1ª Parte

Marina anda un poco inquieta. Va, viene, da vueltas y más vueltas y sabe que tan pronto como se pueda imaginar, ella rodará a Córdoba. Al mismo tiempo ya planea el convite para sus hermanas colegas. Y una noche fue la perfecta ocasión para pasar el chisme a todos los lugares:

“Gentes: el viernes nos vamos a dir pa´ Córdoba. Vengan que yo invito”. En Spurr, más de una pensó que se trataba de una broma y en Maldonado llegaron a sospechar de la invitación. Por eso, del Geriátrico Lynch, Yatay llamó a Marina:

“Buenas Marina... que bien se te ve” – dice Yatay.

“Ves... acá hay un clima de alegría” – le contesta Marina del otro lado del tubo.

“Sí, ya sé que te vas a Córdoba Marina pero... hay algo que no entiendo” – le dice Yatay.

“¿Qué cosa?” – pregunta Marina.

“Eso de “Vengan que yo invito”” – le suelta Monte Caseros antes de que pudiera hacerlo Yatay.

“Sencillo chicas: ustedes tienen que venir acá y a nadie le tienen porqué rendir cuentas de qué cuernos tienen que venir a hacer” – les responde Marina.

“Ah! Y... ¿Y si nos sacan a las patadas?” – pregunta G601.

“Mira G601... ustedes vengan y se acabó el asunto” – dice Marina.

“No seas idiota... aparte ¿cómo piensas pasar si tienes ochenta musculosos protegiendo a payasos?” – le dice Loretta.

“A ver mis queridas colegas del Geriátrico Lynch and company: ustedes tienen que venir, están todas invitadas, aunque ellos les pidan la invitación, les dicen que van de parte mía y si no desisten con eso, yo me ocupo de ellos” – les contesta Marina.

“Esta no entiende un pomo... ¿cómo piensas pasar por delante de ochenta musculosos?” – vuelve con la misma pregunta Loretta.

“Tengo dos opciones: o los prendo fuego o los paso por encima. Elijan una de las dos” – les dice Marina.

“Evaluamos en el momento, ahora dejemos de pavadas” – dice Monte Caseros.

“¡Ustedes déjense de pavadas y vengan de una buena vez por todas!” – les dice Marina.

“Nos vemos y adios” – le dice G601 a Marina.

“Hasta la vuelta” – las saluda Marina.

Pero no solo en el Geriátrico Lynch había dudas, también cayó una llamadita desde Polvorín.

“Marina, soy yo 22... ¿a qué hora es el evento?” – le pregunta 22 a Marina.

“El día viernes a las 21 salimos desde Retiro” – le contesta Marina.

“¿Seguro que no habrá problemas con los bastones duros?” – le pregunta Lupe.

“Con esa ya me tienen hasta la coronilla... de esos me encargo yo” – les contesta Marina.

Y llegó el gran día. Todo estaba bien, aunque Marina no puso reparo que la cosa estaba bien era una “apariencia”. Marina tenía listo el convite para sus hermanas – colegas e irse a Córdoba. Pero a punto llegó Mercedes para chiflarle la de último momento:

“Marina... hay problemas” – le dice Mercedes desde el Patio Retiro.

“¿Qué no se pudrió ahora Mechi?” – le pregunta Marina a Mercedes.

“Y... es que los muy guachos en Retiro dijeron que no éramos de la partida por tratarse de un viaje ceremonial” – le dice Mercedes a Marina.

“¿Qué no se podía esperar de éstos gansos?” – dice Marina a Mercedes en forma de pregunta.

“Muy sencillo Marina: esto es Argentina, donde los que deben tener más protagonismo son los payasos que nos dirigen y así vamos como vamos” – le contesta Mercedes.

“Genial... yo quisiera saber si acaso ustedes no son parte del ceremonial” – le dice en forma de pregunta Marina a Mercedes.

“Yo mejor diría que los gansos como dices tú, se dejen de romper las bolas y se vayan al carajo” – le dice Mercedes a Marina.

“En serio... tienes razón, ustedes hagan la patancha – le dice Marina – Y no digas un pepino de lo que acabamos de charlar ahora ¿Claro? Sino me van a caer las llamadas masivamente”.

“De acuerdo... sigamos adelante” – le dice Mercedes.

Mientras Mercedes charlaba con Marina por teléfono en el Patio de Retiro, no advirtió que por atrás estaba Maribel y Yoly. Cuando Maribel escuchó que ellas no eran de la partida, urgente salió al cabín de TBA a llamar a Hospital 4:

“Doris” – le dice Maribel.

“¿Sí? ¿Qué pasa Maribel?” – le pregunta Doris desde Hospital 4.

“Parece que no seremos de la partida... no fue en vano las sospechas de Maldonado” – le dice Maribel.

Pero en el teléfono de Hospital 4 también estaban Miramar y Remedios. Fue precisamente Remedios que cuando escuchó la frase de Maribel, soltó “¡Bingo!”.

“¿Qué bingo las pelotas? Avisen a Escalda y Maldonado porque esto va con algodones la ida a Córdoba” – les dice Maribel.

“Ah! Che Maribel... Supongo que todo ésto lo sabe Marina ¿verdad?” – pregunta Miramar.

“Más vale que sí boluda... acabo de oír la conversación entre Mercedes y Marina desde el Patio de Retiro y yo para avisarles a ustedes tuve que fugarme al cabín de TBA” – le contesta Maribel.

“Cuando tengas novedades tirá el cabo. No te olvides” – le dice Doris.

“Claro que no me olvido de ustedes, voy por Nancy que está esperándome en la UGO” – les dice Maribel y corta el teléfono para salir corriendo al San Martín.

Cuando llega al San Martín, Maribel le dice a Nancy “Mira Nancy que la cosa está fulera... nos borraron olímpicamente”.

“¿Será que la goma de borrar que compró Ferrocentral es lo suficientemente grande como para borrarnos a todas juntas?” – le pregunta Nancy irónicamente.

Maribel, Silvina y Luciana Belén rieron juntas.

“Pero claro... si no nos quieren es porque cuando nos vean nos van a borrar con ella” – continúa diciendo Nancy.

“Negra, tenés razón... ¡Y que gran verdad dijiste!” – le dice Luciana Belén a Nancy.

“A lo mejor vendrán los milicos con los hidrantes” – dice Silvina.

“Pero Silvina, sos cabeza! Con la goma de borrar basta y alcanza” – le dice Nancy a Silvina.

“¿Y quién viaja entonces?” – pregunta Luciana Belén.

Maribel hace una mueca rara y dice “El loro”. Las demás se ríen.

Mientras tanto, en Spurr se enteraron de la negativa de ir a Córdoba y para matar la espera, empezaron a dilucidar:

“Lo ideal sería que ese trencito saliera con 16 pero por ahí le mandan una GR-12” – dice Verónica.

“¿Y quien dice que por ahí no la GAIA?” – dice Alicia.

“¿¡GAIA?! Uya!!!! ¡A la miércoles!!! Estoy hiper segura de que con una GAIA plantan bandera en el medio de la nada” – dice Mariela.

“¿Alguien quiere un matecito?” – les ofrece M. Lucila.

“Que oportuna Lucila” – dice Liliana.

“Eso no es oportunismo Liliana, eso significa que hay que llevar repuestos por si las moscas” – le contesta M. Lucila a Liliana.

“Pero dicen que en el servicio local en Córdoba, ésta gente pone las GAIA y hasta ahora, cumplieron” – dice Natalia.

“A lo mejor irán a renacer” – dice Mabel.

“Solo será cuestión de hacer las modificaciones que debieran hacer para que caminen como la gente” – dice Alicia.

“Si es todo lo contrario Alicia, mejor sigo el consejo de Lucila” – le contesta Mabel.

Mientras las esperas se sucedían, Marina sabía al pie de la letra lo que los capos tenían planeado. Pero ella se resistía a que sus hermanas se perdieran el convite de ir a Córdoba. Por eso, Marina llamó a sus hermanas colegas con el siguiente mensaje:

“Todas las que puedan el viernes a las 15.30 a hacer la resistencia del convite”.

En Escalda, Cuenca miró a Elisabetta y le dijo “Marina está loca”.

“Debe tener algún cable pelado” – le dice Elisabetta.

“¿Qué quiere? ¿Qué nos vengan con los hidrantes???” – dice Olivati.

“Hagamos una a la manera nuestra: enviemos a Maribel, le enviamos como apoyo a La Chabona y a Karpik, que ellas vayan y vean el panorama... yo no voy a arriesgar mi pellejo para salir luego incendiada” – dice Bragado.

“Para eso vamos todas en masa y nos metemos en un rincón” – dice A905.

“Y... total, jugado por jugado, que más da” – dice A625.

“Vamos... cuanto más, nos quedamos en el Patio Retiro” – propone Pico.

Después de haber deliberado en Escalda, avisan al Hospital 4 y a Maldonado. Y empiezan la marcha rumbo a Retiro. Lomas les dice a sus hermanas “Ustedes sepan que vamos a Retiro pero no a hacer resistencia, vamos a camuflarnos detrás del tren”.

Cuando la peregrinación se va toda a Retiro, Bragado dio media vuelta y se fue a Kilo 5 por Jo: “Jo, todas se están yendo a Retiro, vete tan pronto como puedas, yo voy hasta 4” – le dice Bragado.

“¿Qué? ¿Acaso piensan ir igual a pesar de la prohibición?” – pregunta Jo.

“¿Y quién te dijo que está prohibido camuflarse?” – le dice Bragado.

“Ah... una cosa es prohibir la ida legalmente y otra es la camuflada” – le dice Jo a Bragado.

“Por eso mismo, apurate y vete a alcanzar a mis hermanas que ya salieron en patota a Retiro” – le dice Bragado y sale disparada rumbo a Hospital 4.

Cuando Bragado llega a Hospital 4, se encuentra con Suipacha: “Se fueron todas... yo me quedo de guardia” – le dice.

“¿Cómo?” – le pregunta Bragado a Suipacha.

“Si nena... ve por Junín pero yo no” – se niega a ir Suipacha.

“¡Junín! No, vos venís pero ella está en el loquero Mecha” – le responde Bragado.

“Total, es viernes y nadie sabrá que acá algo falta” – dice Suipacha y sale con Bragado rumbo a Retiro. Desde Spurr, la caravana había empezado bien tempranito, aunque algunas quedaron en el taller.

Pero la cosa en Retiro seguía complicada. Marina trataba de ver cómo podía hacer para que sus hermanas fueran de la partida. Pero un palo le cayó encima cuando la descubrieron planeando el convite a sus hermanas y eso la llevó a discutir con un ingeniero superior:

“Ojo lo que haces Marina... que no haya multitud de locomotoras porque de acá vuelan” – le dijo el superior.

“¿Qué? ¿Acaso piensas que con una orden de ese estilo me asustas?” – le dice Marina desafiante.

“Portate bien, cumplí al pie de la letra lo que acá se dice porque todavía ignoras lo que le pasa a las locomotoras que transgreden las órdenes” – le dice el superior.

“¿Vos me estás cargando? No sabía que hacías joditas para Videomatch” – le dice Marina irónicamente.

“Te crees demasiado lista pero te recuerdo que tu lugar es el de Ferrocentral y acá vas a marchar al pie de la letra... ojito con contaminarte con otros aires” – le sigue diciendo el superior.

“¿Qué aires? El aire es uno solo y es bastante puro, los tóxicos son ustedes” – vuelve con sus ironías Marina.

Mientras Marina discutía con el superior en el Patio de Retiro, por detrás estaba Maribel con Mercedes y Silvina que escuchaban la charla. Y la discusión siguió: “Si no haces lo que nosotros dictaminamos, prontito pasarás por la peor arma que conocen los trenes” – volvió a amenazarla el superior.

Y Maribel estalló “¡Vos hacé eso con Marina y nosotras te quemamos vivo en la hoguera!”

El superior miró con cara de asombro a Maribel y no lo podía creer que la cosa se venía plomita. Y Maribel la sigue “Tranqui querido, portate mal con Marina, hacé las cosas al revés del pepino que acá entre todas nos vamos a ocupar de sacarles el cuero de lo lindo”.

“¡Che superior! – grita Silvina - ¡Compren varias gomas de borrar lo suficientemente grandes para borrarnos a todas juntas!”

El superior seguía observándolas a todas con cara de asombro sin saber porque hasta ellas mismas podían hacerle una venganza entre todas. Entonces decidió aflojar y las dejó ser partícipes del tren inaugural.

“Las felicito chicas... siempre es un placer contar con amigos así” – dice Marina.

“Acá todos nos devolvemos los favores...” – dice Mercedes.

Mientras por detrás las locomotoras festejaban que las dejaban ser partícipes del convite, por detrás no advirtieron que el festejo era una mera apariencia, porque en la pura realidad, los superiores no darían paso a la partida de las hermanas de Marina. - Continuará...