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jueves, 27 de diciembre de 2007

A1.Café ferroviario I: de las Lomas

Lomas de Zamora supo ahora que clase de mundo es lo local. De los viajes en La Plata y en Vía Circuito, pudo apreciar un panorama más que amplio de la tristísima realidad de lo local. Pero trata de no hacerse mala sangre, porque sabe que sus chiches se descajetan. “Y la A601 está por ahí... –dice a modo irónico Lomas- ni quiero creer qué clase de máquinas fueron a parar con mis compañeras”.

De veras digo que Lomas no se equivoca cuando lanza este tipo de frases irónicas. “Pero si ésto es un cuento, estamos viviendo una película” –continua diciendo Lomas.

En un momento que pudo hacer un parate, llegó a Kilo 4.

“Eres un pobre agujero...” –le dice Pico a Lomas.

“Pero a la hora de la limpieza no molesto” –contesta Lomas.

“¿Cómo que no se molesta a la hora de la limpieza? Desde que salistes de acá no has parado ni un segundo de ir y venir con trenes locales” –dice Camarero Mansilla.

“Bueno, es mi nuevo trabajito en el cual me ubicaron los gusanos” –dice Lomas.

“Y al final... ¿cómo andas con tu nuevo trabajito?” –pregunta Sevigne.

“De a poco cuento –interrumpe Lomas- pasa que esto es largo...”.

“E indigesto ¿verdad?” –dice Dalceggio.

“Bueno, desde que aterricé en Metropolitano, pude apreciar que allí hay un despelote que me da la impresión de que Montoto se parece a Harry Despellotter” –cuenta Lomas.

“¿Y la gente?” –pregunta Camarero Mansilla.

“Bueno, la gente hay de todo. Está la gente tan amable que cuida el material, después están la porquería que roba, mata, tira gente de los estribos de los vagones y se afana lo que le quedan a los trenes, ¡y encima viajan sin boleto!” –continua relatando Lomas.

“Tengo entendido que hay muchos accidentes en las secciones locales. ¿No has protagonizado ninguno?” –pregunta Pico.

“Bueno, sí, es cierto. Pero hasta ahora no he protagonizado ninguno, pero sabrás por colegas nuestras que muchos se matan, por suicidios o por imprudencia. Y también muchos logran contar el cuento después” –responde Lomas.

“¿Cómo es el estado de los vagones? ¿Son tan feos como dicen?” –pregunta Sevigné.

“Y no son tan buenos, sus formatos en ventanillas son un horror, la pintura exterior me desagrada, pero eso no te lo he de decir porque a diario lo veis, pero me supongo que habrás visto que hay trenes que son un horror estéticamente con esas rejas que tienen las ventanillas” –dice Lomas.

“Ah, entiendo. ¿Sabrán qué es la estética?” –dice Sevigné

“Habría que plantearse si conocen la ética” –dice Bahía, sumándose al café.

“Ética... no lo pidan jamás chicas, en su diccionario no existe. Será algo así como hacer todo al revés del pepino, garcar a la gente, descajetar a lo más posible el material y eso es ética” –dice Mardel, a modo de humor rompiendo la monotonía de la charla.

“Claaaro. Si para eso somos nosotras mismas proveedores de repuestos. Como le pasó a Yoly...” –dice Dalceggio.

“Sigamos. ¿Hay mucha pobreza en las zonas donde andas?” –pregunta Bahía.

“Es infinita. Chicas, ustedes no tienen la idea de la cantidad de chicos descalzos que hay, la cantidad de casas que son villas miseria y viven familias numerosas a la vera de las vías, cuando hace frío y ellos andan mendigando en las estaciones me da mucha pena, pienso en que a esta gente les están haciéndo agua su proyecto a futuro plazo” –dice Lomas.

“Pero en Bahía Blanca hace unos fríos que hay que tener agallas para transitar” –dice Bahía.

“Pero ésto es peor Bahía. Mientras los pasajeros van calentitos, esta gente ni siquiera tiene para calentarse ni una salamandra. Pasan frío y seguido se enferman. Y encima hay muchos que están con las necesidades básicas insatisfechas. Yo realmente me siento miserable ante semejante realidad, no puedo hacer nada, pues la culpa de esto creo que ustedes saben perfectamente bien quien o quienes la tienen” –cuenta Lomas.

“Eso ni se precisa decir, solo sale” –dice Camarero Mansilla.

“¿Viajan muchos, apiñados?” –pregunta Sevigne.

“Depende del horario. Pero acá siempre se viaja como el culo, para ser más gráfica. Los servicios los cancelan, la gente termina tranquilizándose y tomándola con humor irónico esta tragedia metropolitana” –responde Lomas.

“¿Y cómo anda la empresa en materia de tracción?” –pregunta Pico.

“Como el culo. Más imposible” –dice Lomas.

“Ah, me supongo que aún no llegó el milagro desde Ferreyra” –dice Pico.

“Es como esperar que caiga un milagro desde el cielo” –dice Mardel a modo de humor.

“Ja ja!!!” –se rien todas.

“El milagro caerá en el día del arquero” –dice Bahía.

“Es re-común que en la línea Belgrano S cancelan los servicios porque las locomotoras se les quedan a medio camino, y entonces las esperas son eternas, la gente entonces viaja como ganado y menos mal que se la toman a bien” –cuenta Lomas.

“¿¡A bien!?” –preguntan Camarero Mansilla y Pico.

“Sí, aunque les parezca increíble” –responde Lomas.

“¿Y ese coche de larga distancia que iban a transformar en coche motor? ¿cómo les fue en la prueba?” –pregunta Dalceggio.

“Creo que pésimo. Los resultados no fueron los esperados” –dice Lomas.

“Pero eso fue con una locomotora –agrega Pico- A lo que se refiere Dalceggio es al coche de larga distancia transformado en coche motor”.

“Eh... digamos que por comentarios que dan vueltas por ahí, tiene más parecido a un engendro mutante” –responde Lomas.

“Ah, bueno. Será que aún no lo hemos visto” –dice Bahía.

“Nosotras no lo hemos visto, pero por los comentarios de Peperina, es de terror lo que concibieron” –agrega Camarero Mansilla.

“Sí. Recuerdo perfectamente la descripción. ¡Pero si tenemos cada ridiculeces dando vueltas en los rieles!” –dice Dalceggio.

“¿Y a los pasajeros no les dan ninguna compensación?” –pregunta Bahía.

“Una mísera rebaja, unos 0,20 centavos, creo, pero se matan los chicos, ¿vieron?” –dice Lomas.

“¿Línea?” –pregunta Bahía.

“San Martín, por donde sé” –responde Lomas.

“¿Y el resto?” –pregunta Bahía.

“¡Que los parta un rayo!” –se apura a responder Sevigne.

“Ya dió la respuesta Sevigne” –aclara Lomas.

“Me parece acá que Metropolitano tendría que pagarle a los pasajeros para que viajen en sus trenes” –dice Mardel.

“Fatal” –dice Pico.

“Che, no sabía que también se hacen chistes” –dice Dalceggio.

“¿Qué chistes?” –pregunta Lomas.

“Eso de la electrificación a Varela” –aclara Dalceggio.

“Bah, pero si en este país los proyectos es seguido que todos hagan agua. Sí, he visto unos carteles, pero la realidad es otra. El tramo está tal cuál está, así nomás” –dice Lomas.

“Me lo supuse” –repone Bahía.

“Montoto... ¿qué bien le hizo a Metropolitano?” –pregunta Sevigne.

“Y... “Como dicen Juan y Eduardo ¿Que buena pregunta Mario?”. Montoto tuvo bajo su cargo varias empresas que terminaron fundidas, pero ésta la colapsó” –responde Dalceggio.

“Pero me supongo que sigue siendo el que manda” –dice Bahía a modo de pregunta.

“Mirá, del mapa de Metropolitano se borró. Es lo único que puedo decir” –contesta Lomas.

“Lo que le faltaría a Montoto es que hiciera un suicidio patriótico” –dice a modo de humorada Mardel.

“Pero sí ese tendría que haber sido colgado” –dice Pico.

“Y ahora están mejor todavía –continua Dalceggio- Montoto renunció y la dirección la asumió un tal Iglesias, pero atenti pebete, que a este tipo lo metieron en cana”.

“¡¡¡Masa!!!” –dice Camarero Mansilla.

“¿Qué hizo este chabón?” –pregunta Bahía.

“¿Y? ¿Por bueno no lo van a encerrar?” –responde Pico.

“Y... Mmmm... ¿le será agradable la estadía en su nueva casa a Iglesias?” –pregunta irónicamente Lomas.

“Lo primordial es que aprenda a darse cuenta que es estar encerrado, pero al estilo de Tango Feroz” –responde Mardel.

“Eso es imposible. Cualquier día nos desayunamos con el cuento de que Iglesias garpó una fianza y otra vez anda libre, como si nada. ¡Y después a uno lo toman por boludo!” –dice Dalceggio.

“Obviamente que la sociedad actual no tiene nada de idiota. Somos lo suficientemente inteligentes para saber qué hacemos y qué no dejamos de hacer” –agrega Camarero Mansilla.

“Pero si estos son todos iguales Camarero. Fíjate en todos los casos: Menem, lo metieron preso, estuvo un tiempo ahí y lo soltaron; Cavallo; Alderete, por decirte algún ejemplo. Pueda ser que les pasen la factura” –responde Pico.

“¿Por qué la realidad es algo tan complejo de entender?” –pregunta Bahía.

“Buena pregunta. Pero es así, en el baile estamos” –responde Sevigne.

“Y bueno chicas, ustedes querían saber la realidad de mi nuevo trabajito, acá la tienen. Solamente espero que esta gentuza tome un poco de conciencia y que aprenda que una locomotora y que un vagón cada tanto necesitan una pasada por enfermería porque todos, pero todos, somos vulnerables y no pasibles de que algo nos pueda suceder” –dice para terminar su relato Lomas.

“Al tiempo hay que darle la oportunidad de que pase algo” –dice Camarero Mansilla.

Y Lomas se fue, su parate fue breve, pues su baile afuera, no para. Sigue...

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