Suena el timbre afuera. Todos dormitan menos 22. Es que 22 ya está con la radio en las orejas y como sus amigos duermen, ni siquiera quiere llamar a Cibriano y que no se le ocurra despertar a Pepito porque le sacude con el cablecarril sobre el pantógrafo. Entonces prefirió deslizarse a un lugar más apartado para llamar a otro sector. Es que a 22 lo salvó el teléfono de la pared, pero buscar el teléfono de Maldonado le llevó una eternidad, encima lo tenía Cibriano. Entonces optó por llamar al Geriátrico Lynch y consiguió el teléfono.
Del otro lado de Maldonado sonó el teléfono. Atendió Lomas con la almohada puesta en la cabeza “¿Buenas...? ¿Qué hay de nuevo viejo?” – pregunta Lomas.
“Cha, me llovieron varios temitas acá por Polvorí” – le dice 22.
“A ver que consulto” – le dice Lomas. Y luego llama a las demás “Che, cayó una llamada de un lugar llamado Polvorí con un litadito de temas” – anuncia.
Sevigné y Sierra se miraron. Y las dos dijeron a coro “¿Polvorí?”.
“Polvorín gilas” – les dice Mercedes.
“Mira 22, por acá tenemos varias notitas, por ejemplo, Maturano otra vez al frente de La Fraternidad” – comenta Menéndez.
“Pero gentuza, no hay que preocuparse, total, con esta cucaracha hemos de convivir unos cuatro añitos, pero no son nada” – dice Mardel.
“Chicas, es que en La Fraternidad hay una versión infantilistica de algo llamado Bananin y Bananon, pero si para tí Mardel Maturano es una cucaracha, sugiero la versión Cucarachín y Cucarachón” – observa 22.
“Nooooooooooo. ¿En serio? ¿En qué canal lo emiten?” – pregunta irónicamente Miramar.
“En el canal de las pelotas Miramar” – se suma a la charla Cibriano.
“¿Cuál es el canal de las pelotas?” – pregunta Cobo sin entender nada.
“El canal de las pelotas puede ser el 11, pero este es el de la realidad” – le responde 22.
“¿Entienden ahora cuando dije lo que dije alguna vez?” – dice Dolores.
“¿Qué cosa?” – pregunta Cibriano.
“Que un desesperado es capaz de hasta abrazarse a un tiburón” – rememora Dolores.
“¿Te parece Dolores que uno solo puede ser el desesperado? Creo que varios” – dice 22.
“Sí, ya son fegureta repetida” – dice Elisabetta.
“Si de feguretas repetidas se dice, también lo es Metropoligarcha” – dice Miramar.
“No Miramar, ya Metropoligarcha es para tener varios tafiroles a mano, ni un botiquín alcanza” – dice Bolívar.
“¿¡Cómo!? ¿Acaso no les quitaron la concesión?” – pregunta Cobo.
“Se las van a quitar las pelotas del chancho” – dice Cibriano.
“¿Y entonces?” – pregunta Sierra.
“Entonces – dice 22 mientras con el pantógrafo se rasca el techo, y sigue – lo que pasa es que primero los ánimos se caldearon de tal suerte que se fueron hasta las nubes y entonces había que poner pañitos fríos. El gobierno se calienta al pedo, intenta meterles un palo en el culo pero pareciera que Metropoligarcha se las trae con calzoncillos de lata blindados y ahí no más se mastican la bronca”.
“Si, si. No hay dudas, tenía razón TT01 cuando dijo que los papeles contienen tres millones y medio de sellos para abultar estanterías de la CNRT y de FA” – dice Dolores.
“¿Cómo no se iban a masticar la bronca si la jueza dijo “Bueno señores, acá las cosas se están dando de la siguiente forma, tenemos querellados y querellantes, por ende se emite la circular de notificación por la cual ambas partes deberán concurrir” y según ella parece que una de las partes llegó tarde al asunto y la otra sacó provecho?” – dice Elisabetta.
“Lógico. Seguramente Montoto habrá llamado a Aime y le propuso un negocio entre manos, ya lo sabemos” – agrega Sevigne.
“¡No me digan! ¿Y negociaron acaso en la cafetería La Strada?” – comenta Mercedes.
“No que La Strada es boliche peligroso” – dice Menéndez.
“¿Por?” – pregunta Sierra.
“Yo te lo digo Sierra: orejas provenientes de sitios que danzan en varios frentes, se pasan los chusmeríos de oreja en oreja y ese es el deporte más utilizado” – contesta prontamente Cibriano.
“¿Dónde entonces?” – pregunta Sierra.
“A los túneles, que se yo, pero yo sé que también hay boxeo en otra parte” – dice Miramar.
“Vamos al Luna!!!!!” – anuncia a los cuatro vientos 22.
“Pará 22 que te van a cortar la línea, sobre todo Truman Capote” – trata de calmar los ánimos Cibriano.
“22, el box no es en Luna, nos vamos a la República del Jardín” – dice Mercedes.
“Campanazo de inicio señores!!!” – dice Sevigné.
“La pelea empezó porque el gobierno le tiró con misiles aduciendo que el servicio ferroviario a Tucumán era decrépito” – cuenta Mercedes.
“¿Puedo decir algo? – dice Capote luego de haber oído desde la distancia la charla- ¿En qué quedamos muchachos?”.
Todos se miran. Y la remata Miramar “Es de lógico suponer que en este ambiente cuajen de todas las cosas posibles”.
“Siiiiii, después de estar una eternidad en el tren, llegaron a Retiro y el maquinista tuvo las de acero para largar su frase pero la gente generó una tormenta que llovieron insultos e improperios” – continua contando Mercedes.
“¿Y qué tiene que ver para que el gobierno se calentara con NOA?” – pregunta Cobo.
“Sencillo Cobo: es que nuestros trenes son toda una novela, son también una comedia de confusiones como también una tragicomedia pegajosa” – le contesta Menéndez.
“Pero gente, no hay que hacerse ningún problema: lo que pasa es que los argentinos no estamos viviendo la realidad, nuestra realidad es toda una película de terror, lo que pasa es todas las noches cuando ponemos la cabeza sobre la almohada soñamos con monstruos provenientes de otros planetas, asquerosos gorilas, monos del planeta de los Cínicos, bichitos provenientes de la Antártida y tortugas que nos planchan y después nos hacen pomada” – dice Mardel.
“Hablando de tortugas que nos planchan y después nos hacen pomada, bah, acá habría que hablar de otros también que se ocuparon de eso” – dice Truman Capote.
“¿Cómo quién?” – pregunta Elisabetta.
“De unos que me parece que les dicen Transportes de Basuras Acopladas” – dice Capote.
“No entiendo” – dice Miramar.
“Boluda! Trenes de Buenos Aires” – le dice Cibriano.
“Es que lo único que les quedó que les valiera la pena es el chu chu que va de Puerto Madero a Castelar” – comenta Menéndez.
“¿Y los restantes?” – pregunta 22.
“¡Que se jodan!” – dice secamente Sevigné.
“Y bien, que vamos a hacer...” – dice Cobo.
“Si, de solo recordar cuando Menem dijo que en este país no se hacía filantropía con los capitales, que iba a los lugares seguros” – remata Cibriano.
“Solo miremos las arcas de ciertos personajes y veamos” – dice Bolívar.
“Sigamos así, es que ellos tan luego pensarán seguir haciendo las cosas pal carajo, como el diablo...” – dice Sevigné.
“O que les llegue algún día el famoso cargo de conciencia” – concluye Dolores.
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