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viernes, 29 de febrero de 2008

Café Ferroviario XLIII: Mecánico Karpik y el sueño de una noche de verano

Aaaahhhh! Cada día siento que mi país, el país donde vivo y convivo, es el mejor de todos, porque en verdad cada día que va pasando en nuestro calendario gregoriano, se descubren nuevas cositas pero sé que quedan una multiplicidad más de cosas por continuar descubriendo, pues por eso es que entendí que nuestros trenes no generan placer en nuestros gobernantes, sino son más bien el sueño de una noche de verano.

Como siempre hay gente que ya a esta altura está catalogada como Chicle, pues anda en boca de todos y nadie lo traga, de estos hay de sobra. Pero no hay problemas, siempre está el mejor entre la porquería misma y sino vean a América Latina Logística: si mal no me falla la memoria, a esta buena gente ya estaban por piantarlos, por eso empezó a sonar la palabra “Apocalipsis, jinetes brasileros que huyen despavoridos”, que saben cómo terminar de reventar locomotoras como ALCO’s y alguna que otra que quede por ahí porque por suerte estuvo la grandiosa mano de alguno que alcanzó a decir que el IFO era el culpable de esta tragedia, también se supo que gracias a su torpeza de siempre y algo de inoperancia también, lejos de poder auxiliar al Gran Capitán es el Gran Capitán el auxilio de ellos y ya está contratado desde hace rato y largo... Por ende, son empresas, mentalidad empresaria así que ALL sea la mejor empresa de cargas para unos, para otros es la mejor pesadilla argenta vista jamás en la realidad.

Pero hay otras pesadillas argentas: el renombrado TMS en el San Martín que por esa bendita y adorada ineficiencia política y burrocrática de la justicia, hizo que en todo ese ir y venir de trajines, pudiese pasar por soda caústica todas sus culpas y quedar blanquitos y relucientes para demostrar que “acá está todo en orden” pero bien se sabe que acá en éste país todo es posible: y es entonces cuando cada día se hace bien patente lo que Patagones dijera hace tiempo atrás “Los sucios desinfectan” y que mejor que sucios y sucios, para luego continuar trabajando con la otra mugre del recuerdo de la que fuera alguna vez UEPFP para saber de la nueva mugre llamada COFEBO. Yo entendí que más que COFEBO, esto es una MUFEBO, o sea, MUgre de FErrogarcha BOnaerense. Es que quienes no lo entendieron, Ferrobaires se fue a los caños nomás y a partir de ahora en adelante, los servicios van a ser de primera, ténganme fe, vamos a salir a flote todo el parque motorizado diezmado, nuestras vías conocerán una arreglo integral y super moderno y entonces se terminará de una buena vez por todas la Edad de la Piedra Tallada para seguir luego en la Edad de la Piedra Pulida. ¿Vieron que seguimos en el Paleolítico?

Yo sé que hubo una vocecita indiscreta que chifló que el presi de la COFEBO anda por un foro de aficionados. ¿Será verdad? No lo sé, pero el moderador sugiere que lo consulten allí pero me temo a que si en ese foro llegan a conocer qué estoy diciendo ahora me pasan por el soplete, y por las malas lenguas, como es visto que en los foros se agarran de los pelos, Argerich o algo por el estilo, tiene su bronca y entonces dialogar con él es como preguntarle al Payaso Fernandito acerca del calamitoso estado de los trenes del San Martín. ¿Conclusión? 5-mentarios.

Pero no todo acaba aquí. Hay otra pesadilla tan argenta como TMS pero llamada TBA, en los papeles figura “Trenes de Buenos Aires” pero en la realidad son “Transportes de Basuras Acopladas” y si hay dudas, vayan a ver a Truman Capote en Polvorín pues él tiene la mejor lupa para esta gente y entonces les justificará con mucha ciencia la realidad del nombre de TBA. Con nuestra TV, hay temas que cuando no venden, no se los comenta ni ahí y en este caso, estos temas venden pero no es el momento de vender: para eso estoy y les digo que según fórmulas de alguna física cuántica perdida por ahí, cada vez que hay accidentes hay que oprimir el interruptor de energía y el pasajero, más de uno le debe pasar, termina siendo el boludo que pagó el boleto hasta un destino que luego la concesionaria lo cagó porque el servicio no lo pueden hacer llegar hasta más allá de la inundación. Pero ese no es el único inconveniente: es que por desgracia, hay gente que hace rato se cagó en los servicios locales, y sin ir tan lejos está más claro que el caso de Lobos con unos cuatro o cinco trenes locos a diario hace malabares de todo tipo y los trenes de larga distancia son los cubre-boquetes de viajes nocturnos o de idas directas a Buenos Aires. Y queda otro más que se caga en TBA: Mercedes. Es que Luján importa un bledo si está bien aprovisionadita de trenes, a Mercedes a algún tren que otro, pero no es tan dramática la situación como en Lobos, así que es como me dijo Bragado alguna vez “Siempre hay un alguien que está peor que otro”.

“Que viejas historias se oculten aquí ya son todo un deporte por excelencia –recuerda Vidal- porque tal vez alguna vez si podré pisar por algún taller es porque ya la Unidad pende de un hilito que ya se corta”.

“Y basta con recordar al Viejo de Arriba que decía que a los tibios los vomitaba Dios, que dijo que no se hacía filantropía con los capitales públicos” – dice Dalceggio.

“Cuantos recuerdos... sí, cuantos...” – dice Pico pensativa.

“Un día en los trenes...” – dice Bragado.

“Dílo, es que hay ciertos que no lo saben, lo ignoran” – le dice Vidal.

“Son las cinco de la mañana y aterrizo en una estación donde es un hervidero de gente. Entonces –dice Bragado- entonces llega el tren un poco completito, la gente por suerte se empuja para subir y hasta se comprime para poder todos viajar en ese tren porque esperar al que sigue hay que esperar unas dos horas. Así empieza el infierno de un pobre pasajero que a diario lo martirizan pero a los cinco kilómetros la locomotora planta bandera porque está tan mal arreglada que hace rato denotaba que necesitaba una urgente ida por los talleres. Entonces los pasajeros se toman un poco de soda y deciden esperar el auxilio que tarda una hora y cuarto en llegar porque justo dio la casualidad de que a la vía principal la estaba obstruyendo un tren descarrilado que tardaron otro tanto en volverlo a la vía. Cuando el auxilio llega, los pobres pasajeros miran cómo pasan los coches por la ruta y siguen viaje. Al llegar en las estaciones sucesivas el tren de pasajeros ya no es tren, ya es directamente un tren de hacienda, donde el pasajero no es pasajero, es ganado, o es más simple decir que también se parece a viajar como una sardina enlatada. Como la temperatura va en aumento, también va en aumento la presión del sudor y nunca falta aquel que tiene un pedo zaino que lo despide simplemente con la baranda que tiene. Finalmente luego de no sé cuantas horas el tren llega a destino pero el martirio no acaba aquí. Es que hay que seguir la lucha en el subte y es otro tanto. Lo peor es cuando ya directamente, el pasajero como sardina enlatada, ya tiene que empezar la mañana aguantando olores de todo tipo, como el sudor que sumado al calor hay otros olores, como nunca falta aquel mugriento que nunca se baña o los típicos olores de baño...”

“¿Olores...?” – pregunta un tanto ida Carolina.

“Que pregunta idiota Carolina” – le dice Flor.

“Hagan la suma del meo y los soruyos” – la remata Patagones.

“Da un total algo así como baranda cloacal” – dice Pico.

“Como si el verano los tufos fuesen de olor a frutilla” – dice Mardel.

“Morfate una fugazeta y tomate un tetra, o elegí comer un poco de sushi” – les dice Menéndez.

“Es como si me desayunara con jugo de ajo, mato a Dios y María Santísima” – dice Dalceggio.

“Los jugos gástricos los llegas hasta en el aliento que despides cuando dices “Hasta mañana”” – dice Mardel.

“Se supone que se debe haber hecho bien la digestión” – acota Sierra.

“¿Te parece? Hay algunos que hay que ayudarlos a realizar la digestión” – dice Bragado.

“Por ejemplo...” – dice Carolina.

“Los funcionarios, los sindicos, los payasos, los aladinos, el turrerio que dirige los trenes...” – responde Bragado.

“Habalndo del turrerio, veamos al Gato Manco” – sugiere A915.

“Na, ¿pa qué? Es como que me vengan a decir que vayamos a ver al Santuario de la Corrupción” – le dice Vidal a A915.

“No se olviden... no se olviden...” – dice Menéndez.

De veras que cuantas veces repetidas tengo pesadillas. Hay otra pesadilla generada en estos últimos tiempos y es una tratada sobre intercambio de material. Es que hay veces en que hay que hacer un pequeños retoquecitos y qué mejor que entre manos lo saben. Hay varias que saben de destierros temporarios para retornar de nuevo a sus hogares, así empezamos Pico y yo con FEPSA, para luego seguirla 9032 y 9039 para por otros momentos ligarla Maribel y alguna otra ALCO perdida por allí. Es que también supo que es esa receta Lomas de Zamora y A601... bah, receta o, mejor dicho, un mal recuerdo de una típica tragedia metropolitana diaria porque los incendios están los 365 días del año.

Pero los síndicos y otros son una pesadilla en la almohada de los ferroviarios y en nuestros galpones también. Bien sabemos que los talleres se guarda toda la basura rodante para que no se la vea circular porque bien se sabe que no es conveniente que lo vea el público. Pero diré que en los talleres se oculta todo el turrerío posible, es más, son el reducto perfecto para retener ferroviarios ignorantes que tienen más de inmoralidad que de ética y cerebros grises, en sus cabecitas les revolotean pajaritos que les traen ideas non santas y así se enrarece el ambiente... Bah, el ambiente ya está enrarecido y no quiero seguir dando más letra con esto porque me da vergüenza ajena. Volviendo a los síndicos, dije que son el turrerío porque esta buena gente sí sabe cómo hacer para que las cuentas salgan bien redonditas, para que los actarios estén perfectos pero no me preocupo: vamos rumbo directo a ser la próxima YPF, no sé si por ahí vendra otra vez Calitos y nos pondrá en la Bolsa a vender acciones ferroviarias y les aseguro que esta vez si vamos a cagar fuego para siempre. No hay que precoparse

Si creen que las pesadillas son solamente de funcionarios y que se yo, yo conozco también pesadillas que provienen de otros depósitos, que nada tienen que ver con las empresas, sino que son de instituciones donde están atrincherados los aficionados. Por eso mismo, diré que tengo un atroz encanto especial por mis vecinos de Escalda. Pues bien, ellos se hicieron su fama a la suya, a la Ferroclub Argentino: cosa argenta, saben cómo espantar cierta gente y cómo cansar a otro tanto también, son el típico “más de lo mismo” que bien sabe cómo resistir los cambios, por eso es que la Comisión Directiva por no largar la batuta se ganó merecidamente el apodo de Baranda, hacen cosas bien irrisorias que por esa razón se los catalogó como un grupito adolescente que hace lo que quiere, como quiere y cuando quiere, adolece de cualquier capacidad y por ende, tienen su propio CD, ceden ante todo, el IGJ, el ONABE, la CNRT... Pero tienen su hinchada especialmente instalada en Lynch, un reducto perfecto de la anarquía ferrófila para dividir y luego reinar. ¿Ética? No, eso no existe en su diccionario. Hace tiempo y espacio Monte Caseros le preguntó a Loretta si algún día se logrará el sueño de un verdadero museo rodante y Loretta le sugirió que hay que hacer el casting de vuelta. No todo termina aquí, sino que hay otros que tienen lo suyo, lo que pasa es que no hacen tanto ruido como Ferroclub. Es que en el ambiente ferromodelista no aprendieron todavía el concepto de ceder y un poco más Donato Álvarez ve desaparecer de su playa AFBA, por una discusión tonta. Pero la perfección no existe en ninguna parte, “son todos cortaditos por la misma tijera” me dijo hace tiempo Cibriano y que bueno, porque nadie se atrevió a contar el entretelón de Polvorín. Es que en todas partes sucede que ante las grandes ocasiones todos aparecen para figurar y después se desaparecen por un largo tiempito y es el problema que parece ser una cosa crónica el asunto de venir a prestar servicio. “Ellos por lo menos pueden elegir venir o no, a nosotros no nos preguntan si queremos salir o no, a nosotros nos sacan y punto, sin importarles tres pepinos si estamos haciendo boludeces o durmiendo la siesta” me contó una vez Pepito un día que tuvo que salir desganado. Ante todo esto es preferible ser independiente, porque lo ventajoso de esto es que te puedes enterar de todo y con todo a la redonda.

¿Entienden ahora porque nuestro país, Argentina, es el sueño de una noche de verano? Es que los trenes somos la pesadilla ambulante de varios y entonces es fácil decir que la culpa de todo la tiene Rato y el FMI. Y les aseguro que el final a este sueño no se lo vemos nunca.

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