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miércoles, 2 de enero de 2008

Cuentos de Alcoba 2007 IV: Solo una travesura

Marina y Úrsula, las dos GT-22 de Ferrocentral, planearon salir de viaje. Todo empezó un jueves por la noche cuando ambas quedaron solas en el Patio de Retiro Mitre.

Úrsula.- ¿Qué haremos mañana Marina?

Marina.- Lo mismo de siempre: salir de viaje ¿Se te ocurre algo nuevo de distinto?

Úrsula (se queja).- Sí... mira, te confieso que estoy harta de esta gente..., no hagas esto, ojito con lo otro o... la amenaza de siempre: el soplete ¡No soy libre en ningún rincón!

Marina.- Ah, eso es común, pero a los empleados en vez de pasarlos por el soplete, les meten el palo en el culo con el cuento del despido...

Úrsula.- Precisamente por eso Marina, los tiempos de bonanzas acabaron. Ahora te castigan por no cumplir.

Marina.- Y ya que te quejas tanto Úrsula... vuelvo a la misma pregunta ¿qué se te ocurre al respecto?

Úrsula (amenaza a Marina).- Te la diré, pero si me deschavas, yo tomo el mando del soplete ¿entendiste nena?

Marina (Queda por unos minutos mirando a Úrsula).- Pensé que éramos hermanas y no enemigas... en fin, vamos.

Úrsula.- Mira, de acá hay que salir urgente antes de que salga el sol, nadie de acá debe saber que vamos a Mar del Plata... sol, playas, mar...

Cuando Úrsula y Marina calcularon que la vigilancia ya había hecho la recorrida por la instalación, aprovecharon para marcharse.

En la segunda recorrida de vigilancia, advirtieron a la empresa y a la policía la desaparición de Marina y Úrsula.

Luego de dar vueltas toda la noche, Marina y Úrsula pararon en el Patio de Plaza Constitución. Allí les hacía compañía Temperley.

Temperley (a Marina).- Opa! ¿De visita por acá?

Por detrás saltó Úrsula (amenaza a Temperley).- ¡Nos deschavas y sos un montón de fierros! ¡¿Entendiste?!

Ante la amenaza, Temperley se va a Escalada (se queja).- Ni en mi propia casa soy bienvenida (se va).

Entre tanto, la policía y los directivos de la empresa buscaban a las locomotoras. Obtuvieron un dato clave: habían estado en el Patio de Plaza Constitución y habían partido con destino a Mar del Plata. Para eso, montaron varios operativos en la vía con el objetivo de detenerlas, hasta que finalmente las identificaron en estación Escalada.

Allí, Marina y Úrsula intentaron escaparse pero lograron detenerlas.

En el interior de los talleres, Temperley escuchó el ruido exterior y salió para mediar.- Señores directivos, concedo el beneficio del perdón sin rencores a Úrsula por la grave amenaza, pero ustedes sepan darles una nueva oportunidad, porque requieren una cuotita de compañía, ternura y cariño... entiéndanlas, lo que hicieron solo fue una mera travesura.

Cuentos de Alcoba III: Solo Ida

El tren hacia Bolívar no había pasado aún. Eran las 21.30 en los relojes terrenos cuando alguien en la pieza imprudentemente dejó la ventana abierta y ahí se coló el viento que venía de afuera...

Inocentemente se fue a dormir Miguel. Ese viento de afuera hizo que se agarrara un enfriamiento. Las enfermeras del geriátrico corrieron a ver lo que tenía: tenía temperatura. El médico lo mandó a internar al hospital.

Pasó sus primeras horas en el hospital con oxígeno. Dormido, casi hundido en el límite de la vida y la muerte, Miguel vió las almas embarcarse en un tren.

¿Qué destino tiene ese tren? – preguntó.

Ese tren tiene como parada final el cielo – contesto el amigo de control.

Como si ese sueño hubiera durado una eternidad, en la Tierra velaban por su bienestar. Y volvió de ese sueño aletargador. Como recordando aquel tren, expresó su deseo final.

Horas después se volvió a hundir en el sueño aletargador.

¿Y? ¿Nos acompaña en este viaje? – le dijo un alma.

Pero he de volver... – contesta Miguel.

No, no Miguelito. No – le dijo San Pedro, abrió su libro gordo e hizo unas anotaciones – Acá tienes tu pasaje para embarcarte en este próximo tren que está por partir.

¿Qué? – preguntó Miguel.

Si don... ahorita son las 14.32, tiene tiempo para estar en la sala de espera pero a las 18.30 parte este tren – le dijo San Pedro y rápido como un rayo lo devolvió a la tierra.

Y despertó nuevamente. Para emitir un montón de sonidos, sin cesar. Pero su salud estaba mal. Solo en un instante, muy breve, alcanzó a decir – Me tomaré el Bolívar a las 23.30.

En esos cinco minutos finales de vida, ignorados, el alma de Miguel tenía las valijas listas.

Y sonaron las campanas. A las 18.30 de los relojes de la Tierra, Miguel partió para embarcarse en el Expreso Celestial. Ante la tristeza de quienes veían que la vida se les iba de las manos, él miraba desde una ventanilla a quienes lo rodeaban. Y se fue invisiblemente para perderse en los abismos de este cielo, para saber que en la estación de destino lo estaba esperando el abogado que lo llevaría para defenderlo ante los pies del Supremo Maestro.

¿Saben cuánto tiempo llevó ese viaje desde la tierra al cielo? – preguntó el Maestro ante los nuevos pasajeros.

Los nuevos pasajeros se miraron unos a otros.

Y el Maestro les dijo – Este viaje duró la milésima de segundos de los relojes de la Tierra. Como verán, casi nada. A la velocidad de un rayo. Y hoy están delante de mí para rendir algunas cuentas...

Miguel le dice a su abogado defensor – Oye... quisiera ver algo más.

Pues lo verás – así le dijo su abogado defensor y lo llevó al sector de los santos azulgrana – A partir de ahora desde aquí verás como los Santos que juegan allá abajo se encargan de que todos nosotros estemos en la cima del campeonato.

Pero quiero saber cómo está mi familia – dijo Miguel y el abogado defensor lo llevó a la tierra.

Ahí tienes – le dijo el abogado defensor.

Mi hija se gana la vida limpiando en la casa de un pintor en San Telmo, mi nieto labura y tiene un sueldo mediano, mi nieta es docente y trabaja por moco y mi yerno... que familia la mía, lo dejo aquí... – dijo y ambos volvieron al cielo.

Cuentos de Alcoba 2007 II: Depósito

Debo confesar que conozco varios aficionados a este medio, pero solo a una parte les conozco sus caras. Pero de esa parte, solo a esa minúscula parte les conozco sus casas, covachas, cuevas, cavernas...

Es típico de los chicos que deseen llamar de algún modo particular a sus casas: el bunker, la guarida... claro, una cosa es llamar al techo y otra es llamar a esa parte de la casa.

Uno de los nombres con los cuales conozco las habitaciones es Contaduría. Me reservo el nombre de quién me lo dijo. Pero no voy a hablar de la contaduría.

Voy a hablar de mi covacha, más específicamente. Mi habitación la llamo Depósito, porque es el receptáculo de todas las porquerías y alguna encomienda perdida por ahí.

Este depósito es subterráneo: basta bajar 20 escalones para abajo, dar la vuelta hacia la izquierda está el depósito. Es posible encontrar un ropero de madera con cajas y porquerías en el techo, cualquier día de tantas porquerías que recibe, le van a llegar hasta el techo. Ante una emergencia, el ropero contiene ropas y hasta el botiquín de primeros auxilios.

El depósito contiene una computadora, aunque sin SEREP, claro, vetusta pero moderna, en fin, sin impresora pero con una banqueta con rueditas. A su lado, una puerta con los incompletos colores de FA 2, manchada, que oficia de cartelera, es el receptáculo de cuanto comentario, foto o figurita se quiera coleccionar. A mi lado tengo una camita con rueditas y una mesita de luz con cosméticos, los que atesora mi vieja.

Después está la biblioteca que carga con dos cajones, uno con basuras netamente y el otro con mis cosas, específicamente, con todo el papelerío para que no se pierda, los estantes llenos de cacharros por donde se los quiera buscar. A su lado, otra biblioteca con tres estantes, uno de ellos con libros y revistas – de este depósito salen más intelectuales que mecánicos, aclaro -, otro estante con más cosméticos, en el de arriba la muñeca boba junto al Martín Fierro, el Valcote y una botellita recargada de gaseosa y arriba de todo, los retratos míos y uno con mis abuelos.

Tengo mi mesita de luz, chota, en fin, pero para el uso que la quiero me sirve, con un velador y un reloj que marca la hora como el diablo. Me acompaña Marianito, el caballito que me regaló un grande. A su lado, mi cama, con el sombrero de San Lorenzo haciéndome compañía, un rosario para darle al Tata las gracias. A los pies tengo la mesa del televisor de mi viejo, con más libros y un equipo de música guardado, y el televisor apoyado arriba.

Después hacía tiempo había rescatado una mesa donde descansó una maceta hace tiempo y espacio, pero ahora gracias a un círculo de cemento, la pinté y tengo una caja, que es mi archivo donde es posible encontrar los archivos dormidos de la extinción de Ferrocarriles Argentinos, una hemeroteca de las revistas Viva y La Nación y papeles en caso de hacer falta borradores.

Para acabar, la repisa donde descansan los adornos, los tirafondos, piedras y una pared donde cuelga el reloj marcador de la destiladora y el palo staff. Si en este depósito hiciera frío, también hay un calentador eléctrico.

No es depósito de ricos, pero no le falta absolutamente nada.

Cuentos de Alcoba 2007 I: Cuestiones de señales

La luz natural del día hace rato se acabó para dar paso a las tinieblas, Mar del Plata se ilumina con todo, como queriendo semejarse a una segunda Buenos Aires, perla del Plata, pero con la diferencia de ser la gran maravilla creada por Patricio Peralta Ramos y Pedro Luro, de aguas limpias donde todos van a bañarse o a tomar sol a sus playas.

Cuando se apaga la luz, en el mar se apiñan los pescadores buscando pique, los edificios de Havanna se anuncian con todo, los paradores y aquellos lugares que viven de la gastronomía, siguen el día. El tránsito no para, el tiempo no para... es posible que por una posibilidad remota el mar se trague una de las peores tormentas o que aparezca la luna para brillar sobre las aguas creando una imagen postal que siempre vale la pena recordar.

Mar del Plata es la misma para quienes viven ahí o para quienes vienen de turismo.

Muchos miran esa perla atlántica por los vehículos que dan vueltas por las carreteras o los aviones que llegan a Camet, solo unos remotamente se atreven a hacer una excursión nocturna a las instalaciones de Ferrobaires. Un clásico pasajero no le interesa para nada, es más, le parece algo netamente absurdo, será que no aprecian que más de una de las cosas que ven son sus elementos de trabajo, pero por desgracia, externamente se ven los ñoquis improductivos, los verdaderos, los del 29, producen algo: llenan la barriga.

Más interesa la vida de este señalero y su novia. Bah, dos auténticos señaleros, pero solo uno es empleado, el otro es ayudante a voluntad. Que lo que sucede es más importante de saber.

Marto hace años se gana la vida trabajando ahí arriba, en la garita de los cambios. Trabaja 12 horas por día e hizo de su lugar de trabajo como si fuera su segunda casa: tiene una cama pequeña, un televisor 14 pulgadas blanco y negro, por cortinas son banderas con las propagandas de agua mineral Villavicencio... baño, calefacción, reloj... cocina, todo. Bueno, es que Marto cuando no está haciendo nada en la noche, apaga la luz y se acuesta a dormir hasta el momento del relevo.

Suena el teléfono – Hola... sí, a Pepe lo dejamos encerrado dos segundos porque tengo que darle vía a Castello que viene con unos 20 minutos de adelanto... ¡soy humano carambolas!!!!... sí! Chau! – cuelga el teléfono y se va a mover las palancas 8, 3, 15 y 7.

Suena la radio – Marto... estoy en ruta 2...

¿Ruta 2?... ¿Volaste en un airplane de las Aerolíneas Argentas?

No tarado...

¿Y entonces...?

Boludo... dale, dame vía que estoy pisando los talones a Mardel...

Aguantame Castello que voy a dejar encerrado a Pepe dos segundos con las bandejas automovileras...

Bueno...

Castello...

Si... dale boludín que estoy en el PAN, te deposito en el suelo el palo staff y sigo viaje si no sales de la guarida...

¡Para chabón! ¡No soy Superman ni Batman en el batimovil!

Corta la radio - ¡Este Castello se cree que voy a la velocidad de la luz...! claro, como él anda a la velocidad de la luz... – Va a habilitar la vía 3 para el ingreso del Expreso del Atlántico y sale disparado como un rayo para tomar el palo staff que trae Castello.

Castello para embromar a Marto, se mando un poco ligerito: - ¡Seguime con esta chica hasta Miramar! – y le sacudió el palo staff, cayo a la distancia.

Marto miró con enojo a Castello - ¡Ya te voy a matar si te metes con los míos!

Castello depositó en vía 3 el tren que acababa de traer. Pepe le pide la radio – Dile al pirucho de Marto que hace cincuenta años estoy encerrado.

Pasa Vanesa y Pepe la llama desde la cabina – Vane! Dile a tu novio que habilite el cambio porque me tiene encerrado.

Vanesa camina hacia el cabín y sube las escaleras. Entra y encuentra a Marto enojado. Sonaba insistente el teléfono, la radio y el celular.

Marto... Marto – insiste Vanesa - ¿Qué pasa?

¿Qué? – pregunta Marto – Dime que tú me amas solo a mí ¿verdad?

Sí... no te cambio por nada... pero abajo me atajo Pepe que me pidió que te dijera que le habilitaras el cambio porque esta encerrado – le contestó.

Marto habilita el cambio y Pepe hace la correspondiente maniobra. Le alcanza el palo staff a Pepe.

Marto... ¿qué diablos he hecho para que estés tan enojado? – desea saber Pepe.

¡¿Qué demonios tengo que contarte a ti corneta!? – contesta mal Marto.

¡No tengo nada que ver con tus amores personales! – le grita Pepe.

Perdón... – se serena - ¿sabes si Castello anda en un enriedo raro?

¿Yo? ¿De Castello? Te acepto tu disculpa pero no he visto nada raro en él... – contesta Pepe.

Marto va a la oficina en tanto que Vanesa queda en el cabín. Sin quererlo, aparece Castello por el cabín – Hola Vanesa.

Vanesa miró con cierta desconfianza a Castello – Hola...

Parece que Marto se consiguió con ayudante de lujo...

Vanesa lo miró de reojo – Perdón...

No... es en serio. Tiene a la chica para una pequeña ayuda ¿no? – insiste Castello.

Diga... ¿a qué viene todo esto? Si se puede saber... – pregunta Vanesa.

Sin constituir ofensas... pero tu novio se mete con mi novia – mete una mentira Castello.

Ah... que bueno, creo que Marto debe estarme metiendo los cuernos con la escoba – tira una indirecta Vanesa.

Va en serio Vanesa...

Lo mío también Castello... yo sé que usted besa las escobas y los escobillones, va a los telos con las baguettes y los consoladores... tal vez quieras que te consiga una cremita... digo... no sé... – sigue tirando indirectas Vanesa.

Yo te aconsejaría que no provoques porque matas a cualquiera de aquí – amenaza Castello.

Justo suena el teléfono. Atiende Vanesa – Hola... sí, te consigo cadete – cuelga.

Castello, tengo una pequeña tarea: lleva esto a la oficina – le entrega un papel Vanesa.

Castello sale del cabín y Vanesa se relaja. Vuelve Marto – Perdona que te deje sola tanto tiempo en el cabín...

Marto... ¿viste ese Castello?

Si...

Haz algo porque esto no termina bien... me tira los galgos – le llora Vanesa a Marto.

Días después, por la noche, se topa con Castello en andén - ¿¡Qué carajo le haces a Vanesa!?

¿Yo? Estás loco... para la mano...

No soy ningún pelotudo Castello... ¿qué estás insinuando con mi novia?

Tu novia estuvo provocándome...

Y yo te voy a provocar – le contestó Marto y ambos se agarraron a trompadas en el andén. Castello quedó desmayado en el medio del andén y Marto se fue al cabín. Efectuó las correspondientes tareas para la llegada y salida de los trenes del momento. Después apagó la luz y se fueron a dormir.

Una noche, Castello se desquitó de Marto de la peor forma: subió al cabín, cerró la puerta y tomó violentamente a Vanesa, tapándole la boca para evitar que pudiera gritar – De esta no te salvas... – le dijo Castello.

A Vanesa le habían quedado las manos libres, tomó un palo que tenía a mano y le golpeó la cabeza. Castello cayó al suelo pero inmediatamente se reincorporó, corrió a Vanesa, hasta que Vanesa abrió una ventana y se descolgó por un palo deslizándose hacia abajo, pero antes de llegar al suelo, tuvo una caída al vacío: se rompió un hombro en la caída.

Marto cuando vió a Vanesa tirada en el suelo pensó que se había matado. Castello mintió diciendo que se había tirado por la ventana por voluntad propia.

Vanesa se repuso en el hospital de la quebradura y en una ausencia de Marto, se encerró en el cabín. Pepe sube al cabín y abre la puerta – Vanesa...

Se dio vuelta violentamente, confundió a Pepe con Castello y con violencia lo empujó haciéndolo rodar por la escalera hasta caer al suelo. Pepe quedó tirado en el andén inmóvil. Vanesa bajó hasta el andén y vió que era Pepe – Pepe... Pepe...

¿Por qué me hiciste esto Vanesa...? – preguntó perdido Pepe.

Pensé que era Castello y no tú... – empieza a llorar Vanesa.

Unos días después, Pepe y Marto se juntaron en el cabín y conversaron a solas:

Marto... algo raro sucede con tu novia – le comenta Pepe.

¿Te pasó algo? – pregunta Marto.

Pienso que Castello algo debe andar haciéndole... pues, los otros días subí hasta el cabín y ella me empujó haciéndome rodar por la escalera hasta el suelo... después se acercó y empezó a llorar...

Castello es buen tipo... no sé...

¿Castello? Me hace pensar que algo raro anda hurgando... pues... creo que cualquier momento si no te la garcha, le pego en el poste.

Ella me mete los cuernos y no cuenta el cuento...

No, al revés: que él llegue a cometer un delito de fuerza mayor.

Pepe tenía razón: Castello hacía todo lo posible para romper la relación entre Marto y Vanesa. Pero recurrió a la violencia física: bajo amenaza, Castello obligó a Vanesa a que mantuviera una relación sentimental. Marto no tardó en saber que Vanesa estaba manteniendo una relación sentimental con Castello. Esa noche se generó una discusión:

Vanesa... ¿por qué haces esto conmigo?

Vanesa le suplico llorando – No lo hago por voluntad propia, no juego a dos puntas... Castello me amenazó con hacerme daño físico si yo no... no mantengo una relación sentimental e íntima con él... estoy cansada de este infierno... lo único que me queda son dos opciones: o sacas del medio a Castello o yo te dejo para siempre.

Marto se sintió entre la espada y la pared. Y ante el aviso de Vanesa, optó por sacar del medio a Castello.

En tanto, Castello agredió físicamente a Vanesa, dejándole la marca de los golpes en todo el cuerpo.

Sin quererlo, una noche, Marto envía a Castello desde el cabín al andén. Debía habilitar vía tres y habilitó la vía dos. Castello queda parado en el andén 2 y Marto espero que se acercara la locomotora.

Cuando lo tuvo a tiro, a escasos centímetros, Marto empujo a Castello haciéndolo caer sobre la vía y la locomotora lo arrastra hacia abajo. Unos metros después frena y de la cabina baja Pepe para ver y se lleva la sorpresa que había matado a su compañero Castello.

Marto... dime que no fui ningún asesino – le rogó Pepe.

No... para nada Pepe... fue un pequeño accidente – contesto Marto.

¿Qué sucedió después? Como Pepe nunca pudo detallar lo sucedido esa noche, todo quedó en un suicidio.

Los trenes que nos alimentan XIV: Tienen la palabra...

Nota: Fantasía

En las eternidades celestiales, saltando de nube en nube, Julio C. Arribas y Marcelo Contreras daban vueltas siguiendo muy de cerca las acontecidas elecciones presidenciales. Apenas conocido el triunfo de Cristina, a ambos les urgió la necesidad de satisfacer algunas dudas.

Julio plantea a Marcelo- Marcelito... nosotros seguimos como las fichitas del dominó

Marcelo (toma a broma el planteo de Julio).- Mmmm... pero ya tenemos a la líder: la Michelle Bachelet, pero acá tenemos al trío Cristina – Lilita – Vilma, que entre las tres podrían protagonizar tranquilamente Las Tres Chifladas.

Julio.- Pero fijate, parece que las chicas vieron que tomar el timón de la Nación está de moda... ¿será que nosotros hicimos las cosas para el carajo?

Marcelo.- Como dice Pigna, conociendo la mentalidad de los políticos argentinos, sumado si se hubieran quedado los ingleses, hubiésemos quedado como la India o la Bangladesh de Sudamérica.

Julio (comenta).- Sea como sea, ganó la Cristina y ahí la tenemos... Después dicen que Menem estuvo unos 10 años, 6 primero y 4 después, dan 10. Kirchner mandó por 4 años y ahora tenemos otro pingüino del mismo corte por otros 4, si hacemos las cosas así... ¿estarán por tiempo indefinido?

Marcelo.- Pero a mí me importa algo más.

Julio.- ¿Qué?

Marcelo.- Qué propuestas tiene las Cris.

Julio.- Miles...

Marcelo.- Ya sé que son miles, pero a mí me importan más las que hacen a nuestro empleo que nos mandó a este divino sitio celestial.

Julio.- Cierto, porque su marido ganó porque prometió trenes a patadas, sería bueno saber si le gustan.

Marcelo.- Más que gustarle, si le interesan (resalta la última palabra).

Julio.- Para eso, sugiero que hagamos un viajecito a la Tierra y entrevistemos a nuestra presi futura, así podemos sacarnos este interrogante.

En una milésima de segundos, Julio y Marcelo hicieron un viaje a la Tierra y aparecieron con sus uniformes de ferroviarios sentados en Plaza de Mayo.

Marcelo.- Bueno Julio, mira, volvimos a la Tierra, y otra vez somos ferroviarios.

Julio.- Sí, que bueno, aunque para todos estamos muertos, no importa, nadie nos va a quitar que vamos a entrevistarnos con la Cris.

Julio y Marcelo se levantan del asiento donde estaban sentados, cruzan la Plaza de Mayo, entreverándose entre el público que la transita, esquivando las vallas de la policía y cruzan la calle. En la garita exhiben sus documentos y caminan rumbo a la entrada de Balcarce 50.

A la puerta, un secretario de Cristina conduce a Julio y a Marcelo hasta el despacho del actual presidente, Néstor Kirchner, en un primer piso. El secretario golpea la puerta – Señora Cristina, aquí se encuentran los señores Arribas y Contreras.

- Hágalos pasar – contesta Cristina.

Julio y Marcelo pasan al despacho presidencial. Se saludan con la actual Primera Dama. Empiezan distendiéndose.

Julio.- Es un placer estar hoy con usted.

Cristina.- Lo mismo digo de ustedes...

Marcelo.- Queremos felicitarla por su victoria, y aparte, usted es la segunda presidenta de Sudamérica, después de Michelle Bachelet en Chile.

Cristina.- Muchísimas gracias. Este triunfo se lo debo a los miles de votantes que depositaron toda su confianza en mí, que creen en la obra de este gobierno y en la venidera.

Julio.- Siempre cuando uno va a asumir de presidente, lo hace con los buenos augurios...

Cristina rie.

Marcelo.- Más allá de su victoria amplia a nivel nacional, alguien dijo que los porteños debían dejar de pensar como en una isla ¿o es que en el territorio bonaerense piensan a la manera del aparato peronista?

Cristina.- Respeto el pensamiento de los porteños pero eso no deja de ocultar mi satisfacción por la victoria aplastante lograda en el territorio bonaerense. Todo gracias a promesas, obras y futuros proyectos...

Julio.- Como las prometidas por su marido en Bolívar...

Cristina ríe.

Marcelo.- En realidad, vamos a lo que nos interesa de verdad: los trenes. Pero primero hay que develar el siguiente dilema ¿quién lo va a acompañar en la Secretaría de Transporte?

Cristina.- Julio De Vido.

Julio.- En mis papeles (revuelve unas notitas) tengo varias en danza... ¿Qué se dice del tren de alta velocidad entre Rosario y Córdoba?

Cristina.- En ese caso, falta el decreto que apruebe la adjudicación e ingeniería ferroviaria, para la obra ganada por el grupo Alstom. Los trabajos empezarán a mediados del 2008 y la inversión prevista es de 1350 millones de dólares.

Julio.- Bien. Pasemos al soterramiento del Sarmiento. Usted bien sabe que es una obra que hace muchos años se ha dicho mucho y demasiado pero podemos acabar en una frase del común de la gente “no pasó naranja”.

Cristina (ríe de la frase, luego se pone seria).- Bueno, es una obra que está pendiente el decreto de adjudicación, obra ganada por los grupos IECSA y Odebrecht. La primera etapa es a Moreno y la inversión es de unos 1100 millones.

Julio.- ¿Por qué primera etapa? ¿Y cuál será la segunda? Si es que la hay...

Cristina.- A Luján, tal vez...

Julio.- Tren Bala a Mar del Plata. Mire que se nos viene el veranito y la línea se recalienta...

Cristina.- Por ahora está la presentación de ofertas, hay que ver cuál es la que sale mejor entre Alstom, Siemens y CAF.

Julio.- Novedades del bala a Mendoza...

Cristina.- Por ahora está postergada la precalificación, pero se invertirá ahí unos 400 millones de dólares.

Marcelo.- Mi turno... ¿y los acuerdos con China?

Cristina.- Falta el decreto que ratifique la compra de locomotoras y vehículos para el San Martín, por valor de unos 150 millones de dólares.

Marcelo (mira su larga hoja blanca, llena de anotaciones).- Primera Dama, ¿desea que le diga realmente lo que cada argentino está por gastar en obras que bien pueden utilizarse para poner en flote el sistema emergente con lo que tenemos?

Cristina lo mira.

Julio (con la birome en la mano).- Y una anestesia que le es...

Marcelo.- No se preocupe Cristina, es una bicoca la inversión en los ferrocarriles los 3000 millones de dólares... pero con los nuevos aumentos anunciados para el 2008, nos ahorraremos unos cuantos millones, de lo que no nos vamos a ahorra va a ser de toda la catarata de críticas porque la gente viaja como... sardina enlatada.

Julio.- No se haga problema Cristina, nosotros estamos muertos para ver las calamidades, si resucitamos, nos volvemos a morir nuevamente.

Los trenes que nos alimentan: Victoria [2007] – Saladitos...

...los bombones, decía una vieja y se estaba comiendo los calditos Maggi. Hablando de cositas saladitas – como qué va – ya demasiado hemos tenido este año – el cachito que nos resta para acabarlo – hemos tenido las cosas saladas. Me refiero a la inflación. Los memoriosos dicen que cada vez que atravesamos las temporadas electorales, a los argentinos parece irnos como el culo. Ustedes saben que todo este año nos hemos pasado hablando, al menos en la plana general, sí, usted que va con los morlacos contaditos, veía cómo las cosas aumentaban a un rítmo como nunca visto, pero otros aseguran que la de Alfonso batió el récord. Más allá de todo eso, este año podemos comentar de los varios aumentos, empezando los mismos de siempre: que los lácteos, la limpieza, productos de almacén, bebidas, etcétera, etcétera. También podemos cotizar los aumentos en las indumentarias, porque comprar una pilcha puede costarnos un cacho más caro! Ni hablar de los zapatos, las zapatillas, una chancleta... claro, si prestamos un poquito más de atención, todo aumenta pero la calidad empeora! ¿En qué quedamos? No sé si será normal o descomunal, pero algo que sí vamos a recordar a la hora de hacer el brindis de Año Nuevo 2008: la calabaza y la papa demasiado saladas – aunque después trajeron esa papa brazuca que era un asquete para el consumo masivo, qué vamos a hacer... - podemos brindar por un recuerdito muy destacado del 2007: cuando las asociaciones de consumidores instaban a los boicot de no comprar tal cosa por los precios tan salados, venga, y ahí se pusieron a regalar tomates por la calle porque, la verdad, más que salado el precio, la premisa era “Ni caviar ni sushi: tomates por las nubes” con la módica suma de 15 mangos el kilo!!!!!! Bueno, es que la calabaza no se le quedaba atrás en esta carrera: se cotizaba en 10 mangos, pero ahora los morrones rojos se cotizan a 13 el kilo. No sé si pusieron el ojo, pero estos precios que abarajo, lo que nos cuesta el kilo de las verduras que mencioné, podemos garparnos un viajecito en tren en la clase más berreta a un destino ignorado por todo el mundo.

Uno puede creer que el cuento de la inflación es cosa de la economía doméstica, comercial, y también industrial. Ese cuento se lo puede tragar. Pero yo les aseguro que TEA está escribiendo su capítulo de esta bendita inflación. Usted que utiliza sus servicios puede decir ¿cómo es eso que le afecta hasta la inflación a los trenes? Sí señor usuario, aunque no lo crea, TEA también tiene sus cuentos inflacionarios y entonces, don Franchi, usando las típicas excusas conocidas por todos cuando vemos que la verdura se va para arriba, abrió la jeta para anunciar unas medidas saladitas. Algo así como quien dijera “La mejor forma de tapar agujeros son los aumentos”. Y sí, ya si el Litoral huele un poco mal – ya saben el cuento de la pastera yoruga – tenemos ahora a Franchi avisando cómo se vienen las cosas para el año que viene. ¿Qué nos queda para el año que viene? Pero... ¿sabrá el Héroe Ferroviario de los mocasines con forma de Pingüino las intenciones de Franchi? Yo supongo que sí. Pasemos a lo concreto:

- Si usted desea tomarse el tren y decir, bueno voy a viajar confortablemente en un camarote, ¿qué son 150 mangos? Nada, una bicoca... un regalo. Bueno, ahora no sé si le quedarán aún ganas de hacer uso del camarote cuando le diga que el mismo le va a hacer desenvolsillar 225 mangos. Pero no se haga drama, podemos dejar el camarote y probar suerte en las clases comunes...

- Pidamos un pasaje en clase pullman y... 86 mangos está bien, para viajar con el traste aplastado unas 12 horas... está muy bien pago si he de contarle que cuando se viene el verano hasta el aire acondicionado se descajeta y llegas a destino como si hubieras viajado en un clase paraguaya, pero totalmente hermético, ahí es posible pensar que estás a punto de sofocarte. Pero como a TEA, 86 mangos era muy barato, lo mandaron a 120... No se preocupe, descartemos el pullman y probemos suerte en clase primera, a ver cómo nos va.

- Por 65 mangos me entero que puedo viajar no tan confortable pero sin la sensación del encierro en clase primera. Por lo menos queda el consuelo de decir que si uno se ahoga ahí dentro, levante la ventanilla y chupe un poco de aire puro. Eso sí, olvídese del aire acondicionado, la calefacción y las luces, porque si funcionan, es una lotería. Pero debo informar que prontamente viajar en esta clase un poco más baratija puede llegar a ser casi lo mismo que garpar un pasaje en el ¿lujoso pullman? Espere, nos queda una clase más, veamos que tal nos va.

- Llegamos a la clase paraguaya, como dirían por ahí. Por algo es ala segunda clase, si el culo se te no solo aplasta, sino que terminas hecho pomada, pero tu humanidad total. ¿Qué nos importa si total nos sale unos 48 mangos? Por esos 48 mangos bancamos todo y de todo, hasta el olor a pata, culo, huevo y sovaco de la gente que por ahí hace como tres días que no pasa por la ducha, pero no podemos quejarnos, no le pidamos peras al olmo si no son ni 50 mangos. Bueno, lamento avisar que hasta ala clase paraguaya se va a equiparar a la clase primera en 65 mangos.

¿Ve que viajar en el Gran Capitán es un cacho más caro? Y ahora no me va a poder decir cuál es la clase más barata porque ya no la hay, a menos que desee viajar como polizón en los trenes de los monos de ALL, pero no insto a esa idea porque los monos ya me veo que lo van a agarrar del forro de los calzoncillos y lo van a mandar sabe a donde... como que nos llevamos tan bien que tiran con los dientes.

Ahora ellos se atan con el cuento de que en los últimos tiempos han andado bien. Bueno, algo es algo, pero... ¿cómo puede ser un viajecito hasta Posadas? Yo se lo cuento muy rápidamente así va tomando las medidas del caso, no le crea en ciento por ciento a Franchi, algo bolasea.

Cuando sale de Federico Lacroze, hasta Rubén Darío el viaje es un placer, bueno, porque Metrovías tiene las vías hechas un chiche hasta que tomamos un desvío y... bueno, ya la cosa cambia un cacho porque no viene tan divina como al inicio, pero como estamos en territorio bonaerense, el viaje sigue siendo muy y demasiado placentero hasta que salimos de Zárate, cruzamos el Puente del Paraná y nos adentramos en territorio entrerriano y la vía... bueno, la misma empieza a bajar su nivel, pero el viaje se soporta. Ya al cruzar la frontera y llegar a las tierras coyentinas, si la vía está hecha percha, sumemos que el sol calienta con todo y si afuera hace unos 40º Centígrados, el tren se convierte en un sauna sobre rieles con unos 100º Farenheit porque si creen que los pasajeros en las clases segunda y primera se están deshidratando, le digo que en el pullman la gente se está muriendo pero las verdaderas víctimas son los del camarote que se están sofocando... ahí el viaje más que placentero, es un verdadero martirio. Esperen, si uno se muere del calor que hace, sumemos que el tren seguro un problema técnico tiene, como que me llamo yo. Y para los colmos, en la noche pica el bagre y probamos suerte en el coche comedor. Cuando pides la cena, te traen un sandwich de fiambre y tomate, cuando le pegas el primer mordisco te das cuenta que el fiambre está todo baboso y el tomate fermentado, hasta que a alguien se le escapa decir que se rompió el aire acondicionado para tener las cosas refrigeradas pero los muy puercos continúan vendiendo la comida en pésimo estado! Eso sí, señor pasajero, la bronca le agarrará un rato después cuando se empiece a sentir mal, a lanzar o a retorcerse porque a cada segundo se va por el inodoro... ahí sí que va a insultar al personal del comedor y algo le mandará a la empresa. Por eso, los que saben de viajes y viajes, aconsejan que en un viaje como este, es tomar líquido y evitar la comida. Yo les digo que si van a comprar líquidos marca pirulo, tengan cuidado, porque hasta las marcas pirulo son suficiente para arruinarle el viaje hasta Posadas.

¿Entienden ahora porque TEA está escribiendo su propio capítulo acerca de la inflación? De ser así, los pasajeros y los ferroviarios podrían ponerse de acuerdo por esta vez y reclamar en masa que aumenten los sueldos, porque todo está pum! para arriba y el pum! para abajo, parece no haberlo por ahora. Menos mal que ahora se viene el verano y la temporada alta, así nuestros dirigentes nos tienen con la mente ocupada con el cuento de que hay que pasar las vacaciones y nos hacen olvidar de este tema hasta marzo, y volvemos a hacer la misma bicicleta. Con un poco de sinceridad, de un lado y de otro, el horno no está para boyos.

Los trenes que nos alimentan XII: Los consejos de Cañuelas

Si ustedes son unas chicas muy felices

Sin temores y sin miedos

No se les ocurra jamás

Dejarse hacer una revisión,

Porque se van a enterar,

Sin siquiera suponerlo,

Que estamos en las diez de últimas

Aunque nos cueste creerlo.

Seguro vendrán con el cuento

De que no hay suficiente dinero

Lo mismo que operarios,

Sin material del bueno,

Y que por los tiempos;

Que ellos van prologándose

Ya vamos retrocediendo

Cada día más a la época

En que los viajes se hacían en carretas...

También puede ocurrir

Que surja un desperfecto,

Un incendio en pleno viaje

Que apagamos con dos paladas de tierra;

Plantones de calor

Pasajeros con la mufa al límite,

Material hecho trizas

Del cero mantenimiento.

Enormes son las variantes aquí

Del informe técnico

Todo es cuestión de ponerse las pilas

Poner globos y dejar los negocios:

Testaferros y ñoquis

Empresas fantasmas y negocios sucios,

Sobreprecios y robos a cuatro manos;

Exceso de personal en las oficinas

Falta de operarios de vía y obra

Exceso de viejitos alegres en servicio

Ramales en pésimo estado,

Horarios que no se cumplen,

Eternas esperas,

Eternas suspensiones,

Aunque ciertos no entiendan un pomo,

Que “hay una falla en todo el sistema”

Y aunque digamos que está fenómeno,

Y así le insistamos al pasaje,

Hay que aceptarlo todo

Porque el informe técnico lo dice.

Lo que más va a asombrar

Es la gran similitud

De todos los tratamientos

Excluyendo, por supuesto,

El tema dinero:

Haciendo algunos malabares,

Andar diez puntos

Y nada de derrochar

Ni vidrios ¡y ni luces!;

Si rodar – bien mugriento -,

Y saber arreglárselas con todo...

Digan adiós

A los grandes compañeros:

La confianza y el compañerismo,

Y hasta la familiaridad.

Si antes de este informe,

Casi se creían Trazan,

Poco menos que un pendejo,

Te digan que están más para el cajón

Tomenlo en serio chicos...

Por eso mis queridos chichipíos

Aquí van unos consejos de acero:

Si son ferroviarios felices,

Sin temores ni miedos,

Aconsejaría que jamás

Permitan que hagan un informe técnico

Porque acá SÍ QUE ESTAMOS EN EL HORNO

Los trenes que nos alimentan XI: La cigarra y la hormiga de Ferrobaires

Nota: Toda semejanza con la realidad es pura casualidad

Había una vez una empresa ferroviaria llamada Ferrobaires, donde había dos ferroviarios destacados: un mecánico llamado Joaquín Morales y un auditor llamado Adriano T.

Joaquín vivía en Bahía Blanca y trabajaba todo el año a brazo partido reparando vehículos. Con la plata que había juntado compró un terreno, construyó su casa y se mudó a vivir en ella.

Adriano piensa que Joaquín es un tonto y se la pasa todo el tiempo trabajando, entonces, se pasa todo el tiempo haciendo negocios detrás de un escritorio en una oficina.

Cuando llega la finalización de la concesión de Ferrobaires, Joaquín siguió trabajando en el taller como si nada hubiese pasado.

Adriano, envidioso por el despido de la empresa, organiza una rueda de prensa en la que se pregunta los motivos por el cuál Joaquín el mecánico tiene derecho a la vivienda y a la comida cuando lo requiere, cuando hay otros, como él, que se dedican a hacer lo mismo que él.

La televisión organiza un programa en vivo en el que muestra al auditor de Ferrobaires pasando hambre y miseria, junto a todas las calamidades, en tanto que también muestran fragmentos del videos donde se ve a Joaquín el mecánico con todas las comodidades.

Los bahienses se sorprenden de que a pesar de estar en un país como este, haya una persona pasando miseria, mientras otros lo hacen con todos los lujos.

Las asociaciones contra la pobreza y DDHH se manifiestan delante de la casa del mecánico.

Los periodistas organizan una serie de artículos en los que cuestionan como el mecánico ha llegado a tener todo lo que tiene a espaldas del auditor e instan a que la nueva concesionaria retome al auditor despedido, en tanto que pidieron que le redujeran el sueldo a Joaquín.

Respondiendo a las encuestas de opinión, la nueva concesionaria le reduce el sueldo un 50% a Joaquín en tanto que reincorpora al auditor despedido.

El sueldo de Joaquín se ha visto reducido en un 50%, y además, le llegó una suspensión trucha.

Ante todo esto, Joaquín pasaba todo el día trabajando entre la grasa y el aceite, sin recibir nada a cambio, excepto críticas. Un buen día se cansó y decidió renunciar a seguir al servicio de los rieles, e ingresa con éxito en la empresa de cargas, FEPSA.

La televisión hace un reportaje donde sale el auditor con sobrepeso y un elevado estatus económico. En un corto tiempo, volvió a los negociados sucios y gracias a ello, compró una casa quinta y una camioneta 4 x 4, como también, tenia cantidades de cuentas personales.

La nueva concesionaria se convirtió en el albergue de cucarachas que hacen bien poco y nada por sostener el servicio ferroviario de pasajeros.

A la empresa le reprochan por no hacer lo necesario para hacer marchar el sistema. La empresa solicita un subsidio al gobierno que le cuesta millones y millones de pesos para ponerlo en marcha.

En tanto, Adriano es arrestado y encerrado en la sección Delitos Complejos de la Policía Federal. Los medios de comunicación se preguntan las causas por las cuales permiten que se usen a las empresas públicas para hacer negocios personales.

La nueva concesionaria, inmediatamente, vuelve a la Nación.

Y Joaquín sigue trabajando como si nada hubiera pasado en FEPSA.

Los trenes que nos alimentan X: Lucía [2007] – Tutti y di cuanti

El Sanma baila en el incendio

¿Recuerdan cuando el Héroe Ferroviario de los mocasines con forma de Pingüino le pegó una patada en el culo a Metropoligarcha? Pero... es que Metropoligarcha ya no tiene existencia en la Tierra. Pero esperen, del San Martín hace más de un año largo que los fletaron con el cuento de que esa línea era un incendio que ya no había bomberos que pudieran lidiar con él. Y para salir del paso lo entregaron al Estado, o, el rejunte que hicieron, ya saben. Yo hacía rato venía palpando que mientras unos hablaban de la mejora, en el Sanma algo seguía incendiado o ¿será que los fantasmas de la verde que se resisten a irse? Esa sí que es más creíble. Mientras tanto ¿qué hace el Payaso Fernandito? Ahí sí que no sé... mientras tanto, la justicia, ni corta ni perezosa – perezosa de otra cosas sí – condenó al Estado por el deficiente servicio del Sanma. Pero digo ¿en qué había mejorado el servicio cuando decíamos que el incendio andaba bien flamante? Es evidente que son los fantasmas de la verde extinta que se resisten a irse. Por ejemplo, la seguridad es in-seguridad vías dentro y fuera, trenes y estaciones; la higiene es mugre por donde se la quiera buscar... es posible que haya sacado patitas y, eso sí, que no te pesquen sin boleto, porque ahí que vas a garpar unos 5 sopes en la multa, que, pensando un poco mejor, antes que darles a ustedes 5 mangos en una roñosa multa, mejor que tomar el tren de la Unidad en Pilar y viajar sentado y cómodo, y no como un minosardo por 1 mango 35, a riesgo de no saber si llegas vivo a destino. Y el acceso de los discapacitados... bueno, bien dice una frase que “No todos tienen cabida en este mundo”, bah, en este país, que se aclare.

¿Ustedes saben que se hace mientras tanto con las multas? Bueno, el Estado y la UGOFESA se las pasan por el traste y ¿saben quien las va a garpar? La Secretaría de Transporte ¿tienen idea a donde irán a parar? Al Garrahan. Casi nada, que país generoso dijo alguien por ahí.

La basura tiene patas... y camina!

¿Alguien ha visto últimamente la estación Constitución? El que me diga que alguna vez lució bonita, sí, pero de los andenes hall central. ¿Y los andenes? Si fuera el basurero del CEAMSE, nada, casi nada, no revolvemos la basura pero si la hacemos caminar de un lado hacia el otro, la hacemos viajar...

¿Quién no elevó la vista hacia el cielo, perdón, hacia el techo? Mejor miremos hacia delante, porque cuando hay sol, los rayos se cuelan por los buracos mientras ¿y qué hay cuando llueve? Es posible que al pasajero cansado le tome una sobredosis de malhumor porque sabe que indefectiblemente, al deber diario de sortear la mugre, deba armarse de un paraguas porque... terminas siendo una sopa... como quien día, llueve más adentro que afuera.

Si a la basura reinante en los andenes y a los buracos de los techos, digamos que la baranda nada agradable del meo (¿Y por qué no de los soruyos también?) te hace compañía hasta destino. Y un día sábado es posible tomar el vía circuito y toparse con alguno que va drogándose o que esté en pedo diciendo un montón de boludeces sin sentido... ¿El baño? Los de las estaciones intermedias, a menos que haya un voluntario de limpieza, a la empresa no se le va a caer un centavo partido al medio por poner algún crestiano que pase el trapo, eso es pecado.

Si lo anterior podía ser poco, digamos que nuestros andenes son una carrera de obstáculos, donde lo que hacemos los 7 días de la semana es sortear los bolichongos habidos y por haber. A cualquier anden que pisas, te topas con unos cuantos, que te venden desde la comida hasta el elemento más insignificante.

¿Y qué hay de las esperas? Olvídese del banco, la mayoría están rotos pero el que esté sano, yo no aconsejo para nada apoyar la sentadera, a ver qué sorpresa desagradable guarda...

¿Cuándo Constitución será una estación flamante? Mmmmm, me parece que es como creer que seremos una patria soberana el día de la escarapela.

Aplastando cucarachas... ¡qué especialidad!

¿Cuántas primaveras vieron los trenes?: Hay algunos que dicen que los trenes vieron 150 primaveras pero otros organismos aseguran que los trenes vieron tan solo 4, porque parece que los trenes se inventaron únicamente desde aquel año que copó la banca el Pingüino Aparatoso del S. Preguntas de un idiota: ¿aguantarán 4 primaveras más con la chica Pilates? Pero si los trenes llevan 4 pirulos entonces ¿qué sucedió todos estos años atrás? ¿se llamaba tren ese medio de transporte de acero gracia o era una semejanza a un auto o micro? No sabría qué decir, pero lo que sí sé es que cuando llegó el momento de quitarse las cosas de encima, todos, pero que se diga con todas las letras, a calzón quitado, alzaron las manos, las banderas, los gorros, todo, todo porque alguien vino a decirnos que estábamos endeudados hasta la manija. Recuerden que el caviar solo fue para cuatro gatos locos – Y estamos en el 2007, quiere volver a ser presidente, por si no lo saben – y ¿los demás? Nos quedamos esperando al tren que parara en la estación y pasó de largo. Y ustedes bien saben que hasta los sindicatos durmieron la siesta plácidamente mientras nuestro país iba cayendo varios escalones hacia abajo, después no nos vengan diciendo que estamos en el primer mundo.

¡Un salvavidas para Josesito Dondemepongo!: A esta altura de las circunstancias, el mandamás de la UF requiere urgente un salvavidas, aunque podemos pedir prestado el helicóptero que uso la Radicheta para rajar de la Rosada rumbo a la Quinta de Olivos, bueno, en este caso, podríamos ver de qué forma mejoramos la imagen pésima que tiene, bah, digo, sus antecedentes, después de que el pobre Belgrano Cargas quedara peor que el Titanic. Yo sugeriría mandarlo allá al comedor comunitario de los piqueteros – otros que no hacen nada productivo por el ispa – y si lo vemos dando de comer a los necesitados, por lo menos, en la noche podemos dormir con la conciencia tranquila de que hizo una obra de caridad por los demás. Un sano consejo para el amigo, andá al comedor de Castells, borrate del mapa de la Rural, pues me parece que vas a ligar con tutti.

Yo sé qué cucaracha aplastar primero: ALL

¿Recién ahora se dieron cuenta que ALL es una empresa campeona a la hora de cometer desastres? Desastres y algo más, tal vez. ¿Sabrán nuestros honorables representantes todas las atrocidades que comete y el negocio que les estamos sirviendo en bandeja para beneficiar a los vecinos del otro lado de la frontera, mientras nosotros los vemos pasar? Era hora de que alguien se diera cuenta y que pidiera que los rajen urgente, total, si el Pingüino echó de una patada en el culo a Metropolitano en dos tandas, con ese mismo concepto podemos hacer lo mismo con los monos ¿no? Total, lejos de beneficiar al productor local, es una cucaracha a la cual le estamos dando de comer y ni siquiera somos capaces de combatir! Y después nos viene con el cuento de que se mantiene sola y solita... yo sé otro cuento: la culpa de todo es del Oso Arturo. Que nosotros tengamos uso de razón y existencia sobre la tierra, nada funcó bien en esa concesionaria, es más, terminaron de hacer pelota lo que había, cualquier día esa pelota la hacen más pelota todavía y... ¿qué nos van a devolver? Una rueda, 10 metros de riel, 1 cm de durmiente, un pedazo de tirafondo, un cuarto de boguie... nada, casi nada, como dijo Harry “Estamos condenados al exit”.

Los trenes que nos alimentan IX: Los pensamientos de Elisabetta

Nota: Publíquese por cualquier medio gráfico o informático, siempre y cuando se cite el nombre del autor. Toda opinión que pueda llegar a ofender, es independiente a lo reflejado por el autor.

Es la fría tarde de un día cualquiera... cualquiera, después de aquella nevada que cayó sobre Buenos Aires, el frío se cuela hasta en lo más hondo del ser...

Conforme pasan los días, siento el embate de un frío impiadoso... un enemigo duro para lidiar en las noches largas de invierno...

Después de Empalme Lobos, el mundo parece ser otro. Sí, de veras, es otro. Me desanima pensar que los días pasan y una espada me va hiriendo...

Saben cómo son estas heridas ¿verdad? Parece que la sangre derramada en pos de esta vía, no sirvió de nada...

Parece que no aprendemos nunca, ni de las largas suspensiones...

Cada día que enciendo mis luces para hacerme paso en medio de las tinieblas, pienso que en el próximo paso erraré la vía...

Por suerte, todavía sigo soportando, alegrando a los pueblos dormidos...

Soy ese fantasma que todas las noches se hace presente...

Pero no dejo de pensar que siempre hay gente que desea que este tren se acabe de una vez...

Cada vez que oigo ese pensamiento, pienso en la dura batalla que se lidia, y en cada victoria, pienso que aún los trenes tenemos sentido...

Sé de la precariedad, admito todas las quejas, todo lo reconozco. Pero ahora más que nunca, necesito una manito... una manito tierna, cálida, fraterna... porque me enseñaron que la unión hace la fuerza ¿no es cierto?...

La indiferencia me hace emanar lágrimas... lágrimas invisibles que se traducen en la costra de mugre que cargo encima... vestigios le dicen ¿no? Vestigios de kilómetros hechos y hechos, de alguna que otra descarrilada... no puede ser tanta indiferencia al trabajo puesto al servicio de un ramal...

Porque si algo me enseñó Doris desde muchos años antes de acabar acá, fue tener odio hacia la desidia. Gracias a todos que me acompaña, es mi sustituta, pero siempre me recalca que yo soy tierna y complaciente, que perdono en varias veces la dejadez de la Unidad... nunca olvidaré a Doris, y es aquí cuando, más allá de los roces que tengamos entre nosotras, la tengo bien presente puesto que cualquier día dejaré de ser tan flexible para dar paso a la intolerancia... una intolerancia pacífica, la llamo yo, porque es sin violencia, no daré un paso al costado, me tendré en mi posición intransigente para mostrar que todo tiene un límite... le va a venir muy bien a la Unidad que sepa que si Doris no transa, yo soy la número dos...

Y si con Doris no transamos, he de hacerles saber que por suerte, no estamos solas. Para la alegría nuestra, Bahía se anotó en el tercer lugar.

Amamos lo que hacemos. Amamos nuestro ser...

Amar los rieles nos hace muy bien...

Volvamos al verdadero sentir de los trenes, porque las rutas me están asustando demasiado...

Vengan argentinos, los espero con los brazos abiertos...

Y entonces cantaremos “Y dale alegría, alegría a mi corazón..........”