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martes, 10 de junio de 2008

El Ventilador XLIII

Otra que mal Sarmientero... – Flor


Menos mal que era TBA, así todo queda en casa. subimos al tren, salimos y, ops! Bueno... nos quedamos en el medio de la vía. Dirán ¿a cuántas estaciones de destino? Mejor dicho ¿cuánto caminaron? Nada, casi nada, los desperfectos técnicos levantaron la mano y solitos dijeron “Presente”. ¿El pasaje? No sé cómo habrá salido de ese mundillo de 150 metros, cazaron el mundo a las patadas e hicieron bochinche en plena estación Once. ¿Respuestas? Y... todo un tema, los de TBA se guardaron todos, no fuera a ser cosa que los recagaran a palos!!!! Pero no hay que hacerse problema, esto es TBA Sarmiento, aclárese, solo en el Oeste pasan todas estas cosas, donde el pasajero es... la nada. Lástima que TBA no se da cuenta que junto con los pasajeros protagonizan una película éxito de taquilla, en la pura realidad, llámese así “Otra que mal Sarmientero”.


Pesadillas “Bahienses” – Remedios


Viajar a Bahía Blanca puede ser un sueño o una pesadilla, según por donde se lo quiera ver. Los tiempos de viaje, mejor, hagámoslos a un lado, es para amargarnos. Demos una vuelta de hoja al almanaque y digamos que el día sábado, puede no ser una buena opción para viajar. ¿Por qué? Si vamos a Bahía, es posible que en pleno viaje se arme la gorda porque el bardo tumbero está a la vista de todos y qué mejor que eludirlo ¿no? Así que peguemos media vuelta y rumbiemos pa´ Buenos Aires. Dejemos de lado los coches, es lo de menos. Un dolor de cabeza es la vía entre Olavaria e Hinojo, por suerte, está calzada sobre piedra, pero también lo es Ferrosur porque puede plantarte por cualquier lado si le piala la gana hasta que te diga “Cruzada”. Pero sigamos la pesadilla. Si hay atraso que se note, los desperfectos técnicos también, otra que una flor de pesadilla. Una cosa es una pequeñez y salimos del paso, pero otra más peor es de esa miserable pequeñez saltar a un dolor de cabeza: vaya cuento el de las baterías, si era por el agotamiento, acá no había ni maquinista ni mecánico que hiciera magia, así que la solución más pronta era pedir un repuesto a Plaza. Si creen que esta pesadilla acaba aquí, no, falta más. Demos otra vuelta de página para confirmar que los vehículos están afuera y al final murieron en el vecindario, otra pesadilla viva, pero si debía haber más pesadillas, la zona local es una más: obviamente TMR te va a dar paso si se le ocurre la gana y a vos que hace cincuenta horas tenés el traste a bordo del tren y no ves la hora bendita de llegar a destino, el cansancio y la bronca pueden más, pero no hay nada que hacerle a esta altura de las circunstancias. Solo me resta por decir esto: Bahiense hay para rato, Ferrobaires y Metropoligarcha, también. Y las pesadillas convivirán con todos por varios siglos más.


Un capítulo de Metropolibosta pero a la entrerriana I – Sonia


Que suerte que esta gente verde está en Buenos Aires, así en Entre Ríos podemos estar en paz con los servicios. Si hay paz que no se encuentre, al tren que une Villaguay con Basabilbaso, cuyo prestador es ALL, da exactamente lo mismo que lo sea Metropolibosta como TBA, así hacemos la competencia de quien presta el peor servicio. En él parecen haberse peleado muy mal la luz interior, el agua y los servicios sanitarios. Hay más, los desperfectos técnicos y la prioridad carguera, como nunca. Nada, casi nada, el asunto de los horarios es como el lema de las galletitas club social “cualquier hora es la hora”. Una pregunta ¿dónde está el Pingüino que no ve estas atrocidades? Yo sé la respuesta: durmiendo una reparadora siesta.


Un capítulo de Metropolibosta pero a la entrerriana II – Mónica


Menos mal que la acción de confesar los pecados es solo religiosa, así podemos excusarnos de las faltas. Digamos que los periodistas, mete narices por todas partes, son una suerte de curas confesores cuando aparecen los arrepentidos anónimos que confiesan las intimidades del ambiente carioca. Y sí, hay que quedar en el anonimato, porque a pesar de vivir en democracia, muy poco se nota. Yo quisiera saber qué opinan realmente estos monos cuando los mismos empleados hacen las confesiones de corte técnico, pero con tintes negativos. ¿Les llegará a los oídos? Me parece que no, porque si alguna vez oyeran de veras las voces internas, empezarían a hacer las cosas como las leyes mandan. Mientras tanto, mi sugerencia para hacer un poco molesta la estancia de ALL aquí es hacer de la irreverencia la insolencia hacia los monos.


Un tropezón no es caída – Fati


Hace tiempo que la línea SM no daba que hablar, así podíamos pensar que las cosas estaban tranquilas. Sí, demasiado tranquilas hasta que vino un patatraque y, bueno, arrancar el día bien es bueno, pero a veces los descarrilos son cuestiones no previstas y a veces son buenas ocasiones para aumentar un poco el incendio que poco a poco va apagándose. No importa, solo fue un descarrilo y eso se notó: los retrasos en los restantes servicios. Solo es un descarrilo y un tropezón, no es caída, es volver a levantarse.


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