Te lleva unos segundos firmar este petitorio

miércoles, 2 de enero de 2008

Los trenes que nos alimentan II: Si de ferroviarios se trata...

En Mar del Plata, unos ferroviarios se subieron al escenario en el teatro Enrique Carreras para ejecutar un guión a cargo y dirigido por un aficionado. Esa noche que hicieron el debut, entre el público presente, había algunos personajes relacionados con el ámbito ferroviario, uno de ellos, Omar Maturano.

Pepe, el maquinista, decía: “Lo fui a ver a Josesito Dondemepongo, el presidente del Belgrano Carguero, que se había reunido con Huguito Noyamo, este de los mionqueros, por el asunto de llevar la carga desde Resistencia hasta Rosario”

Carlos, el capataz de vía y obra, deja su trago sobre el mostrador, y un poco ebrio, asintió: “Si Don Josesito, demore un poco la bajada que acá abajo tengo unos problemitas con la Ariadna, que está por pegar el sorpasso y sacude la carga por los talleres de Boulogne... aguantame hasta el jueves primero...”.

Valentín, el guarda, suma billetes y contesta: “Ya es tarde compañeros... no nos aflijamos que de acá dentro de este bar, no vamos a traspasar los terraplenes con estos comentarios estúpidos”.

“Pero compañeros – insistió Pepe – me corrí a todos los rincones. Ustedes verán, cuando ví el quilombo de Josesito, inmediatamente desde Retiro, la Ariadna me ensartó está porquería que usan en deportes olímpicos. Me salvé por un pelito pero los vecinos del San Martín hacían pintadas en los coches nuevitos a estrenar”.

“¿Por qué no vas a pintar la pared de la casa de tu hermana?” – pregunto a uno de los del aerosol” – seguía Pepe.

“Porque si escribo en casa el Sultán me estrola...” – me contestó el chabón del aerosol – “Soy guardatren pero el turro del Sultán se quedó con unos vueltos”.

“Hablando de todo eso, en Retiro casi más me ataca la Tía Vicenta... perdón, el cromosoma este de Gago, le hice el planteo de los servicios pésimos y casi más de cuelga de una palmera... y termino a los saltitos, como un reverendo boludo, siempre piso el palito y termino haciendo la banana” – relató Valentín.

Por último, se sumó Juan Carlos “Y yo fui a la Iglesia Verde, me atendió con muy buen humor un tipo, pero después supe que era el Payaso Fernandito, el que no corta ni pincha, que ante la pregunta de la falta de limpieza, se llamó al silencio y debí tomarme el primer eléctrico con destino a Ezeiza, me subí al charter con destino a Portugal en busca del material carcacha que vendría al Cono Sur. Entre los pasajeros me topo que estaba el Pingüino, Julito De Vido, los Mellizos Bigotini, el Trezzún éste, Doña Felisa y ésta, la chica Pilates de la Cris. Me miraron como para asesinarme pero dije que iba a laburar al Taller Barreiro, la barrer la mugre portuguesa”.

Los ferroviarios continuaron con la insólita improvisación:

Valentín relata el diálogo de una señora en la sala de preembarque, en Constitución, aguardando subir al marplatense.

“Por el camino de los tuneleros se llegará al Pianellismo”

Ante los comentarios, interviene Joaquín el inspector “Señora, usted de trenes sabe tanto como yo del cromosoma del sapo. ¿No recuerda cuando a la Unidad cuatro por tres queda hecha un churrasco vivo por los servicios? El problema real es que acá, más que los pésimos servicios, son los parásitos de los muchachos que la están haciendo charamusca”

“¿Y ya la demolieron?”

“Primero hay que demoler a los amigos que nos representan, porque esos afanan y a la otra muchachada, porque se creen ser más papistas que el mismo Benedicto XVI”.

Juan, el obrero de vía y obra, con un gesto de resignación, pero muy serio, les pregunta a sus amigos: “¿Por qué todos parecen haber perdido la memoria?”

No hay comentarios: