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miércoles, 16 de abril de 2008

Trenes de Honor XVIII: Cuentos Cariocas según Loretta III

Bueno señores, otro nuevo monólogo ¿verdad? He de confesarles que acá sigo arrumbada como la chatarra que ya selló su final, pero en ese poquitito de carcasa que aún me queda, descubrí que así en mis mejores tiempos de andanzas levanté de la cola al dueño de casa, ahora aprovecho para reírme a expensas de ellos, porque lejos de ser un gran alivio para nosotros, son todo un dolor de cabeza, porque descarrilar, para ellos, es la acción más natural del mundo, como para Kirchner anunciar la corrida de trenes de alta velocidad con destino a Rosario. Como estos muchachos no aprenden, yo tengo todo el tiempo del mundo para seguir molestándolos, embromándolos... y para cuidarlos, también.

Después de ese primer ataque que hicieron estos chanes cariocas, le siguió un Katrina, porque atacar fue insuficiente, había que arrasar. Sí, claro, arrasaron. Y que bien lo hicieron que, así como los chinacos descubrieron la pólvora hace años luz, estos descubrieron la existencia de un cochecito motor guardado por ahí esperando tal vez, que pase la carroza y bueno... ya cuando estos chanes descubrieron esta pieza valiosísima de museos ferroviarios, vaya uno a saber qué los motivo realmente, dado que ofrecerse sin que nadie les diga “Culo negro” a una reparación integral, hay que tocarles la frente a los efectos de ver si no tienen algo de fiebre corporal... Si es que la temperatura corporal les subió un poco más de los clásicos 36º.

Volviendo, primero hice el planteo del colapso y la llegada de ALL, por cierto, no se descarta la hipótesis del “Colapso relativo con la capacidad productiva”: es que el mismo termina comprobado cuando todavía quedan dando vueltas paisanos que aún confían sus cargas en ellos... casi nada, ante un descarrilo, dejemos los vagones a la vera de la vía, tal cual quedaron, luego es posible creer que siempre vivan pidiendo auxilios a los vecinos... Todavía los vecinos le siguen confiando sus vehículos, yo les digo algo: los vecinos seguiremos confiando nuestros vehículos a ustedes hasta el día que nos devuelvan alguno... bueno, hasta que de él nos devuelvan cinco bujías, tres ruedas, un cuarto de motor bajo algún cuento o alguna excusa si es posible de inventar. Algo así como la poción mágica de Harry: una avispa, tres pelos de De La Sota, un cuarto de leche de Vicco, un pollo de Mazorín y el sapo que nos hicieron masticar a todos... Bueno, en parte, si hay un cuento: Salvar las papas del fuego.

Esperen, cómo resuelven estos monos el tema de las cargas, las toneladas y los vehículos, es una simplísima ecuación matemática, y se traduce así:

X – Toneladas de cereal a transportar = Pocos vagones

X = Toneladas de cereal a transportar + Pocos vagones

X = Aumento de tonelaje a transportar!

Ahora me gustaría saber esto otro: ¿será extraño que los problemas venían de la herencia colonial y ALL es solo una víctima? ¿o más extraño es que ALL los está evitando? ¿o más extraño aún es que a ALL los problemas les importan un rábano? De todas las posibilidades barajadas, me parece que todas son válidas.

Casi, como si hubiesen consultado a un mago adivino, de esos que predicen el futuro, ALL no se sabe si quiere ocuparse de verse envuelto en enriedos, o hace cosas de chinos. Ahora, lo más llamativo es que ningún monito carioca ha puesto el grito en el alto y estrellado cielo porque les aseguro que gente criticándolos por la red, hay de re sobra y en un país como este, donde decimos estar en democracia, que no estén censurando contenidos internéticos, es todo un milagro, por ahora. Por el momento, solo les digo que estos monos no son muy amantes de darse a conocer ante el público.

Sigamos. Alguno de esos que saben cosas de orden técnico y etcéteras, habló del famoso Drewry. Pero tampoco descartó posibles inconvenientes en la corrida de sus trenes por la culpa de Don Drewry... casi nada, como que nada es el flanazo litoralero, algún brujo adivino cree que los aficionados son los culpables de los dolores de cabeza que le ocasionan a los monos... Ahora ¿qué tiene que ver el juicio a comerse por un accidente? Miren, si el juicio es para enseñarle de una buena vez por todas la lección sobre cómo deben marchar las políticas de transporte, bienvenido sea, pero como presumo que va a ser un “Pongo la ganza”, así va a ser, en definitivas, santas pascuas.

Lo que me late es ¿qué lleva a ALL a desconfiar de los aficionados? Algún resabio dijo que “ALL da que hablar a cada segundo”. Yo digo que de ellos podemos hablar todos los días del año, y por desgracia, siempre damos vueltas en lo mismo, en definitivas, ya parezco un disco rayado siempre insistiendo con el mismo disquito.

Y con respecto a Don Drewry, chiflaron que proviene del Museo Ferroviario. Grupos de preservación no hay no ¿no? Por el momento, les aseguro que la memoria histórica en él no cuenta para nada, en absoluto.

Pero sigamos el remate. Confiar en la eficiencia y en la eficacia de los trenes de ALL es como encomendarse a otros diablos personificados, allá un poco más abajo, donde los ríos corren más sucios y pestilentos que nunca. Pero lo que jamás podré olvidar son todas las veces que levanté de la cola a los cargueros, pero si quieren ejemplos de pateticidad, vayan pa´ Posadas y vean el tren de los palos, lo que hace a la técnica, mejor, dejémoslo en el olvido, máxime que las pobres Universales, sin ofender a mi hermana Sonia and company, largan los bofes. Pero volviendo al asunto de Don Drewry, que mis vecinos, esos que se dicen ser “Amo de casa”, se ocupe de ponerlo en funcionamiento suena un poco dudoso, eso da pie a ¿qué problemas tuvo en estos días?

Y bueno señores, lamento decirles estas líneas, yo no me preocupo, total, que me pasen por el soplete, que más da, si sé perfectamente que alguna hermana mía vendrá por detrás para seguir hachándoles las patas. Lo que me preocupa que de su lema “ALL Gente que nunca para...” tenga que adosarle “...de descarrilar”.

Otra cosa más me resta por decir: no digan que la culpa de esto la tiene doña Felisa, así ciertos sujetos entrerrianos, como la Batilana y otros siguen durmiendo la siesta lo más campantes. Por lo pronto, mientras haya que seguir con estos buenos vecinos, esta historia no tendrá final jamás.

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