Como soy de carne y hueso,
Y manejo trenes,
Me gané el mote de maquinista,
Más me importa hablar de una cosa:
Mis placeres como ferroviario.
Sentarme a conducir es como ir de viaje por ahí,
Sentir, respirar y gozar de la naturaleza,
Valorar los colores que regala,
Asignarles un sentido emocional,
¡Qué gran placer tenerla a disposición nuestra!
Después de acabarla jornada,
Admito que dejo dos segundos mi papel ferroviario
Y soy uno más
Con defectos y virtudes,
Lleno de vicios y placeres.
Nunca me falta el licor de huevo,
Bien espeso, mi preferido.
Ni tampoco los alfajorcitos de maicena,
Avellanas, nueces y castañas.
¡Menos mal que no sufro por el sobrepeso!
Diré que son lindas las chicas ¡Uy!
Por suerte ando suelto por la vida.
No pienso negar que jamás haya ido a la cama
Y valga la redundancia de algo:
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