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jueves, 27 de marzo de 2008

Café Ferroviario LXXIV: Faseando con la Unidad II

“Chiiiiicaaasssss” – dice con una especie de cantito Dalceggio.

“¿Quéeeee?” – le sigue el cantito Vega.

“Verdadera tragedia” – dice Dalcegio.

“Vaya novedad Dalceggio... esto es un incendio” – dice Doris.

“Ya lo creo, porque Maribel hoy tuvo turno con el bahiense” – dice Dalceggio.

Mardel se frota las luces “Hoy efectivamente ando mal”.

“¿En qué te hace pensar eso Mardel?” – pregunta Vega.

“En que no es posible que Maribel esté en Bahía si su cucha es Junín” – le dice Mardel a Vega.

“Y la mejor: Solcito le tocó el tren de Pinamar” – la sigue Dalceggio.

“No, no. Voy mal, muy mal, ando mal de la cabeza, voy mal” – dice Mardel.

“Me parece que tu no eres la que andas mal de la cabeza, creo que los terrícolas que digitan la Ferrobaires van más mal de la cabeza” – le dice Doris a Mardel.

“¿Y a todo esto...?” – dice Dalcegio.

“Sin palabras. O mejor dicho, como se escribe: el cinco, el guión y luego mentarios” – dice Cuenca.

“Ahora. Si Maribel aseguró el bahiense, puedo asegurar una cosa” – dice Madariaga.

“¿Qué?” – pregunta Vega.

“Uy, que mal se nos ve...” – contesta Madariaga.

“Solo algo Madariaga – dice Cuenca- ¿el viernes como harán para el tandilero y el Sarmiento?”.

“¡Llame ya! ¡Llame ya! ¡Llame ya! ¡Llame ya! ¡Ya! ¡Ya! ¡Ya! ¡Ya! ¡Ya! ¡Llame ya! ¡No llame más porque ya se acabó!” – dice una estupidez Bragado.

“¿Qué se acabó Bragado?” – pregunta Cuenca.

“Los turnos para ver a nuestra pitonisa Flor” – dice Bragado.

“¿Y Floricienta no es lo mismo?” – pregunta Madariaga a Bragado.

“¿Para qué quieres a la Floricienta si esa es por suerte una muñeca en la versión de un humano haciendo dos millones y medio de monerías por la televisión?” – le contesta Bragado a Madariaga.

“Yo tengo la gran” – dice Vega.

“A veeeeeeeeeeerrrrrrrrrr” – anuncia Cuenca.

“Uno: corro el Lincoln” – dice Vega.

“¿Y la segunda?” – pregunta Doris.

“Cancelo el Casares” – dice Vega.

“Bieeeeennnn, total...” – dice Dalceggio.

“Bueno, yo conozco la premisa de que hay gente que tranquilamente puede c... en los servicios ferroviarios” – dice Madariaga.

“¡¡¡¡¡Masa!!!!” – dice Pico a los cuatro vientos.

“Aplausos para Pico” – dice Mardel.

“Nooooo, mejor esto otro” – dice Vega.

“¿Vas a ver a Cañuelas a ver si no nos salva en materia de alimentos y bebidas?” – le pregunta Madariaga a Vega.

“Cañuelas ya me dio la solución” – le contesta Vega.

“¿Y se puede saber cuál es la solución?” – pregunta Bragado.

“Un poco de licor, pero del bueno” – dice Vega.

Las demás se miran. Elisabetta dice “Vaya, que bueno que pudiéramos darnos el lujo de beber licor de los buenos, porque lo que es yo hace rato que con mis hermanas que dormitamos en Escalda sabemos de beber grapa, pero de la barata”.

“¿Y la grapa buena?” – pregunta Doris.

“No la conozco. La ignoro por completo. Por eso vivo continuamente haciéndome lavajes estomacales” – le responde Elisabetta a Doris.

“Solo queda por saber si las bestias toman ese aguardiente tan barato de dos mangos” – desea saber Pico.

“Naaaaaaaa Pico, ni a ganchos. Sigue soñando, es gratis” – le dice Bragado a Pico.

“Como ir en tren a La Pampa ¿verdad?” – dice Pico.

“Volviendo... ¿Maribel no danza entre el Sarmiento y el San Martín? ¿Y Sol?” – pregunta Vega.

“Mejor pregunta: ¿con qué se corre el Lincoln y el Casares?” – le dice Doris a Vega.

“¿Pero qué te preocupa eso a ti Doris?” – le plantea Cuenca.

“Me preocupa en el sentido de que los cancelen” – le dice Doris a Cuenca.

“Esto es más sencillo de lo que tu crees” – le dice Mardel.

“¿Ah sí? ¿Y cómo?” – le pregunta Doris a Mardel.

“¿Acaso no sabes que ésta vez los pasajeros deberán empujar el tren?” – le dice Mardel. Las demás estallan de risa.

“¿Qué? ¿Empujar el tren?” – dice Doris.

“Sí, así de simple” – le dice Mardel.

“Pero... los vagones pesan tanto como la pluma de un ave ¿verdad?” – pregunta Doris.

“Niiiiiiii... no lo sé, solo sé que los pasajeros cuando lleguen al final del recorrido van a largar la misma frase que vos cuando dices de los TER “¡Largo los bofes con los TER carajo!”” – le responde Mardel.

“Ya entiendo...” – dice Doris.

“Yo solo sé que no sé nada” – dice Elisabetta.

“¿Cómo qué?” – le pregunta Dalceggio a Elisabetta.

“Porque alguno por ahí me dijo que Maribel iba a reparaciones a Maldonado” – le responde Elisabetta.

“La que va a dir a reparaciones es Karpik” – advierte Vega.

“¿Karpik? Y es bastante dura...” – dice Cuenca.

“Sí, que dura es que tuvo la misma experiencia que Lomas” – dice Pico.

“No Pico, Karpik se tostó de tanto tomar sol en la costa” – dice Mardel.

“¿Y los bomberos?” – pregunta Madariaga.

“No sé... supongo que el extintor fue suficiente” – le responde Bragado a Madariaga.

“Si es que funcaba... pues hay un dicho que dice “Gracias que caminen...” – dice Pico.

“Yo solo sé que las cosas andan muy incendiadas” – dice Mardel.

“¿En qué te hace pensar que las cosas andan incendiadas? ¿Acaso será que los cambios tractivos generan incendios?” – le pregunta Elisabetta a Mardel.

“Los cambios tractivos en las líneas no solamente son incendios” – le responde Mardel.

“¿Y entonces?” – se apura a preguntar Pico.

“Que de ahora en más, Fevías es un incendio” – dice Mardel.

“Ajá. Buena observación Mardel” – dice Cuenca.

“¿Será que los incendios tuneleros son muy contagiosos?” – pregunta Madariaga.

“¿Solo esos? Dicen que Fevías anda bien” – dice Bragado.

“Chiiiiiii Bragado... andan bien... Bien pa`l carajo” – dice Dalceggio.

“Se nota que los chicos de Fevías andan bien pa`l carajo, acá sí que no hubo Ariadna que valiera para apagar el incendio” – dice Mardel.

“¿Ariadna? ¿Y qué tiene que ver la Shimabucuro en esta redada?” – pregunta una estupidez Doris.

Las demás se ríen. Elisabetta le responde a Doris “Ariadna es la versión femenina del Payaso Fernandito pero en la versión empresarial de Fevías”.

“Ah, o sea, es una Payasita ¿verdad?” – pregunta Doris.

“Algo así Doris” – le dice Elisabetta.

“Era, porque ya tiró la toalla desde el rincón del ring. Renunció por nock-out” – dice una humorada Mardel.

“Que lindo se vive acá... lástima que Eva no tiene nada para contar, si todo es de color de rosas” – dice Vega.

“Bueno Vega, es hora de que Eva venga a Escalda a beber con nosotras” – le dice Pico a Vega.

“Brindar ¿qué? ¿con cinzano?” – le pregunta Bragado a Vega.

“Noooooo... con algo mejor” – dice Vega.

“Que ni se diga: las bodegas de Escalda tienen brebajes de los buenos” – dice Pico.

“Bueno, yo brindo por éste incendio, para que se siga acrecentando” – dice Elisabetta.

“¿Vos sos boluda o qué cuernos tienes en la cabeza? Estamos tratando de apaciguar la crisis y vos la quieres aumentar” – se exalta Dalceggio.

“Pero no Dalceggio, brindo para su aumento porque éste incendio no se va a terminar ni hoy ni pasado, esto va para largo, para años y por los siglos de los siglos. Amén” – le dice Elisabetta a Dalceggio.

“Te creo... ¿Con qué bebida vas a brindar?” – pregunta Dalceggio a Elisabetta.

“Con agua. Para que se vea que mi transparencia es ciento por cierto” – dice Elisabetta.

“¿Y nosotras con qué brindamos? ¿Hay algo barato pero bueno?” – pregunta Bragado.

“Sí. Un buen Valderrobles. Unos pesitos y te das un lujo, y quedamos bien con Eva” – dice Doris.

“Yo me mandaría la puercada de disfrazar la grapa con una botellita de Valderrobles y nadie se va a dar cuenta” – dice Cuenca.

“Sí Cuenca, se van a dar cuenta” – le advierte Pico.

“¿Cuándo?” – le pregunta Cuenca a Pico.

“Cuando terminen intoxicadas y necesitemos un lavaje estomacal” – le responde Pico.

“Chicas, brindemos con agua, tiene razón Elisabetta. Esto nos hará ser ciento por ciento argentas. Salud” – dice Bragado.

“Salud” – dicen todas.

Después del primer trago, Madariaga pregunta “¿Seremos un país soberano algún día?”.

“Sí Madariaga, vamos a ser un país soberano” – le contesta Cuenca.

“¿Y cuándo?” – desea saber Madariaga.

“En día de la escarapela” – la remata Bragado.

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