Te lleva unos segundos firmar este petitorio

miércoles, 5 de marzo de 2008

2003 – 5 años de mí – 2008: Jaime San Gotardo

Nota: Inspirado en un relato de Daniel Velázquez en su visita por el Tren de las Sierras, destinado a publicación de la revista Todo Trenes.

Segunda Parte

“Próxima estación: La Falda”.

Muy bonito todo pero nos abrimos paso para pasar por entre la feria artesanal y la Secretaría de Turismo que está en la estación. Una chica se para al borde del andén y no podemos evitar detenernos para saber qué desea.

- Todas las noches hago lo mismo, solo para ver si por esas remotas casualidades aparece un tren... ustedes saben, como creo que para cuando regrese el tren, estaré bajo la tumba, me escapo a Capilla del Monte a accionar una mesa giratoria. Allí por lo menos tengo la sensación de estar en contactos con estos bellos fierros.

- Toda tuya Jaime...

Le dije así. No quería dejarlo sin la chica, yo me las podía bancar de otra forma. Nos pidió si la podíamos llevar a pasear unos metros pero ahí fue cuando debimos darle la negativa de no. Me partió el alma cuando ví de sus ojos emanar lágrimas de silencio. Entonces, se me ocurrió que visitara el par de vagones y se sentara un rato.

Antes de que nos marchemos, Melisa nos dijo que ella todas las noches baila bajo las luces del andén. Quisimos que nos bailara algo y nos bailó el tema del mundial 2006. Me gusto mucho como quiebra sus caderas, pero tuvimos que marchar.

***

- Te dejo el timón a tí, estoy cansado...

“No hay problema, ahora lo llevo a Monte Hermoso”.

Amanecía cuando llegamos a Monte Hermoso. Tuvimos la sensación de ir a jugar a la pelota y... monumentos ferroviarios: una vaporera, un furgón de carga. Seguimos camino porque la torre de señales nos estaba dando vía libre. Bah, para seguir camino por suerte debimos cruzar la plazoleta. Me sentía de otro mundo haciendo este viaje fantasmal...

“No te olvides que en el 2008 se prometió otra vez este tren...”.

No me animé a contradecirlo para nada. Porque estamos en el 2008 no más...

***

Y llegamos al Lago San Roque. Percibí la sensación de anhelos pero de muchos a los cuales les están robando las ilusiones. Ya no me era ninguna sorpresa, porque a mí alguna vez me las han robado. Es que estoy bastante harto de esperar. No quiero pensar cuáles son las ilusiones de esta gente, y la distancia a la que están estos tipos trajeados.

Como salimos, regresamos nuevamente a Río Tercero, donde Jaime San Gotardo se despidió de mí, debió volver al neuropsiquiátrico del cual había escapado.

Yo seguí camino hasta Villa María, de donde había robado el tren. Menos mal que era un fantasma, porque estaban rastreando los vehículos desaparecidos. Por suerte, ni bien puse los dos pies bien lejos de la estación, volví a ser yo. El yo de carne y hueso. Porque yo soy Kevin Alonso. Pero cuando fui fantasma, también adquirí la misma identidad: Jaime San Gotardo.

Y el robo del tren sería un mero cuento.

No hay comentarios: