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domingo, 25 de mayo de 2008

2003 – 5 años de mí – 2005: Como buenos amigos

Nota: Es un cuento de terror. Están avisados


2ª parte


Sonó el celular. Valeria se obligó a quedarse delante de la bacha hasta verla vacía y asegurarse que no salía más agua. Después atendió el celular.

Al ver la pantalla iluminada, le saltó el nombre de Silvina.

  • Es Silvina Fiori, ¡chicos! – gritó feliz.

Nelson acudió a donde estaba sentada Valeria con la nena en brazos que estaba llorando.

  • ¡Valeria! – gritó -. Andrés quiere matar a la nena, pero no sin querer. ¡La quiere matar a propósito!

  • ¡Mentira! – gritó Andrés, que estaba por detrás -. Sos un mentiroso rematadamente mentiroso, Nelson ¡No jodas más la paciencia!

  • ¡Lo odio! – gritó Andrés -. Quiero que no exista más, Valeria, por qué tengo que soportarlo.

  • Cállense – pidió Valeria -. ¡No oigo nada! ¡Hagan lo que quieran, pero cállense! Nelson ve a limpiarte toda la mugre que tienes encima y no oigo nada.

  • Valeria dijo que hagan lo que quieran – le dijo Nelson a Andrés, que sonrió y dejó de gritar. Llevando a Carolina en brazos, se fueron al baño y Nelson se limpio la suciedad que tenía encima.

Valeria volvió a prestar atención a la voz de Silvina, que provenía desde el celular. Entregaba una atención absoluta, concentrada. Al principio sonreía. Después dejó de sonreír. Después hizo gestos que eran inútiles, porque su interlocutora no los podía ver. Después cortó y sintió que tenía ganas de llorar y que quería estar sola. Después escuchó un ruido largo, complejo y violento. Andrés gritó. Valeria salió corriendo del camarote hacia el baño.

Parado sobre el lavatorio, Andrés gritaba asustado. Nelson trataba de no llorar, milagrosamente entero en medio de los cables colgando del techo. Andrés había trepado al lavatorio para ver los cables (o revolver). Los tirones hicieron que quedaran colgando. La bebe estaba bien, llorando eso sí. Tuvo más ganas de llorar.

Levantó a la bebe, harta de soportar los despelotes de sus amigos y se fue al camarote. Minutos después aparecieron tanto el guardatren como el inspector.

  • Señorita, disculpe, pero hemos de hacerle un llamado de atención...

  • Si es por despelotes, ya estoy resignada – contestó con ganas de llorar -.

  • No llore, pero por todos los inconvenientes generados, no queda otra que abonar una multa.

Valeria abonó la multa sin decir nada. Realmente quería llorar y no le salía. Hasta que finalmente le salió. Delante del camarero.

  • ¡Quiero que se acabe ya esta pesadilla infernal a Córdoba! – gritó-.

  • Falta un tironcito – le contestó el camarero, consolándola.

Y miró hacia el techo. Se encerró en el camarote. Afuera estaban Andrés y Nelson, que bastante le habían hecho pasar. Valeria se sentó en una de las camas, apoyó la cabeza sobre una toalla y se puso a llorar. Lloró y lloró, aliviándose, sintiendo que un sollozo provocaba al otro.

Muy lentamente, tratando de no hacer ruido, dio vuelta la llave en la cerradura y abrió la puerta de golpe. Andrés, que estaba del otro lado apoyándose con todo su peso, cayó sobre el suelo alfombrado golpeándose su calvicie. Camino hasta el coche comedor a buscar leche. Nelson, sentado, sostenía a la bebe sobre su falda. Le dio una trompada en la cara, arrancándole la bebe de los brazos. Nelson tropezó contra una silla y eso le dio tiempo a Valeria de adelantarse. Pronto estuvo otra vez en el camarote con Carolina. Andrés golpeaba la puerta con los puños y gritaba. Pero Valeria estaba encerrada en el camarote.

Su bebe. Chiquita. Indefensa. Suya. Valeria la abrazo, la olió. La leche empezó a fluir otra vez, mansamente, de sus pechos. Examinó que Carolina estuviera bien. Estaba todo bien. Puso su cara contra la de la bebe, tan suave, cubierta por un vello rubio casi invisible. Despedía calor, amor. Valeria la acunó mientras le cantaba una dulcísima melodía con palabras. Movía incontroladamente los bracitos como si quisiera acariciarla, jugar con su nariz. Tenía las uñitas cortas: no representaban peligro ninguno. La bebe sonrió con su sonrisa desdentada.

Se oyó un toc toc en la puerta del camarote. Valeria fue a abrir. Era el inspector.

  • El tren ha llegado a Córdoba.

  • ¿Será el fin del infierno?

Tal vez sea así.

2003 – 5 años de mí – 2005: Como buenos amigos

Nota: Es un cuento de terror. Están avisados


1ª parte


Andrés gritó. Valeria estaba en el baño. La edad de Andrés supera los 40, un poco pelado y algunas canas en su barba. Contextura normal para ser hombre. Podía gritar e insultar muy fuerte durante un tiempo prolongado. Valeria conocía a Andrés como si este fuese su hermano mayor. En el trato que tenían, la mayoría de las veces se reducían a visitas a las cabinas, suficientes para conocer las idas y las vueltas, y la forma de ser de este gran amigo.

Pero Andrés gritaba y gritaba muy, muy fuerte. Tan fuerte lo hacía cuando tenía un accidente en el trabajo, cuando alguien se le atravesaba en la vía imprudentemente, cuando se le perdía el abrigo olvidando que lo había dejado en el coche, cuando discutía con sus compañeros y cuando peleaba con su novia. Todos los gritos parecían similares en volumen, en pasión, en intensidad. Solo cuando sabía de la visita de Valeria u otras amistades a las que quería con todo, se volvía asombrosamente silencioso, esperando el momento para saltar callado, felino, sobre su presa. El silencio era, entonces, más peligroso que todos los gritos: ese silencio en el que Valeria había encontrado una vez a Andrés oprimiendo a Carolina, la bebe de Valeria, haciendo presión sobre su rostro (la boca y la nariz), la dejo casi azul.

Andrés grito, gritó y gritó. Valeria había ido al baño, se enjuagó con cuidado, con urgencia, bajo el chorro de la canilla y, secándose todavía con una toallita que tenía encima, corrió por el pasillo hasta el camarote donde estaban ella con la bebe, Andrés y Nelson. Andrés estaba tirado en el suelo, gritando. Nelson le estaba dando trompadas y patadas en la cabeza y el cuerpo, en forma rítmica. Por suerte Nelson no tenia puestos los zapatos colegiales.

Valeria tomó a Andrés de la chomba y lo puso contra la pared, con fuerza, tratándole de demostrarle, con calma y con firmeza, que le estaba dando el castigo merecido por haberle querido hacer daño a su hijita. Tratando de no demostrarle que tenía ganas de vengarse, de hacerle daño.

Después se acercó a Nelson y lo ayudo a levantarse. Lo calmó para que dejara de agredir a Andrés. Le acariciaba el rostro y los hombros, sentada en el borde de la cama. Nelson lloraba en silencio. Era un hermoso milagro que la bebe no hubiera despertado. Entonces, Valeria buscó en su bolsillo del saco un caramelo, Nelson continuaba llorando pero se lo agradeció. No lo comió.

  • Te agradezco, guardalo para ti – dijo Nelson.

  • Yo sí lo quiero – dijo Andrés -. Si le ofreces a Nelson, no lo hagas delante de mis narices.

  • Eres caradura. Tú, Andy, más bien no te mereces que te nada de parte mía después de lo que quisiste hacer con la bebe.

  • No jodas Vale, dale que tenés caramelos – dijo Andrés. Y ahora Nelson estaba de su lado. Entre los dos intentaron meter las manos en el saco de Valeria, que quería quitárselo. Andrés la llevó contra la pared mientras Nelson le metio las manos en los bolsillos. Valeria sacó las manos de Nelson de los bolsillos con brusquedad. Calma. Firmeza. Autoridad. Amor.

  • ¡No! Mis bolsillos no se tocan.

  • Tenés más, tenés más, no seas ¡dale! – gritaba Andrés.

  • Dale, sacalos, tenés – se sumó Nelson.

  • Chicos, es muy tarde, sugeriría apagar la luz por la beba, hay que dormir – dijo Valeria. Autoridad. Firmeza. Culo.

Andrés y Nelson la dejaron y se pusieron sus pijamas. Ambos se fueron a sus camas, en tanto que Valeria se acostó junto a la bebe. Andrés había fijado sus ojos en Carolina. Valeria pensó que dormidos iban a hacer un viaje a Córdoba más tranquilo. Apagó las luces y apenas dejó un foquito encendido.

Ambas dormían en la cama plácidamente cuando Andrés se levantó silenciosamente y fue al baño. La bebe despertó y empezó a llorar. Como una respuesta automática de su cuerpo, empezó a manar leche de su pecho derecho empapándole el camisón. Sonó la puerta.

  • ¡Un momento! – dijo Valeria hacia la puerta.

Buscó el pasaje y con la bebe en brazos abrió la puerta. Era el guardatren que pedía los boletos. Era un hombre medio gordito, canoso y algo petisón. Nunca lo había visto, pero ninguno permitiría, salvo alguna emergencia, que ingresara al camarote.

El olor a leche enloquecía a Carolina, que lloraba y picoteaba el camisón como un pollito buscando granos. El guardatren revisó el pasaje, lo picó y se lo devolvió. Valeria quedó mirando al guardatren alejarse y pasar por los restantes camarotes pidiendo los pasajes. Después volvió adentro. Sacó un vaso y puso un poco de la leche que le había quedado calentita en un jarrito. Se sentó para amamantar a la bebe. Cuando se le prendía al pecho, ella sentía una sed repentina y violenta que le secaba la boca. Sentía también que una parte de ella se iba a través de los pezones. Mientras Carolina chupaba por un lado, del otro pecho partía un finito chorro pero con mucha presión. Cuando Carolina estuvo satisfecha, se la puso sobre el hombro para hacerla eructar. Ahora había que cambiarla. También debía quitarse el camisón mojado ella. Sin que sus amigos lo supieran. Primero cambiar a la bebe.

Fue al baño. Le quito los pañales sucios. Los enrolló y los metió en una bolsa para luego llevarlos al cesto de la basura. La chiquita se sonrió con su boca desdentada y agitó las piernas, feliz de sentirlas en libertad. Le lavó la cola en una bacha con agua tibia y con una toallita le pasó óleo. La cola no estaba paspada. Apareció Andrés.

  • Andy ¿Me puedes llevar a la beba al camarote mientras tiro esta bolsa y me lavo las manos? – pidió Valeria.

Andrés llevó la bebé con inesperada, inhabitual rapidez. La dejó en la cama y regresó por Valeria. Traía las manos mojadas.

  • ¿Qué pasó que tienes las manos mojadas?

  • Nada, Vale, estaba curando una herida.

Nelson gritó. Valeria corrió al camarote. Los gritos eran muy fuertes y provenían de ahí, del camarote de donde estaban. Andrés se plantó delante de la puerta.

  • No entres ahí, Vale, de verdad, por favor, no entres, perdoname.

Los alaridos de Nelson eran más fuertes que el mismísimo sonido del tren. Deslizándose por debajo de la puerta del camarote, un flujo lento y constante de agua jabonosa inundaba el pasillo haciendo crecer una mancha de color oscuro. Valeria sacó del medio a Andrés y abrió la puerta. Nelson tenía la cara pintada de varios colores y en el pelo de Carolina un pegote de pasta dentífrica. Su bolso estaba revuelto y sus cosméticos, tirados en el suelo, empapados, en medio del charco de agua que provocaba el desborde de la bacha. Andrés había salido del lugar, seguramente, para evadir la situación.

Valeria saco el tapón de la bacha y forcejeó con las canillas.

  • No pude cerrarlas – lloriqueó Nelson.

Para Valeria tampoco era fácil. Habían sido abiertas hasta el punto de ser trabadas. Después de varios intentos, lo consiguió.


Continuará...

2003 – 5 años de mí – 2008: La carta que nunca llegó

En todos los televisores cordobeses, resonaba la siguiente noticia “Tragedia ferroviaria”. Y aparecían las primeras imágenes del tren local de Ferrocentral que había chocado de lleno al carguero de NCA. A esta altura, todos sabían que quienes llevaban los trenes no estaban en vida, pero en medio de tanto dolor, Horacio Drewry, enfundado en su uniforme gris de guardatren, mientras camina al lado de los hierros retorcidos, en ellos va a encontrar una carta.

Levanta ese sobre y ve que está dirigido a Julieta. Abre el sobre y saca ese par de hojas tamaño oficio, tipo block, escritas en puño y letra. He aquí lo que decía:


Querida Julieta:


¿Viste que rápido pasa el tiempo? Y sí, hace ya como un largo año que andamos juntos, con altibajos, pero bueno, no me es extraño.

No pienses que cada vez que me rajo me olvido, no, al contrario, te llevo conmigo como una postal, lamento no tener una fotito tuya, para pensar que estoy tan lejos y tan cerca de ti... pero lo mejor es cuando te tengo delante de mí para darte ese abrazo de oso después de un largo viaje, besarte hasta el cansancio y estar en la cama toda una eternidad.

Sé que has tenido un serio incidente con los capos del hospital de Villa María, ya te dije el remedio, un poco extremista, pero tomá fósforos y querosene, porque la basura, si no la quitas de raíz, la tienes floreciente otra vez.

Sé que como profesional de la salud podrías haber elegido comprarte un cochazo de aquellos pero la verdad, me encanta ese citroen que elegiste, por eso es que donde puedo ayudarte a conseguir los originales, dale, porque ese auto, es una reliquia, un fierrazo (Como los que tengo los 365 días del año).

Hace mucho tiempo que estoy lejos de casa y cuando llegue a Villa María, juro que estaré tan abatido que cuando vaya a mi casa, haré un desvío para dejarte estas líneas y al día siguiente llamarte por teléfono. Necesito dormir, mi físico me lo pide. Es compleja la vida del viajante, aunque verás, tú has visto las hermosas fotos de las sierras que he sacado, parecen salidas de otro planeta!

Son los pros y los contras de mi laburo.

No renuncio a estar sin tu grata compañía, porque de lo contrario, estaría algo solo. En mi casa, mirando basura en la tele (porque lo que hay es porquería) y estar contigo me hace muy bien, como escuchar música, la buena música.

Me gustaría, ya te lo dije, llevarte de vacaciones a algún sitio. He ido con amigos y compañeros y ahora quisiera que fueras tú. Nosotros solos.

Amorcito: te confieso que a la vera de la vía hay muchas tentaciones, que a decir verdad, de físico son muy chotas, pero no las culpo, ellas se ganan la vida con ese trabajo, si algún día llegases a saber que te he sido infiel, aceptaré tu enojo, y, hasta también, tus cachetazos haciéndome saber que te he metido los cuernos.

Lo que un hombre hace por una mujer...

En este momento estamos distanciados, por eso te envío estas líneas. Estás enojada conmigo, te pido perdón. Por sobre todas las cosas, hay algo que te quiero decir... y no me animo.


Edi”


A Horacio, los ojos se le pusieron vidriosos. Tomó su birome, y con su mano izquierda escribió al pie de la carta: “PD: Julieta: Edi, como le dices, te está acompañando desde el cielo...”. Doblo la carta, la guardó en el sobre y cuando regresó a Villa María, en vez de entregarla a su destinatario, la arrojó en un cesto de basura. Y siguió camino a su casa.

Julieta tardó un largo tiempo en saber que su novio no estaba más en vida.

domingo, 4 de mayo de 2008

EL POETA DEL RIEL

Texto: Andrés Santos

El contenido fue corregido por la autora del blog


PROLOGO


EL SIGUIENTE ES UN ARTICULO PREPARADO SOBRE UN REPORTAJE HECHO EL 13 DE MARZO DE 1998 EN LA CIUDAD DE BOLIVAR A UN COMPAÑERO QUE SE JUBILO HACE RATO Y EL TIEMPO QUIZO QUE ESTAS LINEAS DURMIERAN EL SUEÑO DE LOS JUSTOS EN UN OLVIDO NO PREMEDITADO, PERDONABLE EN AQUELLOS VERICUETOS QUE PERMITEN LA AMISTAD.


-DESDE EL CORAZON SE LES GUSTARA-


LLEVADO A BOLIVAR POR UNA VACANTE FERROVIARIA, CONOCI A VARIOS COMPAÑEROS QUE BIEN VALEN UNA HISTORIA PARA CONTAR.

PERO LA DE ESTA PERSONA A QUIEN HARE REFERENCIA SOBRESALE POR SUS ACTIDUDES HUMANAS, POETICAS Y FERROVIARIAS, ME REFIERO A SANTOS VEGA, UNA LUZ QUE ILUMINA LOS DIAS...

RELATA -ME AFLORA UN RECUERDO CUANDO PASANDO POR LA LINEA DEL VIEJO PROVINCIAL, LA VI ASI TAN ABANDONADA, ELLOS DECIAN “REESTRUCTURACION” CUANDO EN RALIDAD ERA OTRA COSA-


“HERRERAS VEGA” -POEMA-

VIEJA ESTACION QUE HOY TE VEO TOTALMANTE ABANDONADA,

YA NO TE QUEDA NADA,

DE LO QUE FUERA TU ORGULLO,

NO SE ESCUCHA NI UN MURMULLO,

EN TU ALMA DE TAPERA,

Y TU FACHADA ALTANERA

QUE FUE SIGNO DE PROGRESO,

ES UN ALTAR OLVIDADO,

DONDE NADIE LLEVA UN REZO.

EN LOS RINCONES DEL TECHO

LAS AVISPAS HAN POBLADO,

SUS NIDOS AGUJEREADOS,

CUELGAN COMO LAGRIMONES,

LOS CARDOS SIEMPRE MIRONES

SE ASOMAN POR LAS VENTANAS,

CON SUS FLORES AZULADAS

MOSTRANDO LA PRIMAVERA.

Y EL GRAMILLON A CRECIDO TANTO

QUE HA TAPADO LA TRANQUERA.

TE MIRO COMO A UNA AMIGA

Y ME LLENO DE TRISTEZA,

Y HASTA AGACHO LA CABEZA

POR SENTIRME ALGO CULPABLE,

YA NO HAY PALABRAS AMABLES

PARA CALMAR TANTO DAÑO.

¿QUIÉN FUE EL HOMBRE TAN EXTRAÑO?

QUE DECRETO TU ABANDONO,

EL PUEBLO LO HABRA OLVIDADO,

PERO YO NO LO PERDONO.

TE LLAMAS HERRERAS VEGAS,

SEGURO POR LOS DONANTES,

ESA COLONIA PUJANTE

HIZO TU ESTACION TRIGUERA.

HOY SOS SOLO UNA TAPERA,

PARA MI SOS LA ESTACION,

TE LLEVO EN EL CORAZON,

DEL INOLVIDABLE DIA

CUANDO LLEGUE A TI

DE LOS PAGOS DE BAHIA..”


NACIDO EN PUAN, EL 13 DE NOVIEMBRE DE 1930.

ERA EL MENOR DE 6 HERMANOS, INGRESO AL FERROCARRIL SUD EN 1948, INICIANDO SU CARRERA EN BAHIA BLANCA COMO PRACTICANTE, A FINES DE ESE AÑO LLEGO A NEUQUEN COMO DEPENDIENTE DE ENCOMIENDA Y LE CAYO JUSTO LA LLAMADA DEL ENROLAMIENTO, TAMBIEN VIO COMO SE SUCEDIA EL TRASPASO DE LA EMPRESA PRIVADA INGLESA A MANOS DEL ESTADO, DEVENIDO AHORA EN F. C. N. G. ROCA, ASI PEGO 2 VACANTES, UNA EN ZAPALA Y OTRA EN DARWIN, ACEPTANDO ESTA ULTIMA COMO TELEGRAFISTA, ALLI PUDO VER LOS GRANDES MOVIMIENTOS QUE HABIA EN ESOS AÑOS, FORMACIONES DE PIEDRAS LAJAS, PIEDRA VARITA, MADERA, CARBON DE COTRAALMIRANTE CORDERO, TRENES 3013, 3015 -VACIOS-, 3014, 3016 -CARGADOS DE PETROLEO DE CHALLACO -NUEQUEN-, ALLI EN DARWIN PESABAN LOS TRENES EN VIA TERCERA DONDE SE ENCONTRABA LA BASCULA. -UN RELATO DE AQUELLOS AÑOS: “TENIAMOS 14 VIAS, 2 LOCOMOTORAS DE PILOTAS, PEONES ENTRADORES DE TRENES, QUE LOS UBICABAN EN DESVIOS CON CAPACIDAD PARA 800 EJES, TODA FORMACIÓN QUE SALIA A PRINCIPAL LLEVABAN POR COLA UNA LOCOMOTORA DE AUXILIO HASTA EL KM 67 –KM 966,885 DESDE PLAZA CONTITUCION- PASANDO CHOELE CHOEL CON PERMISO DE BASTON PILOTO AUXILIO.”


SUS AROMAS A TILO INUNDABAN LA ESTACION, TAN HUMILDE VERLA A LAS 4 DE LA MAÑANA, AL TOMAR SERVICIO, PODIAS SENTIR SU ENCANTO”


PLAZA DE LA ESTACION


TAL VEZ POR SER TAN BONITA,

TE PUSIERON AQUÍ ENFRENTE,

ARREGLADITA Y DECENTE

COMO UNA MUCHACHA BUENA,

ESLABON DE LA CADENA

DE PLAZAS DE MI CIUDAD.

TE DIVIDE EN LA MITAD,

LA AVENIDA RUMOROSA

QUE POR SER LA PRINCIPAL

SE SIENTE TAN ORGULLOSA.

EL MONUMENTO A BOLIVAR

ESTA INFUNDIENDO RESPETO

A ESTE BARRIO DISCRETO

AL QUE ADORNAS CARIÑOSA.

LA EDIFICACIÓN AÑOSA

DE LA ESTACION FERROVIARIA,

QUE A PESAR DE SER PRECARIA

ES HASTA LINDA DE VIEJA,

CON SUS TECHOS COLORADOS

Y SUS VENTANAS CON REJAS.

TUS BANCOS BIEN UBICADOS

IDEALES PARA EL ROMANCE,

SIEMPRE LEJOS DEL ALCANCE

DE MIRADAS INDISCRETAS,

DONDE ROMEO Y JULIETA

SE JURARON SUS AMORES.

POLICROMIA DE FLORES

TE ALEGRAN DE MIL MANERAS,

Y TE PERFUMAN LOS TILOS

EN NOCHES DE PRIMAVERA.”


DURANTE 6 AÑOS DARWIN LO CONTO ENTRE SUS FILAS, QUISIERON LAS COSAS QUE VOLVIERA A NEUQUEN COMO BOLETERO, LUEGO A SAN CARLOS DE BARILOCHE Y TAMBIEN GENERAL FERNÁNDEZ ORO, UNA VACANTE EN MIRAMAR -5 MESES-, PIRAN -1 SEMANA-, Y VUELTA A DARWIN, SIEMPRE MANEJADO POR LA SUPERINTENDENCIA DE SAN ANTONIO OESTE.

EN 1955 CON LA REVOLUCION DEL 16 DE SEPTIEMBRE, PRECENCIO COMO BOMBARDEABAN LAS VIAS Y GALPONES DE LA LINEA, ES EN ESTE AÑO CUANDO TOMA UNA VACANTE EN BOLIVAR -RELATA: “HABIA MUCHÍSIMO TRABAJO, CARGAS, TRASBORDOS Y CONTABILIDAD, ARDUO SE LABURABA LOS DISTINTOS TURNOS, MAS O MENOS 14 EMPLEADOS, EL JEFE, 2 SECRETARIOS, 4 AUXILIARES, 5 ENCARGADOS DE ENCOMIENDAS, 2 BOLETEROS, 2 TELEGRAFISTAS, 1 PEON FAROLERO, 1 PEON JARDINERO, 1 PEON DE PLATAFORMA, 2 CAPATACES CAMBISTAS, 4 CAMBISTAS. CORRIAN EN ESA EPOCA LOS TRENES PASAJEROS NUMERO 6 –10,20 HS A BUENOS AIRES-, EL 5 –15,00 HS A CARHUE- Y LOS MARTES, JUEVES Y VIERNES EL 29 -DE BUENOS AIRES CON COMBINACIÓN A SAAVEDRA VIA LAMADRID- Y EL 29 -A -A PIGUE VIA RECALDE, HUANGUELEN-. LOS CARGAS 1703, 1704, 1741, 1742 Y EL 2025, LOS DOMINGOS CORRIAN 4 TRENES DE HACIENDA DE 30 VAGONES CADA UNO Y SE TRABAJABA LOS DESVIOS DE MOLINOS RIO DE LA PLATA, SÁNCHEZ, BENTARCUR Y ANGEL VIVANCO.”


-DE LA FAMA DE PICAFLORES DE LOS FERROVIARIOS, UNA ANÉCDOTA HECHA POEMA-


MODESTO GOROSITO”


SEÑORES BUENAS TARDES,

DE ESTA FORMA ME PRESENTO,

A MI ME LLAMAN “EL NEGRO”,

ELLAS ME DICEN “NEGRITO”´

VOY A CONTAR UN CACHITO

DE MI LARGA TRAYECTORIA,

SI NO FALLA MI MEMORIA

Y MI LENGUAJE PRECARIO,

LES CONTARE LOS AMORES

DE MIS AÑOS FERROVIARIOS.

EN UNZUE TUVE UNA NOVIA,

BONITA COMO UNA AURORA,

SE LLAMABA NICANORA

LA CONOCI EN UNA YERRA,

EN LA ESTANCIA DE LOS SERRA,

HAY CERCA DE LA ESTACION

ADIVINO MI INTENCIÓN

Y TAL VEZ MI PICARDIA,

POR ES O ES QUE SOLO DURO

NADA MAS QUE 15 DIAS.

EN HALE TUVE 3 NOVIAS,

EN DEL VALLE 5 O 6

Y PARA QUE RECORDAR

LAS QUE TENIA EN HUETEL..

EN MOSCÓN HICE CAPOTE

HASTA QUE ME FUI A VALDEZ,

ALLI CON UNA CASADA

LLEGUE A TENER JUSTO 10.

EN ISLAS FUE LA LOCURA

NUNCA ME LO IMAGINE,

CON 4 DE 25 LLEGUE A TENER 16.

ME FLORECÍAN LOS AMORES

COMO CARDOS EN PRIMAVERA,

TENIA NOVIA DONDE QUIERA,

ERA UN GALAN TIPO CINE,

ES POR ESO QUE COMBINE

CON LA SUPERINTENDENCIA

ME MANDARAN A BOLIVAR,

MI PUNTO DE RESIDENCIA.

OTRA VEZ DE NUEVO AQUÍ

ME PORTABA MANSAMENTE,

ESA PANTERA EXIGENTE

QUE TENIA EN EL CORAZON,

LA HABIA TIRADO A UN RINCÓN

ADORMECIDA Y CANSADA,

MAS MI SUERTE DESGRACIADA

NO ME PODIA DURAR

Y DE NUEVO ME SACARON

A LA LINEA A RELEVAR.

ME MANDARON AQUÍ A IBARRA

DONDE CASI RENUNCIE,

EL ASUNTO ES QUE ME ARME

CON UNA CHICA DE ACA,

QUE HABIA IDO A PASEAR

CON OTRAS MAS DE UN COLEGIO

EL ASUNTO IVA MUY REGIO

HASTA QUE DE FORMA CASUAL

ME ENTERE QUE ERA LA HIJA

DEL ENCARGADO DE PERSONAL .

MENOS MAL QUE ME MANDARON

ENSEGUIDA A URDAMPILLETA,

ALLI EN FORMA MUY DISCRETA

4 DIAS ME PORTE,

HASTA QUE UNA TARDE

FUE UNA VIUDA A LA ESTACION,

APROVECHE LA OCASIÓN,

MI TÁCTICA NUNCA FALLA

Y SALIMOS ABRAZADOS

POR LA TRANQUERA DE LA PLAYA.

EN PIROVANO FUE GRANDE

LAS NOVIAS QUE CONQUISTE,

EN DAIREAUX NI BIEN LLEGUE,

ME ARME CON UNA EN LA CARGA,

OTRAS 7 EN LA LARGA

TODAS DE ALTA ESCUELA,

OTRAS 8 EN LA MANUELA

CUANDO ME FUI LAS DEJE

Y EN BONIFACIO LA NOVIA

AL AUXILIAR LE SAQUE.

EN ALAMO SOLAMENTE

TUVE UNA NOVIA CASADA,

EN FORMA MUY RESERVADA

DURE HASTA QUE ME FUI.

10 NOVIAS EN GUAMINI

FUERON RECORD DE APOGEO,

MAS COMO SIEMPRE QUE VEO,

MUJERES EN OTRO LADO

ANDUVE DE NOVIO EN SERIO

CON 2 DE ARROYO VENADO.

HOY ESTOY DE NUEVO AQUÍ

OTRA VEZ EN RESIDENCIA,

ESTOY VIENDO CON PACIENCIA

COMO PASAN LOS AÑOS,

YA NO SOY AQUEL DE ANTAÑO,

ESTOY VIEJITO Y CANSADO,

UN POCO LES HE CONTADO,

POR ESO ME VOY AHORA

SEGURO ME VA RETAR

CUANDO LLEGUE MI SEÑORA.”


DEVENIDA LA HUELGA DE 1961, HUBO ACHIQUE DE PERSONAL Y REDUCION DE PLANTEL, EL PUESTO DE TELEGRAFISTA DESAPARECIO Y LOGRO TOMAR UNA VACANTE DE AUXILIAR EN BOLIVAR, DONDE TRABAJO HASTA LOS DIAS DE SU JUBILACIÓN EN 1991, A LOS 60 AÑOS DE EDAD, CON 13 DE TELEGRAFISTA Y 30 DE AUXILIAR. APORTO TRABAJOS A LOS SIGUIENTES DIARIOS: ROJINEGRO, ESPACIO LOS ESPONTÁNEOS, RIO NEGRO, LA NUEVA PROVINCIA, EL MENTOR, LA MAÑANA, TAMBIEN COLABORO EN LA RADIO NEUQUEN LU5, Y TAMBIEN CON LA DIRECCIÓN DE CULTURA DE BOLIVAR Y LA BIBLIOTECA SIMON BOLIVAR. PARTICIPO EN CERTÁMENES TALES COMO, TORNEOS ABUELOS BONAERENSES 1997, 1998 Y 1999, FESTIVAL NACIONAL DE FOLCKLORE 1999 -TERCER PREMIO-, Y EN 2000 Y 2001 -PRIMER PREMIO-. PUBLICO 44 POEMAS EN 2000, EN 2001 PREMIO A LA TRAYECTORIA DEL ROTARYCLUB Y CONTINUA PARTICIPANDO, Y ESCRIBIENDO. SANTOS VEGA TIENE HOY DIA 76 AÑOS , Y SU ALMA BRILLA EN EL FIRMAMENTO DE MIS MEJORES RECUERDOS, DEJANDO UN SURCO DE POEMAS QUE AFLORAN EN EL CAMPO DE LA VIDA.


GRACIAS ...



SANTOS ANDRES MANUEL

13-3-1998 ACTUALIZADO 27-9-2006


© Ciudad Autónoma de Buenos Aires, 4 de mayo del 2008

2003 – 5 años de mí – 2008: Cuestiones de señales IV

Marto llevaba los niños al colegio cuando Vanesa recibió un telegrama de despido de la fábrica Balcarce. No acabó de terminar de leerlo cuando el papel tipo fax cayó redondo sobre el duro y frío suelo, y sobre él cayó ella, desmayada. Estaba apenas a metros de la oficina del jefe.

Despertó una hora después, en el hospital. Perdida, lo primero que recordó fue ese maldito telegrama. No tardó nada que Marto estaba avisado. Y estaba a su costado.

  • ¿Qué te pasó?

  • Marto... creo que me echaron de Balcarce...

  • ¿Crees?

  • Sí...

  • Pues... no es creo. Te rajaron sin darte las gracias – mostró el telegrama doblado.

  • No quiero verlo... – se angustia Vanesa.

Solo fue un ataque de nervios.

Marto llevó a Vanesa a la casa. Ella se fue a la cama. Seguía con mucha angustia. Y la tendría por varios días.

Le preocupaba tener que ir a trabajar por la noche y dejar a su pareja con los niños.

Si todo fuera poco, también había malas noticias para Marto.

  • Marto...

  • Dime Pepe – Marto se sentó y le dio un mate.

  • Supe lo que le pasó hace unos días a Vanesa.

  • Más me preocupa que termine con depresión por esto... está preocupada por el asunto del laburo.

  • No es para menos, pero hay otra más...

  • Ya tengo suficiente...

  • ¿Suficiente? El hijo de puta del delegado de acá te puede llegar a iniciar acciones penales.

  • ¿Cómo?

  • Sí. ¿Recuerdas cuando Castello casi se levanta a Vane cuando eran novios?

  • Si.

  • ¿Recuerdas que aprovechaste un momento que hacía una maniobra con una locomotora?

  • Sí.

  • ¿Y qué hiciste?

  • Yo habilité a propósito la vía equivocada...

  • Por eso no es nada... en realidad es lo que hiciste después.

  • ¿Lo de arrojarlo a que terminara moliendo su humanidad bajo las ruedas?

  • Exacto. Por eso el mandinga este busca ponerte tras las rejas.

  • Me muero si me pasa esto...

Una noche, después de varias semanas, mientras los niños dormían en la casa de los abuelos, Vanesa fue a meter las narices a la estación. Para nada estaba enterada de lo que se estaba tejiendo. En el sitio menos pensado.

  • ¿Cómo sigue la historia de Castello?

  • Ya va por vía legal. Solo falta la pericia que dictamine que el culpable de la muerte de nuestro compañero fue el señalero. Y ahí sí que le va a venir un largo tiempito a la sombra... no sabe la que le espera.

Vanesa recordaba la clase de tipo que era Castello: principalmente por haberla perseguido durante un largo tiempo.

Subió al cabín. Estaban Pepe y Marto. Hablando del tema.

  • Vane... ¿Sucede algo?

  • No preciso que me lo digan... sé todo.

Marto se quedó helado.

  • Son cosas del trabajo, no debes hacerte problema.

  • Pepe, mira, acá los rieles son la misma mierda que la política, con la diferencia que más sucios todavía. Son muy lindos, pero demasiados sucios. ¿Por qué tengo que soportar un tipo acosándome todo el tiempo? Yo sé por donde vino la cosa: a Castello le cayó muy molesto que en vez de haberme quedado con él lo eligiera a Marto. Pero no te hagas ningún problema, ese delegado, no sabe con quien se metió.

Una noche Marto recibió una suspensión, que le significaban 30 días sin goce de sueldo. Su reacción fue simple: se negó rotundamente a efectuar los cambios. Pero permanecía en su puesto.

  • Marto, dale, tengo que hacer la inversión de la loco...

  • ¿Sí? – leía un libro – hazla tú.

  • Pero tienes que mover las palancas...

  • ¿Las palancas? Que bueno, hazlo tú, ahí las tienes, haz tu los cambios.

  • Dale Marto, sos el señalero, tienes experiencia sobrada en ellos...

  • ¿Crees que como vidrio en esto?

  • No pongo en duda esto, pero sos el señalero y es necesario mover los cambios, hay que maniobrar y despachar trenes, dale, por mí.

  • Si aflojo por ti, estoy dando a torcer el brazo. Lo siento Pepe.

Y Pepe no pudo conseguir que Marto moviera las palancas. No le quedó más remedio que hacerlo él. Eso sí, al ejecutar los cambios, varios le salieron mal, lo que ocasionó el descarrilo de una locomotora. Los maquinistas que estaban en su momento, querían morirse.

  • Marto... no sabes la cagada de la noche...

  • Bueno, ve y arregla esto ante el hijo de puta que me suspendió.

Pepe se quedó mudo y quieto como una estatua. Marto siguió leyendo.

Finalmente llegó una citación vía judicial para Marto por el caso de la muerte de Castello. Debe testimoniar sobre los motivos por los cuales llevó a matarlo.

  • Vane... por favor, acompañame.

Vanesa acompañó a Marto. Cuando llegó al edificio de la justicia, supo que por algo debía ir. Luego cuando compareció ante el fiscal, comprendió.

  • Detalle cómo fue que usted mató a Castello – pidió el fiscal.

  • Castello era un maquinista como todos, hasta que conocí a quien es mi mujer hoy. Yo estaba noviando y él empezó a acosarla de diversas formas. Y un día, no sé porque, pero habilité un cambio equivocado... no era mi intención matarlo, quería que... que supiera que no debía seguirse metiendo más en mi vida...

  • Pero no detalla el momento de la muerte.

  • Cayó en la vía y fue arrollado por un locomotora que hacía maniobras.

Al fiscal no le terminaba de convencer el relato de Marto. El delegado, lo culpaba de haberlo empujado hacia la vía para matarlo. Cuando debió declarar Pepe, no pudo hacerlo. No recordaba absolutamente nada. Al último, pasó Vanesa.

  • En realidad, el señor Castello cuando lo conocí, era todo un señor. No sé que lo llevó realmente a perseguirme por cielo, tierra y mar. Recuerdo que una vez me arrinconó en el cabín que yo para huir, agarré y salí por la ventana.

  • ¿La acosaba?

  • Hasta me amenazaba si yo no empezaba a tener una relación con él. No me interesaba en nada tener una relación, quería que me dejara en paz.

Al final, la causa quedó en la nada. Pero no la suspensión, que mandaron a extenderla por tres meses.

Vanesa seguía desocupada. Pero algo la llevó a intuir que todo provenía de la casilla de los maquinistas.

  • Mira viejo, dejate de joder con mi marido porque a vos te hago cagar fuego – se fue directo al delegado con una navaja.

  • No me amenaces porque no te das una idea hasta donde puedo llegar – le contestó tomándole la muñeca de la cual sostenía la navaja.

  • ¡No te tengo miedo gusano!

Ambos forcejearon. La pulseada final se la ganó el delegado, haciendole pasar un mal trago manoseándola.

Luego salió como si nada al andén.

Vanesa también fue al andén. Cruzó la vía y subió a la locomotora. Salió de la cabina con una barreta. Volvió al andén. Esperó a que estuviera solo. Alzó la barreta y con todas sus fuerzas, se lo asestó sobre la cabeza. Ese golpazo fue suficiente para causarle la muerte.

El delegado cayó al suelo, en medio de un charco de sangre yacía su cuerpo sin vida. Y Marto vió como la policía se llevaba a Vanesa. Volvió a verla, que fue cuando recibió la orden de poder visitarla, en el penal de Batán. Haría con los niños este camino por lo menos, unos 8 años.

miércoles, 30 de abril de 2008

2003 – 5 años de mí – 2005: Del Juan José Paso al Nohab

Hace bastante tiempo, en años casi nada, muy poquito hice uso de la tiza. Renegar con los alumnos, un clásico. Los cursos de adultos los codicio porque me puedo permitir todos los gustos que quiera, sin hacerme ninguna clase de problemas. Pero los adolescentes... sí, los adolescentes que van al nocturno pienso que van porque... no lo sé. Porque el nocturno es el último receptáculo del día. De adolescentes que repiten eternamente, que van cuando les parece y al final abandonan, porque no les interesa nada. No les importa nada. Porque percibo que no quieren tener obligaciones que tener. Se creen que la escuela es la que tiene la obligación de darles todo... no lo entiendo. No estudian...

Estoy harto. Harto porque cuando estoy explicando, pienso que a ellos no les queda nada. ¿Les quedará algo? Dicen que sí. Me piden que me abra, pero nadie piensa un poco en mí. Siempre pienso que es porque ha llegado un punto en el cual todo se ha dado vuelta, como que se han perdido los límites y en vez de vivir en la libertad, vivimos una suerte de libertinaje. Sí, libertinaje, donde pienso que tengo por encima mío un montón de caciques que intentan mandar pero ninguno corta ni pincha. Desde los rectores que no salen de sus despachos hasta los preceptores que en plena hora de clase se van a la vereda a fumar. Mejor que no necesites un auxilio, estás en la vía total...

Cuando estoy fuera del escritorio, me meto de lleno en los trenes. Sí, ellos. Ellos me transportan a otro mundo. Todo dentro de la geografía, pero bien al natural. Soy feliz cuando saco un pasaje y, aunque sea, como pasajero, me embarco y salgo corriendo y esos paisajes pasan y pasan...

Pero me pudre cada sábado de por medio tener que ir a un ateneo a escuchar un recetario de cocina de pedagogía para clase. Ya no hay receta para curar ese mal, me pudre. Entonces, es cuando me falla la expresión en esos sentidos y no doy pie con bola. Hace tiempo que he descubierto que lo que hace a pedagogía no va ni para atrás ni para adelante.

Todavía no sé pero por esas casualidades caminaba por el hall central de Constitución. Me senté en el solitario andén 14 a no se qué. A pensar que tengo ganas de largar la tiza porque me tienen harto. Harto de obligaciones pero que bien poco velan por uno. Es entonces cuando ví al nohab en silencio en la vía 12.

Le clavé los ojos a ese nohab estacionado hasta que la alsthom se interpuso en mi mirada y me tapó todo. Casi me agarra un ataque de histeria! Debí contenerme porque no es la culpa de los muchachos, fueron a maniobrar, pero la mejor solución la hice dando la vuelta. Y lo tuve delante de mis ojos...

Era viernes. Saqué mi billetera y conté los pesos disponibles. Me subí. Me senté. Sentí ese aire de viajero... hacía mucho tiempo que no lo hacía. En ese momento lo que menos me importó fue que tenía que ir al colegio a dictar clase. Que se fueran al diablo todos juntos...

Y así pasó. Porque en la hora que tenía que estar en el aula, estaba de viaje. Alejarme era como irme alejando de todos los problemas de la maldita Capital, esta ciudad de porquería de gente que por cualquier cosa te está juzgando para el otro lado. Busco otra cosa. Irme de ahí.

Me dormí como nunca. Nunca un viaje, lejos de la eternidad nocturna, se fue tan rápido. Lo supe cuando el guardatren me puso la mano en mi hombro “Amigo, estamos en General Alvear”. Desperté, me desperecé y me fui a tomar aire fresco. La gran felicidad pero lo bueno, tiene su final...

...y así fue. Volví al nohab, al mismo que me trajo. Estaba cansado, aunque dijera que había dormido, pero mi físico requería un descanso como corresponde. Y durmiendo volví, hasta que las primeras luces del día me hicieron despertar. No sé qué hora era y nuevamente estaba en el mismo punto de partida... en Plaza Constitución.

Mi segunda vuelta al nohab, por esas cosas raras de la vida, uno nunca sabe cuales son sus vueltas, lo que menos iría a pensar que pudiera patear el tablero de veras. Cuando supe que sería el mecánico del nohab, me dije “Es un chiste”. No es en serio pibe. Sí, fue cierto, y eso que no tengo ninguna palanca en los rieles, por eso me considero un super suertudísimo el haberme metido. Cómo, no sé. Que lo hice y lo logré, ya está.

No tuve otra que largar la tiza, ejem, perdón, es decir, le dí de patadas al tablero. Del día que me fui de viaje a esto, no volví más al colegio. Me llamaron pidiendo mi renuncia, cosa que nunca firmé, así que no sé cómo hicieron. En definitivas, me habían hartado, todo el mundo me medía con una vara de dos metros y ahora yo les estaba dando la vara por el tuso... esa misma vara, bien merecida la tenían.

Todo eso dejé por el nohab. Por eso, el 17 de septiembre, al pasar por delante de un busto de Juan José Paso, me echó en cara haberlo dejado en la vía. Como un niño, le saqué la lengua. Burlas le dicen. No me importa, soy feliz haciendo lo que hago. Pienso que mi pasado con Paso fue algo positivo en mi vida, pero es algo que está irremisiblemente cumplido, no tiene vuelta atrás.

Mi vida pasa por ese coche motor, el nohab. Muchos son los apodos que he escuchado, pero este me quedó grabado a fuego: la cucaracha. Y es entonces cuando canto “La cucaracha, la cucaracha...”

2003 – 5 años de mí – 2008: Los lamentos de Luján

Observaciones: Cualquier semejanza con los personajes y los hechos, es pura casualidad


Luján Elizabeth Olivera hacía apenas ocho meses que estaba en pareja con un señor llamado Marcos Lucero y, desde hacía unos dos meses y medio, residían en la ciudad de General Pico, en la provincia de La Pampa.

  • ¿Qué haces Marcos?

  • Sacando una foto amor... – contestó mientras retrataba unas locomotoras de Ferroexpreso Pampeano.

Ella lo observaba sentada en el césped.

Sonó el teléfono.

  • Hola

  • ...

  • Marcos no está. ¿Deseas que le diga algo o... o dejarme un teléfono?

  • No porque no va a llamar.

  • No, te va a responder...

  • ¿Tiene previsto venir a Buenos Aires?

  • La semana que viene vamos los dos.

  • Lo veré ahí.

Marcos hacía maniobras con un corte y suena el móvil. Le aparece un teléfono desconocido. Lo mira “Sea usted bienvenido a esta ciudad, podrá conocerme”. Guiñó los ojos. Siguió en su tarea.

Una noche llegó una carta. Luján la levantó del suelo. Estaba destinada a su marido y en el remitente, figuraba Anahí Troncoso. Provenía de Buenos Aires. Se fue con la carta, se sentó, la abrió y sacó una hoja. Leyó:

Marcos:


El hecho de que te hayas fugado a tu ciudad de origen en nada justifica todos los desastres que has hecho y el tendal de cuentas impagas que has dejado. Yo ya tengo tus antecedentes, me los pasó Dardo, sinceramente, me habían pasado otra imagen tuya pero bueno... por mí, no me importa, no gano ni pierdo un carajo, Dardo, menos, lo vergonzoso es que a la madre de Dardo le debes 300 mangos de no sé qué, has mezclado los ganados. Tenía muchas ganas de viajar a Rosario, tenía muchas ilusiones, una gran expectativa pero ahora... ahora con lo que sé nunca viajaría – contigo – a Rosario, es más, me voy de vacaciones bajo el puente de la Juan B. Justo. Me duele porque has engañado a esa chica, me refiero a Luján, una chica hiper inteligente y que fuera a terminar con una cucaracha como vos. Yo sé que van a venir a Buenos Aires, pero estate atento, a que te pongo las manos encima”.


La carta cayó redonda al suelo. Luján quedó muda y fría como una estatua.

  • Marcos... – fue el hilito de voz de Luján.

  • No te preocupes, está todo bien...

  • ¿Sí? Pues lee esto – levanta la carta del suelo y se la da a Marcos para que la lea.

Marcos lee la carta. La da vuelta.

  • ¿La conoces a Anahí Troncoso?

  • La ví una sola vez... no debes amargarte en esto. Vamos...

Una semana después tomaron el tren que los llevó desde General Pico a Once. Estuvieron varias horas viajando. Llegaron muy cansados los dos y se fueron a la casa de una tía de Luján.

Luján llamó por teléfono a Anahí por unas cosas.

  • Anahí, trae los papeles que me los llevo.

  • ¿Todos?

  • Lo que más se pueda...

Acordaron encontrarse en un punto para no encontrarse con Marcos.

  • Anahí... ¿por qué tienes tanto recelo a Marcos? ¿viene porque es mi pareja...? dímelo.

  • No. No es eso.

  • ¿Entonces...?

  • Lo ví solo una vez.

  • ¿Una vez?

  • Si. Justo fue una vez que fuimos de paseo a Ezeiza. Andaba con el nono de barba y pelo en pecho.

  • Sera el mono...

  • No, el nono, un pobre perejil que no corta ni pincha.

  • Ah... che, quiero saber algo.

  • Tú dirás...

  • ¿Es verdad que debe a todos los santos?

  • Le debe a Dios y María Santísima, los santos y si me apuras también, al infierno también.

Se quedó muda.

  • ¿Te vas a amargar con un tipo de esa calaña?

  • Me duele porque es mi primer pareja...

  • Yo acumulo todo el tendal de cuentas...

  • ¿Las tienes?

  • Por supuesto. Este recibo es de último bimestre, gastó en pesos una cantidad como 250. dejó la cuenta del gas, esta es la boleta, unos 280. de cable adeuda 140 en Multicanal y 310 en Telecentro. Todavía no sé cómo garpó el agua, pero hay más...

  • Ni digas que dejó más lamentos...

  • En la municipalidad debe como 460 mangos del ABL. Después adeuda 780 de Rentas y lo que sí se me fue de las manos es las cuentas que dejó por los boliches. Quisiera saber ¿garpa los servicios en Pico?

  • No sé porque como me ocupo yo...

  • Dejalo un mes a ver qué hace.

  • Con eso es suficiente. Si no lo hizo en Haedo, menos lo hará en Pico.

Quince días después volvieron a Pico.

  • Oye... hicieron un reclamo que debes unos 300 mangos a la madre de Dardo.

  • ¿Trescientos pesos? No, no es así. No creas lo que te dicen por ahí.

  • ¿No? Pues espera un momento – va a buscar a un cajón un sobre con las fotocopias de los servicios impagos y regresa con él. Lo abre y saca todos los papeles – Mira, pues mira. Ahora dime si estoy loca.

Marcos no contestó. Solo golpeó el vaso de cerveza en la mesa.

Esa noche, Luján prefirió dormir en la cama cucheta, sola, para no pensar que dormía con un chanta.

Días después, cuando Marcos se fue a trabajar, olvidó el móvil. Arriba de la mesa de luz. Lo supo Luján porque justó sonó. Fue a ver y era un mensaje de texto. El mismo decía “¿Cuándo vas a devolver el par de locomotoras que te llevaste?”. Lo dejó en su sitio. Se tiró en la cama, algo desolada.

  • ¡No! ¡Vas a tener que pedir una audiencia! – dijo Marcos como si fuera una autoridad importante.

Y Fernando lo vio pasar sin decir nada. Se fue hasta la casa.

  • Luján...

  • ¿Sí? ¿Qué hubo esta vez?

  • Tu marido huye cuando se le recuerdan los desastres que ha dejado en la vía...

  • Tengo las cuentas...

  • Bueno, este es el reclamo de pago por alguna de ellas...

Luján tomó el par de telegramas.

  • ¿¡Otra vez con el cuento de las cuentas!? ¡No sigas metiéndote con los aficionados! ¡Aléjate! – gritó Marcos.

  • ¡Las cuentas no son ningún cuento! ¡Lo que tengas con los aficionados no me interesa pero eres no solo chanta, sino hasta mentiroso! – gritó Luján.

  • ¿Me tratas de mentiroso?

  • Sí. Ya dudo hasta de mi propia sombra.

Esa noche, como varias anteriores, Luján se fue a dormir a la cucheta.

  • Me siento más cómoda y confortable con el gato...

Caminaba por las calles de Pico hasta su casa. Venía del hospital. Algo desolada. Con bronca. Dolor.

Se fue al teléfono. Llamó a Anahí.

  • Hola Anahí, soy yo...

  • ¿Cómo estás? Si esta pregunta incomoda...

  • Es buena. Anímicamente estoy como el orto.

  • Se explica...

  • Hace unos días atrás tuve una fuerte discusión, también dejé de ir a dormir en la cama grande...

  • Tienes que irte de ahí...

  • Por la cuestión laboral, no me preocupa, otra cosa me preocupa, que me da vergüenza...

  • Tener un chanta como Marcos...

  • Que sea papá de un nuevo hijo...

Estaba desolada.

Pero un día tomó una decisión inadecuada. Esperó a que Marcos regresara del trabajo. Estaba harta de los reclamos por las cuentas impagas. De las discusiones.

Marcos abrió la puerta como de costumbre.

  • Hola Luján ¿Todo bien?

Luján le apuntó con la escopeta. Disparó unas tres veces. El tercer tiro, fue directo a la cabeza.

  • Ahora sí que está todo bien Marcos – dijo Luján irónicamente.