Observaciones: Toda coincidencia con la realidad es pura casualidad
PERSONAJES
JUAN CARLOS Señalero
LISANDRO Maquinista
NORBERTO Socio ayudante
MARTÍN Guardatren
JOAQUÍN Guardatren
VALENTÍN Mecánico
HORACIO Jefe de cuadrilla de vía
JAIME Cuadrillero
Mar del Plata – Bar. Entran JUAN CARLOS, LISANDRO, MARTÍN y JOAQUÍN. Se acomodan en una mesa. Se acerca la
camarera y piden la carta.
Lisandro.- Juanca, no se te ocurra encender el pucho (Le señala con el dedo índice derecho el cartel de prohibido fumar en el lugar, pegado contra la pared).
Juan Carlos.- Bueno (Se mete el pucho apagado en la boca).
Lisandro.- No querido, la prohibición rige que debes guardarte el pucho en lo mío bolsillo.
Martín (Se quita los anteojos).- No le pidas peras al olmo, el garillo es como la pistola del milico, vive con ella las 24 horas del día.
Juan Carlos se quita el cigarrillo y se lo guarda en el bolsillo. Se
acerca la camarera.
Camarera.- Hola… ¿desean algo los caballeros?
Lisandro.- ¿Puede ser cerveza sin alcohol?
Camarera.- ¿Para los cinco?
Joaquín (Levanta la vista y mira a la camarera).- Por nosotros cinco, los restantes seguro se la toman con alcohol………. (se rie).
Camarera.- ¿Algo más?
Martín.- Por ahora pasamos, más tarde vemos (La camarera rie).
La camarera se retira luego de haber anotado el pedido. Joaquín mira totalmente ido a la camarera, a la altura de la cola.
Lisandro.- ¿Es tu chica la camarera?
Joaquín.- Podría ser mi mujer.
Martín.- ¿Cómo? ¿Qué número vas?
Joaquín.- Ya perdí la cuenta…
Martín (Irrumpe).- No, yo sé más de su vida que él mismo…
Joaquín.- No sabía, de ser así me perdí de algo…
Martín.- ¡Callate que tú cambias más de minas que de calzoncillos!
Lisandro mira a Juan Carlos y luego manda su mirada a Martín y a Joaquín.
Juan Carlos.- A mí no me echen las acusaciones…
Lisandro.- Sí, claro, desde que te llevaste a Vanesa al catre…
Martín (se pone serio).- De esta sí que recién me desayuno…
Joaquín (Le recrimina a Martín).- Qué milagro al chusma se le escapó esta… ¡Y después dice saberse toda mi vida!
En ese instante entran al bar NORBERTO, VALENTÍN, HORACIO y JAIME. Se acomodan como pueden en la mesa redonda donde están sentados. Se acerca la camarera.- Su cerveza sin alcohol.
Horacio.- Disculpe que la moleste señorita pero… ¿desde cuándo a estos perejiles toman cerveza sin alcohol?
Camarera.- Ellos pidieron eso.
Jaime (A sus compañeros).- ¿Desde cuándo son anti alcohol que cuando se juntan en la casilla de los maquinistas se toman hasta el jugo de los ladrillos?
Lisandro.- ¿Crees que vinimos a acabar con una borrachera tipo boliche bailable? Pidan de una vez lo que van a consumir y dejen de vueltas…
Norberto.- Antes que la cerveza sin alcohol prefiero mandarme una agua con gas.
Los demás piden cerveza sin alcohol. Vuelve a retirarse la camarera y Joaquín la mira.
Norberto.- Joaquín… Joaquín… (No contesta pero con su mirada sigue a la camarera). Es evidente que la que tenía la pateó…
Valentín.- Patea porque no encuentra la horma del zapato…
Horacio.- ¿Qué tal las elecciones?
Lisandro (Con una mueca con la parte izquierda de la cara).- Ni. Lo mismo de siempre. No esperes mucho…
Jaime.- Yo tenga una mejor ¡El atraso del Gran Capitán!
Norberto.- Sí, claro, el mejor tren del mundo, el del olor a chivo, sovaco, pata, huevo, culo… es como mandarse un viaje en bondi hasta Lima (Todos se rien excepto Norberto). Y si muchachos, ¿qué pueden esperar después de tener el culo aplastado más de 48 horas?
Juan Carlos.- Fumando espero…
Valentín (mira a Juan Carlos).- Que venga tu novia para guardarte en el catre después del último tren.
Jaime.- ¿Qué se dice de la victoria Roja?
Joaquín.- Cierto sujeto estalló (Con el dedo mayor derecho señaló a Lisandro).
Lisandro.- Si encuentro la lámpara de Aladino uno de los deseos que pediré será que Racing vuelva a ser la gloria otrora que era.
Joaquín.- Porque te hundiste en el vigésimo piso del infierno muchacho (Se rie).
Martín.- No cuentes los pollos antes de nacer porque ahora veamos que sucede con Pipo, aunque debo confesar que la gallina está más cerca de ser un equipo de escuela primaria…
Lisandro.- Muy bueno, primero invirtiendo la tabla de abajo hacia arriba.
Valentín.- Y los enemigos de
Martín.- Ustedes sí que andan atrasados, porque justamente, diablos y gallinas empataron. O sea, ni chicha ni limonada.
Horacio.- Bueno, me resbala un soto así que volviendo… a los rieles… por supuesto.
Jaime.- Sos un enfermo de los rieles….
Horacio.- El drama de mi vida es el siguiente: trabajo en los rieles, duermo con los rieles, desayuno y meriendo con los rieles, almuerzo y ceno con los rieles, o sea, mi novia está repodrida de mis cuentos de rieles.
Norberto.- Excepto cuando le propones ir a la cama a un sueño bien erótico.
Horacio.- No tanto como eso…
Norberto.- Y entonces…
Horacio.- Para dormir como roca.
Lisandro.- Y después cuando se levanta la ves en bikini…
Horacio.- Con la bikini a la playa, acá con los pantaloncitos cortitos…
Jaime.- Yo cuando fui en el camarote a Córdoba, tuve la suerte de dormir solo y solito en calzoncillos.
Valentín.- Y hubieras dormido en bobelinos, era exactamente lo mismo.
Jaime.- Pero se duerme como rey y duque, en el zarandeo del cordobés.
Juan Carlos.- Me la llamo a Vanesa y me rajo a Córdoba en camarote…
Lisandro.- Guay que antes que nada debes guardar tu cama con varios meses de antelación.
Juan Carlos.- Ah, bueno, me quedo haciendo cambios aquí.
Joaquín.- ¿Cómo es esa historia de Vanesa?
Martín.- mTe la cuento (Jaime se acomoda en cuatro). Resulta que una noche pasó con su ropa harapienta como de costumbre….
Juan Carlos.- ¿¡Estás tratándome de viejo chupado!?
Martín.- A decir verdad, sí, porque estás así por culpa del cigarro, al margen, ¿cuándo viniste con una ropa digna de ser presentable? Siempre fuiste el mismo rotoso de siempre, certeramente no sé qué te vió esa piba en ti…
Juan Carlos.- Lo mismo que te debe haber visto la desdentada de la avenida Luro.
Lisandro.- ¿Alguien queda libre de cargos y culpas?
Horacio.- Yo mejor preguntaría ¿quién no metió cuernos y garfios alguna vez?
Lisandro.- Yo metí garfios en el motor diesel y causé un incendio en la máquina la otra vez.
Valentín.- Hace años no recuerdo para qué trepé al tanque de agua, en una mala maniobra mía y acabé tomando un baño… un poco más
y me voy a las cloacas.
Martín.- Bueno, la cuestión fue que pasó esa noche como de costumbre, con su ropa avejentada, trapera si desean llamarlo de una forma e invitó a Vanesa, que en ese momento noviaba con el chancho, a tomarse unos matecitos arriba. Ella, ni corta ni perezosa aceptó.
Juan Carlos.- ¿Acaso son un pecado mandarse unos mates?
Valentín.- Pecado es tomarse unas cervezas y pasarse de rosquete…
Lisandro.- Como la de cierto por ahí… (Imitando un cantito cordobés en la palabra Ahí, acentuado en
Martín.- Y después del mate, palabra va, palabra viene, bueno, un buen beneplácito y con un par de chamuyos, se la mandó pal catre.
Juan Carlos.- ¿Y qué te importa y le mandé cuatro chamuyos para terminar en el catre? Yo a ustedes no les pregunto cómo se preparan para ir a la cama con sus chichis.
Norberto.- Yo sé que con la mía hago de cuenta que duermo como la sardina en su lata… (Todos se rien)
Horacio.- Como viajar en los transportes de Buenos Aires. Aprendí que en los subtes de Buenos Aires a los pasajeros les dicen minorsardos.
Jaime.- ¿Razón, causa, motivo y circunstancia?
Horacio.- Porque como verdaderas patotas de los ríos subterráneos, estas criaturas mitad hombre y mitad sardinas viajan apretados en vagones con olor a pescado.
Lisandro.- ¿Y en tierra no hay olor a pescado?
Martín.- Pata, culo, huevo, chivo y sovaco. Para evidencias, el Sarmiento es ejemplo mucho más que evidente. Otro ejemplo es el San Martín.
Joaquín.- Yo diría que los pasajeros saben tanto de trenes como yo del cromosoma del sapo. ¿No recuerda cuando a
Jaime (Resignado y serio, con el vaso en la mano).- ¿Por qué todos parecen haber perdido la memoria?
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