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miércoles, 5 de marzo de 2008

Café Ferroviario LVIII: El buen sentido del humor

La llegada de ALL a los rieles argentinos fue como haber ganado una batalla y entonces despacio, con normalidad, se empezó a aceptar una empresa carguera de nivel internacional más dispuesta a arrasar con todo lo que puedan y tengan a su paso que en hacer un bien a los trenes argentinos.

Más de una de las chicas que operan en los trenes de pasajeros se ocuparon de darles letra para todos los gustos, siempre y cuando fuera para preservar su imagen dentro de los trenes de pasajeros a costillas de las correrías en materia de cargas.

Precisamente, a ALL no le gusta que el humor se meta con ellos “Desprestigia a la empresa, a su buena labor” – aseguran los ingenieros.

Sin embargo, las chicas que operan en la Unidad dicen todo lo contrario, basta la frase de Mecánico Karpik “Si ellos son la mejor empresa de cargas para unos, para otros son la mejor pesadilla argenta jamás vista en la realidad”. Sin ir muy lejos, basta rememorar los relatos de Loretta en TEA “Más que ALL nos auxilie, es el Gran Capitán el auxilio de ALL”.

Ellos bien saben cómo cuidar su imagen, las locomotoras saben cómo desprestigiársela. Ellas tienen el control puesto muy de cerca, porque sus frases pueden llegar a hacer “estragos”. Eso le pasó a La Chabona en su viaje a Mendoza “Me llevaron a reparaciones, me usaron y después me devolvieron... es imposible convivir con éstos” se quejó de su estancia en ALL.

Por eso, ellas siempre fueron controladas muy de cerca, cuidadosamente desde las oficinas y los talleres, aunque en muy raras oportunidades iban de visita a las estaciones donde solían parar, si sobre todo se trataba de poder escuchar las conversaciones que ellas tenían. Pero escuchar las conversaciones un día fue poco, hasta las empezaron a grabar y entonces ahí empezaron a revisar hasta el punto y coma de las frases grabadas. Los ingenieros y gerentes comerciales hacían esfuerzos arduos para entender las disparatadas frases y ocurrencias de las locomotoras. Y también supieron especializarse en poner el ojo y sorprenderlas en medio de plena conversación “Hasta un día nosotras decidimos charlar durante 40 horas seguidas y ellos estuvieron ahí, aunque se caían a pedazos de cansancio” relata Pico cuando una vez se juntaron en el Taller en Junín junto con Maribel y Camarero Mansilla y pasaron de vigilia conversando unas 48 horas sin parar.

Cuando ellos se enteran de las reuniones nocturnas, ellos se hacían presentes en las conversaciones pero sus esfuerzos por entender las conversaciones en el momento era imposibles, aunque su principal objetivo era el control. Sin embargo, un buen día, Mabel se quedó con las ganas de poder disfrutar de una charla nocturna en algún taller y de paso, poder enterarse de los chismes. Es que después de varias reuniones se decidió que no habría más reuniones en los talleres y se dispuso que a partir de la fecha, las locomotoras deberían pasar la noche a la intemperie. Estas charlas fueron precisamente prohibidas por el gerente comercial, más conocido por “Mono” por su nacionalidad brasileña.

¿El motivo?

Es que un día Maribel y Bragado fueron citadas por “Mono” al Taller Junín, quienes se negaron a su última sugerencia de levantar las reuniones nocturnas, tendiente a “proteger” el nombre de ALL.

“A partir de ahora, se irán a tomar café afuera” – ordenó Mono a Maribel y Bragado.

“Haz lo que quieras, pero bien sabido es que no puedes estar en todas partes” – le retrucó Bragado.

Mono enmudeció, y dijo “¿Acaso pensarán seguir en la suya?”.

“Por supuesto ¿Piensas que porque prohíbas las juntas nocturnales en Junín no vamos a encontrar lugar para largarlas?” – le dijo en forma de pregunta Maribel a Mono.

Y Mono volvió a enmudecer. Era evidente que entre Bragado y Maribel le habían torcido el brazo a Mono.

Pero Mono no se quedó quieto. El otro lugar al cual le echó el ojo fue Spurr, donde a veces suele haber juntas nocturnales. Pero cuando Mono quiso imponer la misma prohibición que en Junín, estaban Pinamar, Paola, Carolina, Liliana y Alicia para hacerle saber que la orden les entraba por una oreja y les salía por la otra. Fue precisamente Pinamar que asqueada de escuchar y soportar a “Ese tipo”, como ella lo llama, le lanzó una frase demoledora.

“¡Ustedes son más papistas que el Papa!” – fue lo que le dijo Pinamar a Mono.

En ese preciso instante quedó sellada la suerte de las locomotoras en Junín, aunque la censura por el momento estaría lejos del Taller Spurr.

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