Te lleva unos segundos firmar este petitorio

sábado, 17 de abril de 2010

Trenes del Bicentenario: La manicuria de Manuela



Por fin llegó mi día. El día que toda locomotora espera para…………….. meh, para no exactamente dar un paseo. Sino para ir de vacaciones no a la playa, nooooooooooooooooooooooo, nada de eso, sino de vacaciones al spa. Perdón muchachos si causo algo de envidia con esto, pero yo con mi cumpas de laburo vamos al spa mecánico, valga la redundancia. Es que los muchachos dijeron que era hora de hacer una revisión general y vamos al taller.

Me enviaron, porque fui yo solita por mis medios, al taller en Spurr. No se crean que Spurr está en el otro mundo, es Bahía también! Así que contenta y sonriente hice la distancia y, a metros de llegar, ya sonreía de oreja a oreja. Lo único lastimoso fue tener que molestar a los mecánicos que no tenían ganas de laburar. Y bué……………. Por eso se les garpa un salario ¿no? Y pensando mejor, nadie les dijo que tenían que hacerlo hoy! Podían haber empezado cualquier día. Mientras esté reposando, yo bien gracias.

Llegué e hizo de cuenta que lo que entró no fue una locomotora, sino una ráfaga de viento. En realidad, empezaron con el spa a los tres días después que llegué ahí.

Directamente me dejaron con todo el triperío al aire libre! Era un pedazo de carcaza con una cabina y los motores ni siquiera existían! Es que se los habían llevado para repararlos, los filtros estaban con demasiado hollín, los cilindros estaban demasiado ajados, fueron a comprar unas lucecitas para mí. Uf, ellos en sus caras se expresaba el apuro que tenían por terminar el laburo, yo hacía todo lo posible para que la estancia en el spa fuera lo más larga posible.

Un buen día cayó una llamada preguntando el plazo de reparación y alguno por ahí dijo que no sabía cuanto. No quiero imaginar la cara del amigo cuando supo del plazo incierto, por parte mía, ni fu ni fa.

Pero la cosa no venía solo de motores simplemente. Es que las ruedas las llevaron a darles un buen torneado creo a un taller de Ferrosur porque aparentemente el torno de Spurr estaba roto. Bendito el ingeniero que pisó ese día por acá y supo de eso! Si que estaba como pa´ chiflar monos! No quedó otra y encima había cola de espera porque adelante mío había un par de GT´s esperando tornear sus ruedas y en tercer lugar venía yo. Por un lado, podía darme por satisfecha.

Después de unos veinte días – valga la redundancia que hubo un paro en el medio – llegaron mis ruedas torneaditas, es decir, reperfiladas, así al menos se gastan de los dos lados! Por suerte, me montaron hasta dejarme toda armadita, eso sí, no tienen ni la más pálida idea del tufo a masilla que despedía…………………………….

Dos días después, cuando el tufo a masilla se evaporó, vinieron los muchachos de la lata, el pincel, escaleras y a pintar. Es mi sección favorita, la pintura. Es como maquillar a una mujer, pero acá te ponen pituca para salir al ruedo otra vez, pero por desgracia, ese maquillaje se va perdiendo a medida que vamos de aquí para allá, o cuando no nos toca una vía hecha pelota, las ramas van pelándonos a rayones mal………………….. pues bien, así somos las locomotoras, sin importar qué transportamos. Todas merecemos una pasada por el spa ¿no?


No hay comentarios: