Nota: Es una fantasía
Hace bastante tiempo que Cañuelas está trabajando en la carguera FEPSA, pero tiene sus días, unos buenos y otros no tanto. Desde la última vez que Cañuelas hizo lío, fue por las revisiones técnicas, pero solo hicieron tres y nunca más.
“Che Lucila... ¿tenés idea de cuándo deberían hacer tú revisión técnica?” – pregunta Viviana.
“¿La mía? Creo que hace como un largo mes...” – contesta Lucila.
“¡¿Un mes?!” – se exalta Wendy.
“Un mes... largo y tortuoso” – dice Giselle.
“Justo... como el carro mortuorio” – dice Cañuelas.
“Grande Cañuelas... nos mandaste a la tumba a todos” – dice Viviana.
“¿Y qué querés? Ustedes son las caguinches que dicen que le van a hacer frente a los ingenieros y después se les queda el rrope en la cadena” – dice Cañuelas.
“Bueno... es que no queremos ir al soplete... ellos nos amenazan siempre con eso” – dice Lucila.
“Porque es lo que les digo: son unas cagonas por donde se las quiera mirar. Fuera Pico por ella ya hubiera volado este galpón asqueroso!” – dice Cañuelas.
“Hablando de Pico, esa es una certeza, claro, varios nos hubiéramos ido con ella” – dice Wendy.
“Pesando mejor, Cañuelas tiene razón, somos caguinches. Dijimos que íbamos a colgar a los ingenieros del poste telegráfico y nunca lo hicimos. Por eso los tenemos a ellos riéndose en nuestras jetas” – dice Giselle.
“Justo... y Guillermina desde que tengo uso de razón de existencia aquí, creo que no sabe qué es andar” – hace una observación Viviana.
“Pero volvemos a lo mismo Vivi: nosotras tenemos la culpa por no hacer marchar a los ingenieros” – dice Giselle.
“¿Y qué se les ocurre?” – pregunta Lucila a las demás.
Cañuelas toma el teléfono y llama a Polvorín “Buenas señores tranvías...” – dice.
“Buenas doña... ¿Qué osas por este sector?” – pregunta Truman Capote.
“¿Osar? Necesito un asesoramiento” – dice Cañuelas.
“¿A quién tenés que volar?” – pregunta Lupe.
“En realidad tengo que poner en cintura a los sabelotodos de aquí abajo” – dice Cañuelas.
“Una solución es que busques una sucursal de Infierno Corporation” – sugiere Aquilina.
“Otra es que traten de ver cómo llegar al subsuelo 666” – sugiere 22.
“Pero necesito algo de acción” – dice Cañuelas.
“Mira... puedes imitar la broma de Pico a los de ALL, fabricó una bombita de humito y olor y la largó en el taller, en Junín... bueno, ya sabes, los monos salieron a alquilar balcones” – comenta Cibriano.
“Oye Cañuelas... ¿puedes decirnos con quién hablas?” – pregunta Giselle.
“Con unos personajes divinos llamados tranvías” – contesta Cañuelas.
“¿Tranvías? Alguna especie de locotractor o algo parecido...” – dice Lucila.
“Che! Decile a la doña que tranvía es ese cacharro con trole” – dice Pepito.
“Lucila, me informan de ese sector que tranvía es ese cacharro con trole ayiba” – Cañuelas reproduce las palabras de Pepito.
“Bueno... ¿anotaron la de la bombita?” – pregunta Viviana a las demás.
“Ya está. Oigan... yo tengo una” – dice Wendy.
“¿Qué?” – pregunta Cañuelas.
“Una escupida al estilo Bragado” – dice Wendy.
“Para eso yo tengo una mejor...” – dice Cañuelas.
“Siempre y cuando no sea explosiva” – dice 22.
“No... para nada” – dice Cañuelas.
Un ingeniero las sorprende “Cañuelas... Cañuelas...” – dice Viviana.
“Pero no te preocupes Truman, la estancia es algo mortuosa” – dice Cañuelas al teléfono.
“Cañuelas... deja el teléfono, pues me parece que vamos a tener azotes en el culo” – avisa Giselle.
El ingeniero corta la comunicación “¿Así que su estancia le parece mortuosa?”.
“¿Quién le dijo eso?” – pregunta Cañuelas.
“Usted se está quejando de su estancia aquí y desde que llegó, su comportamiento es un desastre” – dice el ingeniero.
“Ves demasiada tele bicho!” – dice Cañuelas.
“Vos está demasiado pasada de revoluciones” – dice el ingeniero.
“Yo estoy bien. De lo que no estoy bien es que prometieron las revisiones técnicas y solo hicieron tres. ¿Entiendes ese número? Tres. Te – Erre - E – Ese. Tres” – dice Cañuelas.
“Usted en lo único que piensa es en las revisiones técnicas y no en que acá vino a laburar” – contesta el ingeniero.
“No solo vine a pensar en revisiones técnicas, sino a hacer sociales con ellas” – dice Cañuelas y las señala. Ellas se sonríen.
“Bien... bien... ¡Me la ponen a trabajar cinco días seguidos!” – grita el ingeniero.
“No te preocupes... puedo pasar toda mi vida parada de cabeza” – contesta muy fresca Cañuelas.
Los obreros empezaron a armar una formación para hacer trabajar a Cañuelas. “Cañuelas... son unas bestias cuando te ponen esa clase de castigos forzosos, ¿qué deseas qué hagamos por ti?” – pregunta Giselle.
“¿Por mí? Bueno, para hacer un bien por la humanidad, trae un poco de gasoil” – dice Cañuelas.
Giselle regresa con un bidón de gasoil “Gracias Giselle, ahora. ¿Dónde están los baños?” – pregunta Cañuelas.
“Allá al fondo, a la izquierda” – contesta Giselle.
Cañuelas se va al baño. Con una canaleta de plástico vuelca el gasoil dentro del inodoro y en el marco donde existía un foquito de luz, instala un encendedor. Se va.
Un ingeniero va al baño y acciona la llave de la luz. Como tenía un gorrito, empieza arder el gorrito. Huele que algo se quema y se mira al espejo, ve que su cabeza arde. Gira las canillas pero no sale agua. Se da vuelta y ve líquido en el inodoro “Ah! Ah! Ah! Ah!” – grita y haciendo una vertical, mete su cabeza en el inodoro. Se escucha una explosión seguida de luz.
Afuera Cañuelas ve y oye la explosión. Evelina dice “Esto debe ser una obrita de Cañuelas...”. Cañuelas solo hace una mueca.
En el baño, el ingeniero se deja caer hacia el suelo “Gggrrrrrrrr! ¡Maldición! ¡Cobrará el autor de ésta broma!” – grita desde el baño.
Afuera, Agustina dice “Seguro que van a culpar a alguno de los obreros”.
“Pero obvio. No van a ir a pensar que Cañuelas tiene la marca registrada de bromas pesadas” – dice Evelina.
Los obreros ponen a Cañuelas a trabajar sin parar. En el día 3, Cañuelas cuelga un bolso cargado de herramientas del marco de la puerta de la oficina. Un rato después, un ingeniero llega, abre la puerta y le caen las herramientas en la cabeza “Aaaayyyy! Ya tengo a los diablos que van a cobrar” – dice.
En el día 4 no estaba Cañuelas. “¡Busquen a esa locomotora!” – ordena un obrero.
“¿Dónde éstas locomotora?” – hace una pregunta idiota otro obrero.
“Estoy aquí... y muy asustada” - dice Cañuelas desde la distancia.
¡Corran a buscarla!” – ordena un ingeniero y van a buscarla. Cañuelas les tira con ladrillos y los evade. Ese día se salvó del trabajo forzado.
Por la noche, a una escalera cortó los palos laterales pero no del todo. Por la mañana, un mecánico trepó a la escalera para cambiar una lucecita del taller pero se cayó “Aaaaaaaahhhhhhh!” – gritó.
Después conectó una cocina a un boyero. Desde afuera, espió a un ayudante que iba a encender la cocina y activó el boyero. Unos segundos después, Cañuelas desactiva el boyero y el ayudante trapa de reponerse del golpecito de energía recibido. “Ji! Ji!” – dice Cañuelas mientras se escabulle.
Mientras da vueltas Cañuelas, se topa con un ingeniero “Lo que ustedes buscaban acá lo tienen sin dar demasiadas vueltas!” – dice.
“Bueno, ya que tratan de evadirme, adios!” – dice Cañuelas y sigue su camino.
Se acerca un obrero “Oiga ingeniero... creo saber quién es el autor de las bromas...” – dice.
“¿Ah sí? ¿No me digan que ustedes son?” – retruca el ingeniero.
“No precisamente... la doña color azul creo que tendremos que devolverla porque está trayendo muchos dolores de cabeza” – dice el obrero.
“¿Cuál? ¿La del bobinero?” – pregunta el ingeniero.
“No precisamente... sino es más cerca aún, nuestros vecinos...” – dice el obrero.
“¡Debí sospechar que podría tratarse de ella! Si queremos que no nos traiga dolores de cabeza, creo que habrá que hacer las revisiones técnicas” – dice el ingeniero.
Por detrás, Cañuelas escucha “¿Quién habló de revisiones técnicas?” – pregunta.
“Oh! Casualidad! Usted y las revisiones técnicas!” – exclama el ingeniero.
“Tal vez no querrá seguir padeciendo ¿No?” – dice Cañuelas.
“Esto es el colmo! Una locomotora que traemos para laburar y nos hace la vida imposible” – dice el obrero.
“No hermano, les hago la vida muy confortable, por cierto, ahora soy la delegada de este sector mientras tenga que pernoctar en estos pagos” – dice Cañuelas.
El ingeniero y el obrero se miran “¡Oh no!” – exclaman juntos.
“Sí chicos, les aseguro que vamos a ser muy buenos amigos, así que empezando las revisiones técnicas, vamos...” – ordena Cañuelas y pone a laburar a los empleados del taller.
En la nave, Camila le dice a Alicia “Mientras Cañuelas sea la mandamás, los va a hacer caminar por suerte hasta arriba de un trapecio”.
“Todo es posible con ella...” – dice Alicia.
“Hasta mi pobre angelita ¿no?” – interviene Mabel.
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