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domingo, 25 de mayo de 2008

2003 – 5 años de mí – 2008: La carta que nunca llegó

En todos los televisores cordobeses, resonaba la siguiente noticia “Tragedia ferroviaria”. Y aparecían las primeras imágenes del tren local de Ferrocentral que había chocado de lleno al carguero de NCA. A esta altura, todos sabían que quienes llevaban los trenes no estaban en vida, pero en medio de tanto dolor, Horacio Drewry, enfundado en su uniforme gris de guardatren, mientras camina al lado de los hierros retorcidos, en ellos va a encontrar una carta.

Levanta ese sobre y ve que está dirigido a Julieta. Abre el sobre y saca ese par de hojas tamaño oficio, tipo block, escritas en puño y letra. He aquí lo que decía:


Querida Julieta:


¿Viste que rápido pasa el tiempo? Y sí, hace ya como un largo año que andamos juntos, con altibajos, pero bueno, no me es extraño.

No pienses que cada vez que me rajo me olvido, no, al contrario, te llevo conmigo como una postal, lamento no tener una fotito tuya, para pensar que estoy tan lejos y tan cerca de ti... pero lo mejor es cuando te tengo delante de mí para darte ese abrazo de oso después de un largo viaje, besarte hasta el cansancio y estar en la cama toda una eternidad.

Sé que has tenido un serio incidente con los capos del hospital de Villa María, ya te dije el remedio, un poco extremista, pero tomá fósforos y querosene, porque la basura, si no la quitas de raíz, la tienes floreciente otra vez.

Sé que como profesional de la salud podrías haber elegido comprarte un cochazo de aquellos pero la verdad, me encanta ese citroen que elegiste, por eso es que donde puedo ayudarte a conseguir los originales, dale, porque ese auto, es una reliquia, un fierrazo (Como los que tengo los 365 días del año).

Hace mucho tiempo que estoy lejos de casa y cuando llegue a Villa María, juro que estaré tan abatido que cuando vaya a mi casa, haré un desvío para dejarte estas líneas y al día siguiente llamarte por teléfono. Necesito dormir, mi físico me lo pide. Es compleja la vida del viajante, aunque verás, tú has visto las hermosas fotos de las sierras que he sacado, parecen salidas de otro planeta!

Son los pros y los contras de mi laburo.

No renuncio a estar sin tu grata compañía, porque de lo contrario, estaría algo solo. En mi casa, mirando basura en la tele (porque lo que hay es porquería) y estar contigo me hace muy bien, como escuchar música, la buena música.

Me gustaría, ya te lo dije, llevarte de vacaciones a algún sitio. He ido con amigos y compañeros y ahora quisiera que fueras tú. Nosotros solos.

Amorcito: te confieso que a la vera de la vía hay muchas tentaciones, que a decir verdad, de físico son muy chotas, pero no las culpo, ellas se ganan la vida con ese trabajo, si algún día llegases a saber que te he sido infiel, aceptaré tu enojo, y, hasta también, tus cachetazos haciéndome saber que te he metido los cuernos.

Lo que un hombre hace por una mujer...

En este momento estamos distanciados, por eso te envío estas líneas. Estás enojada conmigo, te pido perdón. Por sobre todas las cosas, hay algo que te quiero decir... y no me animo.


Edi”


A Horacio, los ojos se le pusieron vidriosos. Tomó su birome, y con su mano izquierda escribió al pie de la carta: “PD: Julieta: Edi, como le dices, te está acompañando desde el cielo...”. Doblo la carta, la guardó en el sobre y cuando regresó a Villa María, en vez de entregarla a su destinatario, la arrojó en un cesto de basura. Y siguió camino a su casa.

Julieta tardó un largo tiempo en saber que su novio no estaba más en vida.

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