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viernes, 30 de mayo de 2008

Trenes de Honor XXV: Bomba atómica en FEPSA

Para Ayelén, que hace largo tiempo que está ausente, anda demasiado lejos de todas las calamidades que suceden entre sus hermanas. No para Cañuelas que está viviendo en carne propia un conflicto de este calibre. Por ese motivo, telefoneó a Bolívar en Maldonado:

¿Cómo están ustedes por allá?” – deseó saber Cañuelas.

Acá... Yyyy... bien... bien gracias, ni chicha ni limonada. ¿Anda agitado el avispero por allá abajo...?” – preguntó Bolívar.

Emmmmm... Digamos que... que sí... Sí. Sí. El avispero está agitado. Hay reunión con los bomberos de cartera laboral porque acá me parece que si no se hace algo urgente, hay incendio en puerta” – cuenta Cañuelas.

¿Y quiénes lo desataron, si se puede saber?” – pregunta Bolívar.

La muchachada de José Pedraza” – contesta Cañuelas.

Pedraza... Ah! José Pedraza, alias José Dondemepongo” – dice Bolívar.

¿Por qué José Dondemepongo?” – pregunta Cañuelas.

Por la pregunta del dónde me ubico...” – contesta Bolívar.

Claro, claro... en este caso viene por un aumento salarial o tal vez no sabrá qué lugar ocupar en la huelga nacional” – dice Cañuelas.

¿Ves ahora por qué le dicen Dondemepongo?” – contesta con una pregunta Bolívar.

Ahora estoy impaciente de ver cómo pararan totalmente sus tareas acá, máxime que los cerebros ingenieros se creen ser más papistas que el Papa, medio tipo como los de ALL” – comenta Cañuelas.

Meeemmmm... Sabiendo de ahí, por esos rumores que se escapan puertas afuera, esos muchachos que se dicen saberlas a todas, dan un tranco para adelante y cuatro para atrás” – dice Bolívar.

¿Por qué no lo dices en gráfico? Mejor dí que hacen cagadas del tamaño de la pata de un elefante” – dice Cañuelas.

Y... ¿por qué no me cuentas en otro momento cómo sigue la novela? Ejem... perdón, me parece que vas a tener que tener hacer algo, bueno, para salvar tu cuero” – advierte Bolívar.

Mi cuero lo tengo bien a salvo” – dice Cañuelas.

Yo diría que no tanto...” – dice Bolívar.

¿Y entonces?” – dice Cañuelas.

Lo digo porque me parece que andan medio cerca de que les caiga una bomba atómica. Espero que sea un mal presagio mío, pero ahí siempre rozan los límites” – dice Bolívar.

Mientras Cañuelas seguía hablando por teléfono, pasó un ingeniero y cortó la comunicación. Bolívar quedó colgada en el tubo “Que mal lo veo... efectivo: pasó un papista... Ay Cañuelas, me parece que esta vez sí vas a ser alimento de las palomas de Plaza de Mayo” dijo y colgó el teléfono.

En White, Cañuelas tenía el tubo y miró al ingeniero, que le dijo “Eso te pasa por andar repartiendo correspondencias indebidas”.

Perdón... sos el menos indicado para decirme qué debo hacer si este sitio ya no dista nada de ser un conventillo de La Boca, tomátelas... carlín!” – contestó Cañuelas.

¿Cómo dijo de qué?” – increpó el ingeniero.

¡Dije que este sitio es un conventillo!” – gritó Cañuelas.

¿Qué esto es un qué?” – gritó el ingeniero.

Cañuelas miró hacia ambos lados y delante de Carolina y Camila gritó “¡Esta empresa anda más cerca de ser un cabaret en quiebra echando gatas!” – gritó Cañuelas.

El ingeniero llamó a los demás directivos y dijo “Miren que la visitante que trajeron nos trata de cabareteros”.

Carolina se sumó al quilombo “¿No desean acaso un Salomé?”.

Uy que fina sos Carolina!” – dice Viviana.

Desde afuera, Daiana y Soledad llamaron a las demás. Lucía gritó “¡Cañuelas armó la gorda con los cerebros!” y salieron en patota a meter las narices.

Desde la oficina, salieron los ingenieros enojados. Solo uno de ellos tenía la voz de mando fue quien se dirigió hacia Cañuelas “¿Te atreverías a hacer cualquier tontería?”.

Cañuelas los miró a todos y dijo “Yo no hago ninguna monería, ustedes son los tarados que hacen cosas de chinacos”.

¿Usted sabe qué sucede con aquellos que se creen saberlas a todas?” – dijo el supervisor.

¿Vos te pensas que me asustas con esa amenaza? ¡Dejen de hacer cuentos chinos gardeleros, cuando ustedes van, yo ya he dado cuarenta vueltas enteras!” – desafía Cañuelas.

¡Vamos Cañuelas! ¡Dales por el tuso a estos boludos!” – agitó Evelina.

¡No se olviden que hay quilombos! ¿Saben? Y la tortura de nuestros cojones va a seguir mientras ustedes sigan con el clásico según el culo vienen los azotecillos” – la remató Camila.

En realidad, que hay quilombos, era una cosa muy certera. Y qué mejor que calmar los ánimos.

Como si el despelote armado por las locomotoras era poco, afuera, los delegados y obreros la completaron al son de los redoblantes. Por eso, un alto directivo corrió hasta afuera para poner paños fríos a la cuestión. “Escuchen! El 15 por la mañana vamos a reunirnos en cartera laboral para destrabar este conflicto” – anunció.

Ahora, si esta reunión resulta un fracaso, vamos a huelga general” – dijo uno de los delegados.

Distantes estaban las locomotoras, que estaban dispuestas a hacer su festín “¡Huelga general! ¡Huelga general! ¡Huelga general!” – cantaba Agustina y agitaba una matraca.

¡Fiesta! ¡Que fantástica esta fiesta!” – canta Santa María.

Mira, te aseguro que acá tenemos varias cosas por discutir, desde la situación de la Unión Ferroviaria hasta el asunto de los haberes, pero que no se te olvide el asunto de que ustedes no cumplen ni por chiste las seis horas laborales” – dijo un delegado.

¡Che! ¡También traten en cartera laboral nuestra situación! ¿Sabés? ¡Nosotras laburamos gratarola y seguimos laburando hasta que largamos los bofes porque no se les mueve ni un dedo al revés por hacer revisiones técnicas!” – aprovechó la ocasión M. Eugenia para increpar al directivo.

Este directivo se dio vuelta y les gritó “¡Ustedes las pelotas!”.

¡Las pelotas negras de Mahoma!” – gritó M. Eugenia y tomó al directivo, al cuál ató y dejó suspendido en un poste telegráfico. “¡Recuerden señores ingenieros, que esto le puede pasar a cualquiera de ustedes!” – la continuó.

El directivo permaneció colgadito unas cuatro horas. Al pasar Dalceggio rumbo a Constitución, vió algo llamativo y dijo “Esto lo veo y no lo creo... creer o reventar”.

El día 15 se llevó a cabo la reunión en cartera laboral. Con las locomotoras llegaron a un acuerdo “Miren, bajen al directivo de allá arriba” – les propuso un ingeniero.

Julieta estaba por ponerse al frente de la negociación, pero prefirió que lo hiciera Cañuelas “¿Así qué quieres que bajemos al directivo?”.

Les aconsejo eso por el bien de ustedes, ya de por sí, esto les va a seguir arruinando su reputación...” – dijo el ingeniero.

A ver... ¿Y qué proposición te traes entre manos?” – pregunta Cañuelas.

La proposición es que bajen al directivo, punto y a otra cosa” – dijo el ingeniero.

No gustar propuesta, gracias por participar” – le dijo Cañuelas y se retiró.

Colgado, el directivo gritaba que lo bajaran “¡Trancen una revisión técnica periódica o seguiré colgado acá hasta el día del juicio final!”.

El ingeniero llamó a las locomotoras “Escuchen, tengo una propuesta”.

Si es la misma de siempre, por nosotras usala cuando vayas al WC” – contesta Wendy.

Escuchen, si ustedes bajan al directivo, nosotros nos comprometemos a hacer las correspondientes revisiones técnicas” – les propone nuevamente el ingeniero.

¿En serio lo decís?” – pregunta Silvina.

¿Dudan de nosotros? ¿Dudarían que no cumplamos con lo que prometemos?” – pregunta el ingeniero.

¡Dudamos porque ustedes no cumplen nada de nada en la reputa vida!” – gritó exaltada Marité.

¡Esperen! – dice Cañuelas – Traigan una hoja y estampemos las firmas, cosa que si tal día no cumple con la revisión técnica, a cualquiera de los sujetos los tendremos de banderines allá arriba. ¿Les parece?”.

Liliana fue corriendo a buscar una hoja y todas firmaron. Cañuelas obligó al ingeniero a firmar, le dice “¡Una vez más y cualquiera de ustedes terminarán de banderines acá!”.

Ya empezamos con las revisiones técnicas para ustedes, pero por favor, bajen al directivo” – pide el ingeniero.

Bueno chicas! ¡Bajen al atorrante este!” – grita Cañuelas y Mabel con Alicia bajan al directivo.

Una vez en tierra, el directivo dijo “¡Para estas no hay revisión técnica de ninguna especie!”.

Cañuelas lo volvió a agarrar y el directivo grita “¡Esta bien! ¡Esta bien! ¡Hagan las revisiones técnicas!” y lo volvió a soltar.

Cualquier cosa que estos sujetos no cumplan, ya saben qué deben hacer!” – dice Cañuelas.

Patricia le dice a Analía “¿Te acordás de Ramiro Chicharelli?”.

Sí... Me huele que acá tendremos varios Ramiros Chicharellis” – contesta Romina.

Hasta el momento, solo hicieron tres revisiones técnicas de las pautadas. ¿Volverán los líos? Por fortuna, Ayelén está muy lejos de ver las calamidades.

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