestros solo tienen uno y gracias, más si tenemos en cuenta que muchos ramales por donde circulan no han pasado más allá de la era del tallado: es que ni tampoco procuran cambiar la técnica. Sé que en otros países para cambiar las vías usan el sistema de colocar la vía prearmada, el operario solo se ocupa de hacer las uniones, aquí aún seguimos en la era de colocar las vías a base de fuerza humana. Mientras vemos que en Japón los trenes viajan a 400 km/h, aquí con fortuna superan los 160 (Si los superan...). O por ahí veo que en los países del primer mundo los ramales son cuidados como chiche y toda la tecnología, acá solamente les pegamos un vistazo y los arreglos son por arriba, con herramientas tal vez un tanto arcaicas. Pregunto ¿avanzaremos al Neolítico algún día? Creo que somos demasiado arcaicos. Ahora, si uno compara los trenes argentinos con los trenes de África (Alguno perdido por ahí) o los de Asia (Los del tercer-cuarto mundo), para ciertos países, nosotros somos de la Edad Contemporánea.

Miguel de Cervantes Saavedra escribió esa magistral obra llamada “Don Quijote de la Mancha”. Y dió en la tecla para describir a los personajes – actores de su época y en su escenario. Puso a Quijote como un flacucho, alto, un tipo que vivía en el pasado peleando contra los molinos de viento, a Sancho Panza le quedaba el rol de ser un parásito y la esposa de Quijote, Dulcinea, que siempre vivió a la espera de que caiga algo de Dios. Más allá del escenario español, acá también les aseguro que tengo una versión del Quijote: en este caso Quijote vendría a ser ese Riojano que siempre sueña con su regreso triunfal y vive en el pasado del 1 a 1, el gordo Sancho Panza vendría a ser un collage de varios: J. Tizado, Iglesias, Montoto, Roteque Maccarone y tantos... tantos que dan calambres mencionarlos. Pero nos queda uno: la Dulcinea. Dulcinea encarna a todos los que se prendieron de las promesas del Riojano, pero que a lo mejor pensaron que el salvador no era Dios, sino el siguiente de turno (Me refiero a la Radicheta). Y así nos fue.

Hace unos años salió en cartelera una película llamada “Todos los perros van al cielo”. Yo les digo algo, acá tenemos una versión de esa película, pero a la manera ferroviaria. Así que consulté con mis compañeras y colegas y a esta película la titulamos como “Todos los trenes van al cielo”. Y sí, nuestro éxodo al cielo empezó en 1990: un decreto recortó servicios a todas partes. Hubo que aceptarlo, venía de arriba. Pero lo que no advirtieron (O se hicieron los osos) es que la racionalización era un regalito para los argentinos, de la parte del Riojano, sin saber que el moño del regalo lo formaban los Vaqueros del Norte. Volviendo al tema, ese decreto de 1990 dejó a los trenes en estado vegetativo. Así pasaron tres largos años, padeciendo, algunos se fueron al cielo en ese lapso: es porque algunos pasaron a ser proveedores de repuestos para sus mismos colegas. Y llegó el día de la tragedia: el 10 de marzo de 1993 los trenes definitivamente se fueron en masa al cielo, en silencio, para llorar desde arriba y esperar que abajo las cosas se mejoraran...

Yo me considero re afortunada: por lo menos no me tocó irme al cielo, por eso cuento el cuento.

Yo les hago una pregunta ¿recuerdan a Aladino, la lámpara mágica y su alfombra que volaba por todas partes? Para los chicos es una gran fantasía. Fuera de eso, no es una fantasía, es una realidad. Conozco a varios aladinos y varias alfombras mágicas que vuelan por todas partes. El Aladino más famoso es Montoto: tiene por supuesto una alfombra mágica, pero nada más que ésta es verde, tiene la cara de George Washington y la Casa Blanca, su lámpara es una caja fuerte, los humitos que despide son de color verde.

¿Quién no visitó alguna iglesia alguna vez? En mi vida he visitado iglesias y a patadas... pero ésta era la peor de todas. Iglesias tenía 3 iglesias: en Belgrano Sur, en San Martín y en el Roca. Pero supe que le habían puesto las manos encima: lo habían encerrado. Dicen que las iglesias son nobles, pero estas eran de lo peor, así que sus Iglesias se convirtieron en una especie de Delitos Complejos, una subdivisión de la PFA instalada en Metropolitano.

Me encanta escuchar música. Pues es cultura, dicen. Yo conozco un grupito de músicos mejor que las Bandana y los Mambrú: a estos los llaman Baranda. Éste grupito se hallá en un lugar donde muchos colegas míos se salvaron del soplete: el Ferroclub Argentino. Primero, porque hay algo que huele muy mal en materia directiva en esa institución. Segundo, su presidente es el líder del grupito. Tercero, es peor que Barrionuevo: tiene barrabrava propia, se halla en Lynch. No hay problema, mientras los socios se pelean, hagamos el humor por el otro lado. Esos, llamados Comisión Directiva, son las Baranda: son adolescentes, adolecen de cualquier capacidad, y, por ende, como son adolescentes, hacen lo que se les canta. Tienen CD propio: CeDe ante todo, el IGJ, la CNRT, el ONABE, TEA... En mi cuarto tengo su poster: están todos pintados, me lo vendieron en la sede Remedios de Escalada, pero te lo venden en todas las sedes del Ferroclub, especialmente en Haedo, Lynch y Alianza. Una vez que fui a Escalada, una de mis colegas me preguntó si no se podía hacer de nuevo el casting.

¿Entienden ahora que en todos los rubros hay semejanzas? Lo último que nos faltaría por hacer es la versión de Los Picapiedras, porque eso lo tenemos muy bien domado. Y el final a este arcaísmo no se lo vemos nunca.